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Teruel encaramada en lo alto de un monumental risco y en el punto de confluencia de los ríos Guadalaviar y Alfambra, que unidos a partir de aquí recibe el nombre de Turia, es una de las capitales de provincia más fría y más pequeña de España. Teruel es la más joven de las tres cabeceras de provincia aragonesa, ya que su núcleo de importancia hay que datarlo en el momento de la reconquista. Se tiene constancia de su existencia en época celtibérica, denominada "Turba" por los historiadores. Durante la dominación musulmana pasó a llamarse "Tirwal". Fue Alfonso II quien dotó a la ciudad de un castillo y de una gran muralla con siete puertas, cedido primero a la orden del Redentor y a partir de 1196 a los Templarios.
Dos siglos después Pedro IV elevó su rango de villa al de ciudad, comenzando en ese momento su desarrollo económico como capital de importante comarca ganadera lanar trashumante. En estos años los mudéjares escribirían en ladrillo la más hermosa página de la historia de la ciudad y que en el siglo XX le valdría su declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad.
La capital de la provincia de Teruel, es considerada una joya del arte medieval, una joya del arte mudéjar y una joya de Aragón. La ciudad está declarada Conjunto histórico artístico desde 1978 y el 28 de noviembre de 1986 se incorporaron a la Lista de Patrimonio Mundial los monumentos más importantes de la Arquitectura Mudéjar de Teruel: torre, techumbre y cimborrio de la Catedral de Santa María de Mediavilla, la torre e Iglesia de San Pedro, la torre de la Iglesia del Salvador y la torre de la Iglesia de San Martín.
En 2001 fue ampliado el Mudéjar de Aragón, en diversos monumentos: el Palacio de la Aljafería, la Seo del Salvador y la iglesia de San Pablo de Zaragoza, la Colegiata de Santa María de Calatayud, la iglesia de la Asunción de Cervera de la Cañada y la iglesia de Santa María de Tobed. Pero, ¿qué es el mudéjar?. El arte mudéjar ha sido definido como "la pervivencia y desarrollo de la tradición artística del Islam en la España cristiana". Este peculiar estilo de los hispano-musulmanes sometidos en los reinos cristianos, alcanza en Aragón expresiones y conjuntos de gran belleza, siendo el empleo casi exclusivo del ladrillo y la azulejería vidriada unas de sus características diferenciadoras del mudéjar del resto de España.
Nosotros llegamos a Teruel en coche desde la autovía A-23 y lo primero que nos topamos al entrar en la ciudad fue el Acueducto de los Arcos o Traída de las Aguas de Teruel que es una de las obras de ingeniería más relevantes del Renacimiento español.
Su construcción obedeció a la necesidad de mejorar el suministro de agua a la ciudad de Teruel, que hasta ese momento dependía de los grandes aljibes construidos en siglo XIV en la actual Plaza Carlos Castel y de varios pozos y aljibes más pequeños distribuidos por otros puntos del casco urbano. En 2007 el Gobierno de Aragón lo declara Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento. Una vez en el hotel, que en este caso era el Reina Cristina en pleno centro de la ciudad y a unos 20 metros de la Torre de El Salvador y junto a "La Escalinata". Nos dieron una habitación con estupendas vistas como se puede apreciar en la siguiente foto.
Nos dijeron que no tenían plazas en el parking y tras hacer el papeleo, dejamos nuestras maletas en recepción y nos fuimos a aparcar el coche junto a la estación de tren, que hay un parking gratuito. De vuelta al hotel para tomar posesión de nuestra habitación, salir a dar un paseo nocturno y por supuesto cenar, nos topamos con La Escalinata, en el Paseo del Óvalo, que es uno de los monumentos más emblemáticos de Teruel, obra clave del neomudéjar turolense.
José Torán de la Rad la construyó entre 1920-1921 para comunicar el centro histórico de Teruel con la estación de ferrocarril, con ella pretendía dotar a la ciudad de un acceso digno desde la citada estación y poner de manifiesto elementos arquitectónicos y decorativos extraídos de la tradición mudéjar local y del modernismo. Salva los 26 metros de desnivel existente y se estructura en tres tramos unidos entre sí por dos pequeñas plazas.
Estilísticamente, las referencias principales de esta obra son el mudéjar y el modernismo. Las referidas al mudéjar están presentes en la elección de los materiales, en la formalización de los torreones y en muchos de los detalles constructivos y ornamentales, mientras que la influencia del modernismo es palpable en los delicados diseños de forja de las farolas que jalonan el recorrido. Paralelamente, se aprecia una exaltación de la ciudad y su historia en la temática decorativa.
Pero como los tiempos avanzan entre los años 2001 y 2003, junto a la escalinata se rehabilitó el Convento de los Carmelitas y ahora Delegación Territorial del Gobierno de Aragón, se remodeló la zona de manos del arquitecto David Chipperfield y se instalaron unos ascensores que unen la plaza de la Estación con el paseo del Óvalo y la calle del Salvador, salvando un desnivel de 26 metros. Esto les valió el premio de arquitectura en 2004.
