El nombre de Cinque Terre engloba el territorio de parte de la costa de la región de Liguria (Italia), en la provincia de la Spezia, donde se sitúan cinco pueblos pintorescos entre el mar y la montaña. El gran valor paisajístico y cultural de estas cinco tierras ha hecho que la UNESCO lo haya declarado como valor universal excepcional y por tanto, Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1997. Su criterio fue el siguiente: "La disposición de los pueblos pequeños y la configuración del paisaje circundante, superando las desventajas de un terreno escarpado y desigual, resumen la historia continua de los asentamientos humanos en esta región durante el milenio pasado."
En nuestro viaje por el Golfo de Génova, no podía faltar una excursión para conocer este trocito de Italia conocido mundialmente por su nombre original "Cinque Terre" y desde nuestro alojamiento en la Spezia tomamos el tren justo después de desayunar. Este medio de transporte es el ideal para acceder a los pueblos de Cinque Terre ya que el trafico de coches está prohibido dentro del área urbana. El precio actual (2019) de la Cinque Terre Card es de 16,50€ que da derecho a todos los transportes y rutas senderistas. Si se opta por billetes individuales, el trayecto de tren son 4€, el microbus a Carniglia 1,50€ y cada ruta senderista 7€. Junto a la tarjeta de dan toda la información de las rutas a realizar y el horario de los trenes
Cinque Terre esta compuesta como hemos dicho anteriormente por cinco poblaciones enclavadas en zona montañosa, llamando la atención la construcción de las viviendas, que se encuentran escalonadas entre el mar de Liguria y los Alpes Apuanos. Debido a sus características geográficas con mar y montaña es todo un destino paradisíaco.
Empezamos nuestro recorrido con el primer pueblo, el más oriental y cercano a la Spezia. El recorrido del tren dura solo un cuarto de hora y en su mayoría se hace a través de túneles que atraviesan la montaña. Nada más llegar y cruzar la estación, el cartel turístico y unas vistas alucinantes. Se trataba de...
Riomaggiore
El primero (o el último dependiendo del sentido de la excursión) y más grande de los cinco pueblos, fue fundado a principios del siglo XIII. Su población es de unas 2.000 personas y también es famoso por su vino. Estructurado en terraplenes de diferentes niveles, este pueblo es el más oriental de Cinque Terre. Sus viviendas de cuatro plantas, llamadas "casas torre" llaman la atención de los visitantes debido a los colores típicamente ligures en sus fachadas.
En la parte más alta de la localidad se encuentra la Iglesia de San Giovanni Battista, que data del siglo XIV y es donde comienza la famosa Via Dell'Amore (o finaliza, dependiendo de a dónde va o viene), pero eso, lo comentaremos un poco más adelante, porque antes de coger esa ruta, era imprescindible bajar hasta el mar y hacer la foto de rigor con Riomaggiore a nuestras espaldas.
Una vez conseguido nuestro objetivo de contemplar de cerca el mar, la montaña y las curiosas construcciones del pueblo, volvimos a subir las empinadas cuestas, no sin dejar de curiosear las diferentes tiendas, la riada de visitantes y de comprar un par de botellas de agua para tomarlas durante el recorrido que haríamos a continuación.
En Riomaggiore comienza la Via dell’Amore, un camino peatonal muy romántico que llega hasta el siguiente pueblo de Cinque Terre, Manarola. Desde el camino, se pueden contemplar unas vistas espectaculares ya que los casi 2 kilómetros transcurren en la montaña y vas viendo el mar, aunque sentimos deciros que actualmente está cerrada al público por problemas de seguridad y que no se reabrirá hasta el 2020.
Se construyó en 1920 como camino alternativo mientras se hacían las obras de los túneles para la vía del tren. Por experiencia propia, os comentamos que hacer esta ruta de unos dos kilómetros con vuestra pareja al borde del mar es tan romántico como puede ser un paseo en góndola en Venecia y lo recomendamos (cuando lo abran) fervientemente.
