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Turisteando el mundo

Foto del escritorPilar

Zamora, qué ver en un día en plena Semana Santa.

Un día espléndido el que pasamos en Zamora en plena Semana Santa y en el que además de recorrer algunas de sus joyas románicas, que le otorgan el sobrenombre de la capital del románico, conoceríamos su procesión del Santo Entierro en vivo y en directo. Todo dentro de la ruta de cuatro días por tierras zamoranas y portuguesas que os he contado en Ruta de cuatro días por la Reserva de la Biosfera de la Meseta Ibérica: Zamora y Braganza.

Un poco de Historia

Antes de comenzar la visita, unas brevísimas reseñas históricas de esta magnífica ciudad para conocer algunas de sus peculiaridades. Los primeros pobladores de Zamora fueron los vacceos que la llamaron Ocellodurum, la llegada de los romanos cambió la historia de la ciudad cuando fue incluida en la Vía de la Plata y la renombraron como Ocellodurum Durii, los ojos del Duero. En esta época, siglo II a.C., aparece un personaje vinculado a la historia de Zamora: Viriato; uno de los guerreros lusitanos más temidos por los romanos por sus ocho victorias contra ellos. Hoy en Zamora hay una plaza dedicada a él y sus victorias en la zona están representadas en franjas rojas en la bandera del escudo de la ciudad.


La presencia árabe a partir del siglo VIII no parece muy significativa pues la zona se había despoblado y llaman a la ciudad Samurah o Zamarat, ciudad de las turquesas¸ parece que de este momento queda en nombre de la actual Zamora. Las primeras murallas son de finales del siglo IX cuando Alfonso III el Magno, la conquista aunque después sería tomada por Almanzor en el siglo X. y la fortificó, aunque las murallas no pudieron evitar que fuera tomada por Almanzor en el siglo siguiente. Sería en el siglo XI cuando Fernando I de Castilla la repobló y reedificó, al morir deja sus pertenencias a sus hijos correspondiendo Zamora a Doña Urraca pero su hermano Sancho II no estaba de acuerdo con este reparto y sitió la ciudad durante varios meses gracias a sus murallas. De estas luchas procede el dicho: "Zamora no se conquistó en una hora".


Durante los siglos XII y XIII la ciudad vivió una época de esplendor y paz en la que se construyeron la mayoría de los edificios románicos que hoy la hacen la ciudad española con más iglesias y otros edificios civiles románicos del país. A mí me parece increíble que Zamora no sea Patrimonio de la Humanidad, lo cual merece.


Los avatares de la historia de Zamora avanzan siglo a siglo y nos detenemos a finales del siglo XIX y principios del XX, años en los que Zamora vive un nuevo período de esplendor arquitectónico en el que se construyen preciosos edificios modernistas que hoy podemos visitar en una ruta por la ciudad.


Mi visita a Zamora

Empezamos la visita en la parte baja de la ciudad, donde aparcamos, y lo primero que conocimos fueron la Murallas de la Ciudad, que van desde el castillo hasta el templo de San Ildefonso, aprovechando el fuerte desnivel del terreno, importantes fueron en los hechos que ya hemos contado del asedio de la ciudad.

Murallas de Zamora

Ascendiendo llegamos a la Catedral de San Salvador de Zamora, edificio del siglo XII situado en el punto más alto de la ciudad, es una de las catedrales más pequeñas, más antigua y hermosas de Castilla y León. La vista desde la Plaza del mismo nombre es increíble ya que se aprecia una de sus señas de identidad, el cimborrio de influencia bizantina y escamas de piedra y que fue además construida por un solo maestro del que se desconoce su nombre datada en el reinado de Alfonso VII y terminada en 1174; la otra es la torre del Salvador con sus 45 metros de altura del siglo XIII.

Catedral de Zamora

Antes de entrar, bordeamos el edificio para conocer otro de los emblemas del edificio, la Puerta del Obispo, considerada la más emblemática de la Catedral por su casi ausencia de esculturas y por ser la única que se mantiene completa.

El interior de la Catedral tampoco deja indiferente a nadie, su planta es de cruz latina con tres naves y ábsides del siglo XV. Destacan su capilla de San Ildefonso, las imágenes de Nuestra Señora de la Majestad y la del Cristo de las Injurias, así como el retablo mayor y la sillería del coro, entre otros ya que todo lo que contiene este lugar es una joya.

Si algo no hay que perderse en esta catedral es su Museo Catedralicio con una impresionante colección de tapices flamencos de los siglos XV y XVI. Contienen temática histórica y religiosa, desde la guerra de Troya a las escenas de la Parábola de la viña. Sin duda merecen ser conocidos.

Cuando conocimos la Puerta del Obispo de la Catedral, frente a ella se encuentra la que está considerada la Casa del Cid del siglo XI, también conocido como el Palacio de Arias Gonzalo, ya que en ella junto con el Cid y bajo la tutela de Arias Gonzalo, se criaron los infantes de León y Castilla, hijos de Fernando I. Es un edificio civil de estilo románico de los pocos que quedan en España. En otra visita anterior a esta ciudad, traspasamos el arco y contemplamos las vista del Duero al atardecer, es una imagen preciosa que no se olvida.

Junto a la Catedral se encuentran unos jardines que dan acceso al Castillo de Zamora del siglo XI, que tuvo una gran importancia histórica en la defensa de la ciudad.