Ya tocaba buscar un sitio para cenar y nos fuimos por la calle de El Salvador, viendo la torre del mismo nombre y que es Patrimonio de la Humanidad , a la La Plaza del Torico, antiguamente conocida como Plaza del Mercado.
Es una plaza porticada y alrededor de la plaza hay diversas casas modernistas, de las que hablaremos después, construidas a principios del siglo XX, como Casa Ferrán, la Madrileña o la antigua Tejidos el Torico. En la actualidad toda la plaza es peatonal. Su forma triangular no es fortuita, su trazado viene por las pendientes naturales por las que discurre el agua de lluvia. En el centro de la plaza podremos ver la fuente circular, que recoge el agua que sale de 4 caños en forma de cabezas de toro, y desde la que se eleva una columna de piedra y en cuya parte superior, en una base de estructura rectangular, descansa la figura de bronce macizo fundido del Torico. Éste mide 45 centímetros y tiene un peso de 54,5 kilos.
El Torico, junto a los Amantes, al Jamón y al Mudéjar se han convertido en los símbolos de la ciudad. Seguiremos hablando de este emblema de la ciudad pero por la hora, casi las diez de la noche tocaba cenar y lo hicimos en Pura Cepa muy cerca de la plaza, las tapas y el jamón turolense fue nuestra elección. Tras un breve paseo nocturno fuimos a dar buena cuenta de nuestro hotel y a gozar de la calefacción de la habitación (estábamos a unos dos grados) y a descansar, al día siguiente teníamos un programa de visitas ambicioso. Aquí os dejamos un mapa del centro histórico de la ciudad para una mejor orientación de la ubicación de su patrimonio.
A las nueve de la mañana, tras un buen desayuno, estábamos en la calle para empezar nuestro recorrido. Nuevamente, por estar al lado del hotel, nuestra primera parada fue en la Torre de El Salvador (UNESCO), es la torre mudéjar más tardía datada en la primera mitad del siglo XIV y la que tiene una decoración exterior más compleja y también la de mayor altura con unos 40 metros, es Patrimonio de la Humanidad desde 1986.
La torre tiene estructura del minarete almohade con dos torres cuadradas concéntricas, la exterior de ladrillo profusamente decorada con una clara estética musulmana, con grandes paños ornamentales, cerámica vidriada en colores verdes y blancos y los paños de lazos de cuatro formando estrellas de ocho puntas y la interior de mampostería de yeso, quedando entre ambas las escaleras. La parte inferior se decora con frisos y para el ascenso se deben salvar 122 escalones, pudiéndose observar un cuerpo de campanas y desde luego unas vistas extraordinarias de la ciudad.
Llegamos de nuevo a la Plaza del Torico y aquí tenéis unas cuantas fotografías de la misma con luz del día. La verdad que es un lugar muy agradable de visitar y sigue llamando la atención como una escultura tan pequeña se puede convertir en un símbolo de la ciudad. Se le llegó a bajar del pedestal para llevarlo al frente durante la Guerra Civil. Los turolenses miran con orgullo la figura del Torico durante meses, deseando que lleguen los tres días más intensos del año en la ciudad: la Vaquilla que se celebra el segundo fin de semana de julio y el Torico es vestido con un pañuelo rojo y se convierte en el emblema de la capital.
Este Torico nos lleva hasta el topónimo de la ciudad y su origen medieval en el siglo XII y como no podía ser menos tiene una leyenda: “Durante la Reconquista llevada a cabo bajo el mandato del rey Alfonso II, cuando los adalides iban buscando un lugar para levantar un asentamiento, soltaron un toro que se detuvo justo debajo de una estrella. En este punto fue donde comenzó a levantarse la actual ciudad a la que se llamó Toruel. Por este relato antiguo y la literatura romántica de inicios del siglo XX, intentar imponer la teoría de Teruel: T-O-R (por Toro) y por la Estrella (vulgarmente conocida como Actuel) Así T-O-R- y U-E-L, forman el topónimo Toruel”. Y así reza en la fuente del Torico... "El Toro y la estrella simbolos de Teruel, desde que el rey Alfonso tomó la ciudad a los moros"
Y como todo lugar, tiene también su tradición. Se dice que si bebes agua de sus cuatro caños con cabeza de toro y pides un deseo te será concedido; y como decía Don Quijote a Sancho que allá donde fueres haz lo que vieres, nosotros cumplimos con el ritual pero como no sabíamos si era potable, lo modificamos un poco y tan solo nos mojamos las manos.
Pero en esta pequeña y bonita Plaza del Torico hay más vida, en torno a ella se concentra el espacio comercial de la ciudad con grandes edificios modernistas restaurados, entre ellos los más conocidos son la Casa El Torico y Casa La Madrileña. El modernismo turolense está ligado a la figura del arquitecto de Pablo Monguió, que trabajó en Teruel desde 1897 hasta aproximadamente 1923. Su obra adquiere total plenitud en tres edificios tradicionalmente denominados “Casa Ferrán”, “La Madrileña” y “El Torico” construidas entre 1910 y 1912.
