No podíamos tener mejor final en la excursión que hicimos a la "Mancha Húmeda". Volvíamos a Ciudad Real por la carretera nacional 430 desde Ruidera en dirección a Manzanares, cuando decidimos desviarnos en la Solana y tomar la carretera CM-3127 para ir a visitar el magnífico conjunto arquitectónico, conocido como el “Vaticano de La Mancha” en la localidad de San Carlos del Valle, que desde hace 300 años espera pacientemente a los visitantes para obsequiarlos con intensas dosis de arte, tradición y emoción.
La visita a esta localidad empieza incluso antes de llegar, desde la carretera se puede distinguir la silueta de su inmensa Iglesia, que en nada se parece a otras iglesias de la zona. Se trata de la Iglesia del Santísimo Cristo del Valle cuya arquitectura resulta especialmente sorprendente, sobre todo en la parte superior donde una extraordinaria cúpula se puede observar a kilómetros de distancia.
Aparcamos cerca del centro, en la principal calle del pueblo y descubrimos que San Carlos del Valle es una población bonita, limpia, con casas típicamente manchegas, sencillas y pintadas de blanco y añil, donde además abundan los arboles plantados en las aceras. Decidimos dar un breve paseo por las calles del pueblo antes de adentrarnos en la Plaza Mayor, verdadera joya de la localidad. San Carlos del Valle también es conocido como el "Pueblo del Cristo", en referencia a la majestuosidad de su Iglesia y Plaza. En 1993 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), como un lugar de reconocido interés histórico nacional.
Este pequeño pueblo fue levantado sobre un plano totalmente regular con perfecto alzado y pureza de líneas en la época del monarca Carlos III, uno de los (pocos) mejores reyes que han regido nuestro país, quien, emulando a la ilustración francesa, promulgó el Plan de Colonización mediante el cual la urbanística moderna había de llegar a cualquier localidad, tanto grande como pequeña, tanto rica, como pobre. Este plan se aplicó a San Carlos del Valle, convirtiéndolo en el máximo exponente manchego del urbanismo dieciochesco y por supuesto, dejando el nombre de su santo al pueblo.
Tiene una encantadora Plaza Mayor del siglo XVIII que es particularmente llamativa por su gran interés arquitectónico y popular, comparable solo a la belleza de las plazas de Almagro y Villanueva de los Infantes, todas ellas también localidades de la provincia de Ciudad Real y que juntas forman la inigualable trilogía manchega de plazas con encanto. Tiene una forma casi rectangular, de 53 metros de largo por 21 de ancho, formada por alineaciones de columnas toscanas que sostienen pisos, galerías de dintel, bases de madera y balaustradas.
Se accede a ella a través de alguno de los tres arcos de ladrillos de sus flancos o esquinas. En un lado de la plaza, justo en el fondo, está el Ayuntamiento, cuya fachada tiene un balcón en voladizo sobre ménsulas de madera; en otro lado se encuentra la antigua Hospedería con un típico patio con columnas, arcos y galería superior. La plaza ha sido restaurada y está bien conservada, por lo que es uno de los mejores ejemplos del barroco tardío de la provincia.
La desproporción entre la enorme y ornamentada plaza y el resto de la localidad levantada en torno a ésta, se debe a que la plaza fue creada como atrio y corte para la magnífica Iglesia del Cristo del Valle, construida sobre el antiguo santuario de Santa Elena, donde, según la leyenda, apareció un Cristo milagroso dejado en un pajar por un extraño peregrino.
La Iglesia del Santísimo Cristo del Valle se construyó durante un período que duró 16 años, desde 1723 hasta 1739, siendo restaurada en varias ocasiones. Pertenece como hemos dicho anteriormente al barroco tardío de la provincia, con algún elemento neoclásico, su planta es de cruz griega y en su interior puede verse la imagen del Cristo milagroso. Nosotros, a pesar de haber visitado la localidad en varias ocasiones, no tuvimos oportunidad de verlo, ya que raras veces la iglesia se encuentra abierta. Una ocasión para visitarla es acudir a la fiesta grande del pueblo, el 14 de septiembre, cuando se hace una procesión donde acude mucha gente a ver al Cristo de la Iglesia del Cristo del Valle.
En el exterior de la iglesia destacan varios elementos, su gran cúpula flanqueada con cuatro torres campanario y sendas figuras de simbología incierta. Un cuerpo superior con dos columnas salomónicas típicas del estilo barroco final que rodean un relieve que representa a Cristo crucificado en el milagro con los ladrones y un cuerpo inferior de columnas toscanas. Un conjunto que constituye un tesoro de inmenso esplendor.
Año tras año, la Iglesia del Santísimo Cristo del Valle sigue generando el milagro de regalar belleza a las almas inquietas que honran con su visita y sorprendiendo a quienes la admiran, eso exactamente fue lo que sentimos nosotros cuando observábamos el precioso entorno.
Y si es un placer recorrer y contemplar los monumentos de la plaza, llegaría el momento de deleitarnos y gozar con una comida tan buena como inusual en un pueblo tan pequeño. Hablamos de la Hospedería de Santa Elena.
Un local con típica arquitectura popular, construido en 1704 y que fue utilizado en sus orígenes como lugar de reposo para los viajeros y peregrinos, así como para hospedar a los obreros y constructores de la plaza y de la iglesia, ahora reconvertido y restaurado como hotel, restaurante y bodega que ha llegado a ser frecuentado por los mismísimos Reyes de España.
Lo mismo parece que es una publicidad pagada, pero aseguramos que no es así. Un auténtico disfrute comer allí y charlar con su dueño y su gerente (padre e hijo). Y una auténtica delicia recorrer sus instalaciones. Pero no queremos seguir comentando sobre ello para evitar especulaciones, así que dejamos que las fotos hablen por sí mismas. Si deseáis más información para reservar mesa o bien alojaros en el hotel, visitad su web: Hospedería de Santa Elena.
No existen adjetivos suficientes para calificar este magnífico final de viaje, pero como dicen los lugareños de este precioso pueblo...
"No es posible conocer las maravillas que nos ofrece la tierra de Don Quijote hasta que no se ha visitado la Plaza Mayor de San Carlos del Valle"
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