Muy cerca se encuentra La iglesia de San Isidoro también es conocida como el Carmen del Castillo, ya que es sede de esta cofradía desde 1688. Se levantó en el siglo XII con motivo de la conmemoración del paso por Zamora de las reliquias de San Isidoro de Sevilla en su traslado a León.

De vuelta a la Catedral, vimos una muestra preciosa de Arte callejero que se realizó durante la pandemia en el que se pintaron algunos trampantojos, algunos verdaderamente bonitos como este frente a la Plaza de la Catedral. En el recorrido por Zamora encontraríamos algunos más que han contribuido al embellecimiento de la ciudad.

Continuamos la ruta por la ciudad hasta el Mirador del Troncoso para ver el Puente de Piedra del siglo XII, otra muestra de románico civil en la ciudad. Es el más antiguo conservado de los cinco que hoy se levantan sobre el Duero y durante muchos siglos fue el único paso del río en la ciudad. Otra de las imágenes singulares de Zamora.

La monumental Iglesia de San Pedro y San Ildefonso del siglo XII, fue nuestra siguiente parada. Fue levantada por Fernando I de León y Castilla sobre la antigua iglesia visigoda de Santa Leocacia y alberga los restos de San Ildefonso de Toledo, padre de la Iglesia, que fueron a la ciudad por los mozárabes toledanos, en época desconocida, para defenderlos de los diversos ataques que sufría la ciudad. Patrón de Toledo y de Zamora, durante años se pidió que sus restos fueran devueltos a la ciudad de Toledo. Hoy siguen en Zamora y tan solo se autorizó el traslado de los restos por unos días a Toledo en el año 2007 para celebrar los catorce siglos de su nacimiento.

La siguiente parada sería la Iglesia de la Magdalena, del siglo XII y una de las más interesantes y bellas de la ciudad, obra del arquitecto Giral Fruchel, conocido por obras como la Catedral de Ávila. En su interior destaca un hermoso sepulcro románico que se atribuye a la reina Doña Urraca de Portugal, primera mujer de Fernando II.

La Plaza de Viriato de Zamora es otro de esos lugares más emblemáticos de la ciudad, rodeada de hermosos edificios como la Diputación Provincial de Zamora ubicada en el antiguo Hospital de la Encarnación del siglo XVII, el precioso Parador de Turismo en el palacio de los Condes de Alba de Aliste y en una esquina la antigua iglesia de la Concepción que hoy en día contiene al Archivo Histórico Provincial. Todo ello entre los plátanos y bajo ellos las estatua de Viriato, del que hablamos más arriba, obra del escultor zamorano Eduardo Barrón González, creada en 1883 y que estuvo durante varios años en El Museo del Prado hasta fue devuelta a la ciudad.

Y estábamos en a la Plaza Mayor de la ciudad, en la que cuando visité Zamora por primera vez mi expresión fue: " pero si hay otra iglesia románica tirada en medio de la plaza" y esta es Iglesia de San Juan Bautista que tiene a su lado la estatua del Merlú, que son los que se encargan de congregar, a golpe de tambor y trompeta, a los nazarenos de la cofradía de Jesús Nazareno. También nos encontramos el Ayuntamiento Viejo del siglo XV y enfrente el Nuevo; a todo esto sumamos tascas, restaurantes y terrazas y aquello estaba absolutamente lleno. Tuvimos una suerte enorme porque encontramos en uno de estos bares una mesa en el interior y paramos a comer a lo fresquito para dar reposo a nuestros pies maltrechos y resguardarnos del calor infernal que hacía ese día.

Tras la comida continuamos con nuestra visita a Zamora por la calle Santa Clara con algunos edificios modernistas preciosos, hay una ruta marcada para conocer algunas de estas joyas, entre ellos el edificio de las Cariátides y un poquito más adelante otra joya románica, la Iglesia de Santiago del Burgo.

En la Plaza de Zorrilla, casi al final de la calle, nos encontramos el Palacio de los Momos, un interesante edificio gótico del siglo XV, hoy sede del Palacio de Justicia

Palacio de los Monos en Zamora

Desde aquí giramos en dirección a la Plaza Mayor para buscar un rincón con sombra y poder ver la famosa procesión del Santo Entierro y lo hicimos desde la Plaza del Fresco, aunque fresco no hacía ninguno pero sí sombra, desde donde vimos pacientemente pasar los 12 pasos que procesionan. Fue interesante pero he de reconocer que no me impresionó, ni los pasos ni la sobriedad de la que hablaban, además me sorprendió que esté declarada esta Semana Santa de Interés Turístico Internacional. ¡Espero que los zamoranos no se enfaden conmigo!.

Al estar muy cerca de la Plaza Mayor, tras el último paso pudimos encontrar una mesa y sentarnos, algo casi milagroso de cómo estaba aquello de gente, a tomar un café y un agua fresquita frente a la Iglesia de San Juan. El día iba llegando a su fin y nuevamente Zamora me había conquistado, nunca la había visto en plena Semana Santa y tampoco con ese nivel de gente. Detrás de la Iglesia de San Juan Bautista se encuentra la calle de la Reina por la que descendimos hasta la Puerta y Palacio de Doña Urraca, así como los restos de la primera muralla del siglo XI de Zamora.

Puerta y Palacio de Doña Urraca, Zamora

Había que volver a Braganza donde nos alojábamos, muy contentas de esta nueva visita a Zamora, la ciudad con más joyas románicas del país y a la que más pronto que tarde se le otorgue la distinción de Patrimonio de la Humanidad.




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