Parábamos en cada rincón para contemplar las vistas y hacer fotos de un paisaje inigualable, pero también por supuesto... ¡Para besarnos frente al mar! Como tantas y tantas parejas que nos acompañaban en el recorrido. La belleza del paisaje y lo adecuado que resulta el recorrido para personas amantes de caminatas, hicieron de este tramo, el más visitado de Cinque Terre. Desafortunadamente, como comentamos anteriormente, el Camino del Amor debido a las lluvias torrenciales durante 2012, sufrió severos daños en el recorrido y tuvo que cerrarse. Antes de llegar al siguiente pueblo se pasa a través de un mirador donde se encuentra la estatua del amor, otro lugar imprescindible para hacer una foto en pareja.
Y llegamos al siguiente pueblo de Cinque Terre...
Manarola
Pueblo situado en lo alto de un promontorio de roca oscura, esta localidad es la segunda más pequeña de las Cinque Terre. Pero antes de seguir hablando de Manarola os contaremos la leyenda del Camino del Amor que une los pueblos de Riomaggiore y Manarola. Veréis: Hace mucho tiempo, los jóvenes de Manarola solían ir al río que pasa cerca de Riomaggiore para conseguir agua. Como en cualquier leyenda antigua común, los residentes de estos pueblos eran hostiles entre sí. Uno de los muchachos conoció a una hermosa joven de Riomaggiore, se enamoraron y comenzaron a salir en secreto. Los hermanos de la chica lo descubrieron y le encerraron. Se las arregló para salir y se dirigió a por su amada, escapando juntos, pero su cita terminó trágicamente porque ambos se resbalaron y cayeron al mar. Desde entonces, los residentes de ambas ciudades han vivido en paz, y el camino tiene su nombre: Via Dell'Amore.
Seguimos ahora con la descripción de este bonito pueblo al que llegamos a través de la Via dell´Amore. La localidad de Manarola se erigió, tanto sus viviendas como el puerto, en torno al curso del río Groppo, ahora cubierto. De hecho, la calle principal, llamada Via di Mezzo, seguía el curso del agua. La iglesia parroquial, de estilo gótico, es del siglo XIV aunque le fueron añadidos el oratorio y la torre del campanario posteriormente.
Además, hay una cosa más curiosa en Manarola: el ascensor para barcos. Para transportar un bote desde la bahía pedregosa, debe colgarse en un bloque y levantarse para luego colocarlo en la plaza. Volvimos a coger el tren para llegar hasta el siguiente pueblo, en la siguiente parada visitaríamos...
Vernazza.
Fundado alrededor del año 1000, por familias romanas de origen esclavo liberadas, este pueblo se erige sobre un promontorio, aunque actualmente ha adoptado una forma curiosa ya que toda la localidad se inclina y va a dar a su puerto. Al igual que Manarola, Vernazza fue diseñado en torno a un río, en este caso el arroyo Vernazzola que también fue cubierto. Destaca la hermosa iglesia de Margarita de Antioquía, que data de principios del siglo XIV, patrona del pueblo y “protectora de las que van a parir”. Visita obligada si se llega a este bonito pueblo.
Pero en el siglo XVI y XVII se fue ampliando su forma y cuerpo, como el alto campanario de planta octogonal coronado por una torre de casi cuarenta metros que se distingue desde casi cualquier lugar. Su casco antiguo cuenta con calles empinadas y edificios altos y defensivos, tipo torres, al igual que las otras cuatro localidades de Cinque Terre. En la plaza frente a la bahía hay muchos restaurantes de cocina italiana.
Lo que sirve para distinguir Vernazza entre los cinco pueblos coloreados de Cinque Terre, son las ruinas de su castillo de origen en el siglo IX y perteneciente a la familia Doria. Destaca la torre Belforte, un faro al que merece la pena subir para tener una perspectiva de 360 grados de la ciudad. Como curiosidad, uno de los cañones que servían de defensa se halla hoy en el British Museum de Londres, siendo reconocible la inscripción que delata la procedencia de Vernazza.
Nuevamente a la estación de tren para llegar a la siguiente parada...
