Una vez conocida la existencia del Castillo de Nesvizh y del Castillo de Mir, relativamente cerca ambos de la ciudad de Minsk donde nos alojábamos, teníamos claro que debíamos visitarlos. Empezamos la búsqueda de información y estaba claro, por la ausencia de información en la red sobre este país, que visitarlos en el mismo día y por libre no iba a ser posible. Encontramos dos o tres páginas de turismo bielorruso que hacían estas excursiones, pero muy caras así como contratar un coche con conductor, que además sólo hablaba ruso, tenían precios desorbitados.
Encontramos, la página de freewalkingtour que además de los paseos por Minsk, hacia la excursión a los Castillos de Nesvizh y Mir. En el momento de nuestra visita la realizaban todos los días y además, los jueves, que era el día que nosotros la queríamos hacer tenía las entradas de los castillos incluidas y la comida. Contactamos vía email, le enviamos los pasaportes escaneados y la visita quedó reservada. El precio fueron 120 rublos por persona, que al cambio fueron unos 50 euros.
Nos recogieron a las nueve de la mañana en la Plaza del Ayuntamiento de Minsk, algo que nos vino genial porque nuestro hotel estaba a unos escasos cien metros, y nos alegró que el grupo fuera muy pequeño; un total de cinco personas con nosotros incluidos. Nuestro guía fue Bahdan, simpático, ameno y buen conocedor de su país. En poco más de una hora y media, con escasísimo tráfico recorrimos los 120 kilómetros que separan Minsk de la localidad de Nezvizh. Un paisaje muy verde y muy llano plagado de pequeñas localidades agrícolas con casas de colores.
Mientras nuestro guía sacaba las entradas las entradas, recorrimos una sucesión de puestos de artesanía bielorrusa y nos topamos con uno de los carteles que comunicaban que el lugar era Patrimonio de la Humanidad más surrealista que hemos visto ya que parecía una lápida funeraria y si no juzgad vosotros la imagen.
El Conjunto arquitectónico, residencial y cultural de la familia Radziwill en Nesvizh fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en el año 2005 y en esta es la valoración y los motivos por los que fue declarado Patrimonio: "El conjunto arquitectónico, residencial y cultural de Nesvizh, antaño perteneciente a la familia Radziwill, se halla en el centro de Bielorrusia. De la familia de los Radziwill, que construyó este conjunto en el siglo XVI y lo conservó hasta 1939, proceden algunas personalidades eminentes de la historia y la cultura del Viejo Continente. Bajo su impulso, la ciudad de Nesvizh ejerció una gran influencia en las bellas artes, la artesanía y la arquitectura. El conjunto comprende el palacio y la iglesia del Corpus Christi, mausoleo de la familia. El primero se compone de diez edificios distintos adosados que han llegado a constituir un solo conjunto arquitectónico, dispuesto en torno a un patio hexagonal. Las mansiones que integran ese conjunto y la iglesia del Corpus Christi fueron modelos que influyeron en la arquitectura de toda Europa Central y Rusia."
Comenzamos a caminar por el bello paisaje de lagos que rodean al palacio construido a mediados del siglo XIX y mientras fuimos conociendo un poco más de la historia del lugar. Nesvizh es una de las ciudades más antiguas del país. La primera referencia escrita sobre Nesvizh es del siglo XIII y su florecimiento corresponde al siglo XVI cuando la ciudad se convirtió en la residencia de la familia principesca Radziwill. Se dice de ellos que fueron los reyes no coronados del Gran Principado de Lituania.
Entre los siglos XVI-XVII Nesvizh vivió un intenso proceso de urbanización aunque su monumento principal y más emblemático es el Conjunto del castillo diseñado por el arquitecto italiano Bernardoni con el objetivo de superar los palacios reales de aquella época. Está rodeado de un vasto sistema de depósitos de agua y murallas de tierra que lo hizo prácticamente inexpugnable.
Ya en el interior hicimos un recorrido de unos 45 minutos con un guía local, que hablaba a tal velocidad que no le entendimos prácticamente nada. Aquí fuimos contemplando las distintas estancias con un buen número de obras de arte, decoraciones repletas de ostentosas decoraciones doradas, cortinajes pesados, alfombras, maderas nobles, mobiliario dieciochesco, en fin un paseo por la historia que nos enseñó cómo se vivía en Europa Central. Pero no saldremos de este bellos palacio sin hablar de sus fantasmas, en este caso una bella dama de negro que aparece todas las noches en las que no hay luna.
Para datos prácticos sobre horarios, precios, visitas y actividades que se realizan en el Castillo de Nesvizh, consultad la siguiente página: http://niasvizh.by/
Tocaba seguir conociendo algunos de los edificios repartidos por el pueblo de Nesvizh que, aunque en la actualidad es una pequeña ciudad, conserva la mayoría de los monumentos creados en su época de esplendor.
Empezamos por la Iglesia del Corpus Christi, un templo jesuítico construido a finales del siglo XVI y que recuerda a las iglesias barrocas italianas porque su construcción se inspiró en la iglesia del Gesú en Roma. Ya en el interior, admiramos sus frescos que son impresionantes y parce ser que en una pequeña cripta, que no vimos, se conservan los enterramientos de los miembros de la familia Radziwill., siendo la tercera mayor de Europa tras las de los Borbones en Francia y la de los Habsburgo en Austria. Como curiosidad, esta iglesia funcionó como tal desde su construcción hasta nuestros días.
Junto a la iglesia está la Torre Zamkovaya, una curiosa construcción en ladrillo rojo de estilo gótico levantada en el siglo XVI.
Caminamos hacia la plaza principal de la ciudad donde se encuentra el Antiguo Ayuntamiento, uno de los más antiguos del país que fue construido en el siglo XVI, siendo en la actualidad un museo.
Junto al Antiguo Ayuntamiento se conserva una casa de estilo barroco, conocida como la Casa del Mercado o la Casa de los Artesanos.
Y en esta plaza fue donde comimos, en un hotel completamente nuevo, y daríamos por finalizado nuestro paso por esta histórica ciudad de Nesvizh. Tocaba seguir camino hacia otras de las bellezas de Bielorrusia, el Castillo de Mir, también Patrimonio de la Humanidad.
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