Monterosso
Es la localidad más occidental de Cinque Terre. Es el primer pueblo de Cinque Terre si llegamos del norte, de Génova; o el último si venimos del sur desde La Spezia. Construido en un golfo y a lo largo del arroyo Manada (también cubierto), Monterosso contó hasta con trece torres para defenderse. Actualmente solo queda en pie la torre Aurora, edificada sobre la colina de San Cristóforo, y el campanario de la iglesia de San Giovanni.
Monterosso es el pueblo más turístico y visitado de los cinco, puesto que cuenta con la playa más extensa y toda ella de arena. Al norte, por donde accedimos a través de un túnel desde la estación de tren, la zona donde se expandió la ciudad, con la playa, alojamientos y restaurantes. Debido a la orografía bella pero agreste de Cinque Terre, las playas son apreciadas por su escasez. Por ello la playa de Fegina en Monterosso, es sin duda, la mejor de la zona, tanto por su gran tamaño, como por su arena fina.
En el sur se sitúa la parte más antigua de la ciudad y verdadero centro, donde están las iglesias medievales, iglesias que merecerían nuestra visita al casco antiguo. Pasamos por la torre almenada, de origen medieval y que bien se pudo aprovechar como una de las torres defensivas de la ciudad. A su lado se encuentra una magnífica iglesia.
La Iglesia de San Juan Bautista, construida en los siglos XIII y XIV, de estilo gótico, con tres naves y una fachada que alterna mármol blanco y oscuro y que está coronada por un rosetón. Su interior espectacular con arcos de medio puento realizados también en dos colores de mármol.
Famosos son los limones de Monterosso, ya que incluso el premio Nobel italiano Eugenio Montale llegó a escribir odas de ellos en su colección de poemas “Ossi di seppia”. Nosotros, después de una importante andadura por los pueblos de Cinque Terre necesitábamos un descanso y un reseso para comer. Así lo hicimos, no sin antes preguntar los horarios de salida del barco que navega por la costa de Cinque Terre.
Es una de las actividades que no se puede dejar de hacer si se visita Cinque Terre, el paseo en barco por la costa para disfrutar de las maravillosas vistas de los pueblos desde el mar. El precio no es en exceso caro, alrededor de 10€ por persona. Un paseo muy agradable con parada breve en cada uno de los pueblos.
A la hora señalada salió nuestro barco y en los minutos siguientes disfrutaríamos de uno de los paseos marítimos más bellos que hemos hecho. La costa, las montañas y los pueblos se presentaban ante nuestros ojos en perfecta simbiosis y nuestras cámaras no paraban de sacar instantáneas del momento. Aquí os dejamos varias de ellas...
Y os preguntaréis, si en Cinque Terre hay cinco pueblos, solo habéis narrado cuatro. Y así es, el quinto pueblo cuyo nombre es...
Corniglia
Es el único pueblo sin acceso directo al mar. Se encuentra a un centenar de metros sobre el nivel de éste. Además de ser el pueblo más pequeño de Cinque Terre, sus viviendas son más bajas, por lo que es la localidad que más se diferencia del resto de pueblos. Para llegar a él, hay que subir la Lardarina, una larga escalinata compuesta de 33 rampas y 377 escalones o bien tomar el micro bus que sale de la estación de tren de Corniglia y que cuesta 1,50€ solo ida o 2,50€ ida y vuelta. La escalinata es insufrible y todo el que llega arriba llegaba empapado de sudor y sin aliento (al menos a los que preguntamos). En cuanto al micro bus debes esperar un rato a pleno sol y dentro se va como sardinas en lata y sin aire acondicionado (lo lugareños le llaman el Bús Sauna). Sintiéndolo mucho desistimos de visitarlo y nos conformamos con las fotos que realizamos desde el barco. (Corniglia es la última foto del post).
Una vez de vuelta a Monterosso, nos dirigimos a la estación de tren para volver a nuestro alojamiento en la Spezia y descansar de los esfuerzos del espléndido día que pasamos, pero a la siguiente mañana habría más.
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