A Eran ya las diez de la mañana y nuestro siguiente destino era visitar el Mausoleo de los Amantes de Teruel (sin lugar a dudas el mayor icono de esta ciudad) y la Iglesia mudéjar de San Pedro que están unidos y se adquiere una entrada conjunta para su visita; en este enlace tenéis toda la información:
Habíamos estado en esta ciudad en el 2005 y por unos días no habíamos podido ver el mausoleo en su ubicación definitiva. El mausoleo acoge la tumba de los Amantes de Teruel en lo que parece será su ubicación definitiva. Los amantes de Teruel, es una historia-leyenda del amor imposible entre Juan Diego de Marcilla e Isabel de Segura. Durante la Edad media vivía en Teruel Don Martín de Marcilla, descendiente de Don Blasco de Marcilla, uno de los capitanes que en 1171, con el permiso del Rey Alfonso II conquistó la villa de Teruel a los musulmanes. La familia Marcilla era muy importante en el Teruel de aquel entonces, pues el propio don Martín de Marcilla fue Juez de Teruel a finales del siglo XII, tuvo tres hijos, uno de ellos Juan Diego. Vecinos de los Marcilla vivía la familia de don Pedro de Segura, de menos linaje y nobleza que los Marcilla, era un rico comerciante siendo una de las familias más ricas de Teruel, este tenía dos hijas, una de ellas Isabel.
Compañeros de juegos desde niños, Juan Daniel e Isabel se enamoraron. Don Pedro, padre de Isabel, se negó a este enlace. Juan Diego decidió entonces partir en busca de riquezas, luchando en diferentes batallas contra los musulmanes que en aquellos años de la Reconquista, se extendían por los diferentes reinos, se cree que podría haber participado en la Batalla de Las Navas de Tolosa. Juan Diego e Isabel se habían dado un plazo de cinco años para hacer fortuna y regresar con bienes para poder casarse con su amada Isabel.
El padre de Isabel la obligó a casarse con un rico e ilustre turolense, aunque aceptó que lo hiciera una vez cumplido el plazo de los cinco años. Llegó el día y se celebró la boda, ese mismo día Diego regresaba victorioso y habiendo conseguido la fortuna deseada se acercó a la casa de su amada y viendo a tanta gente se enteró de la boda. Con la pena y el dolor de la noticia, Juan Diego decidió ir a ver a Isabel y comprobar que era cierta la noticia que acababa de recibir. Diego le prometió marcharse para siempre de Teruel, y a cambio lo único que le pidió fue un beso de despedida, un beso que Isabel, fiel a su matrimonio, le negó por tres veces. Ante tal crueldad, desesperado ante su amada, Diego cayó muerto a los pies de Isabel.
El padre decidió celebrar al día siguiente los funerales de su hijo en la iglesia de San Pedro, Isabel, presa de los remordimientos y agobiada por la angustia se sumó a la comitiva. Al llegar a la iglesia, se dispuso a dar a Diego el beso que le negó en vida e Isabel ya no se incorporó. Se acordó enterrarlos juntos y se les dio sepultura en la capilla de San Cosme y San Damián de la Iglesia de San Pedro.
Toda esta historia nos contó la guía que nos tocó, mientras contemplábamos el Mausoleo de los Amantes, obra del escultor Juan de Ávalos. En esta zona y a través de una serie de paneles se explica cómo se llevó a cabo el hallazgo de las momias, así como el emplazamiento que ha tenido a lo largo del tiempo. También nos contó como las manos de los amantes que no están unidas forman en su sombra un corazón. Y aquí nosotros en un beso amoroso pero que no nos costó la vida, como a los Amantes de Teruel, estamos aquí contando esta bella historia.
Desde aquí accedimos a la Iglesia de San Pedro (UNESCO), declarada monumento histórico-artístico en 1931, cuenta con una preciosa torre campanario y elementos arquitectónicos góticos y mudéjares como el ábside del templo. Es uno de los grandes templos góticos de Teruel, considerada la hermana pequeña de la Catedral de Santa María. Su construcción se fecha en el siglo XIV, sobre un primitivo templo románico del que se tiene constancia documental en el siglo XII.
La iglesia de San Pedro pertenece al grupo de iglesias-fortaleza con una sola nave que se adapta a las necesidades defensivas. Esta única nave cubierta con bóveda de crucería nervada, sin crucero y con capillas laterales entre los contrafuertes. En su interior conserva importantes bienes como el retablo renacentista del altar mayor de madera tallada, el pequeño altar de los Santos Médicos, obra de Gabriel Joly y la capilla de los amantes, símbolo de la ciudad. Se encuentra profusamente decorada al estilo neogótico, decoración realizada en el siglo XIX tras un incendio que casi la destruyó en este mismo siglo.
Accedimos al claustro, que data también del siglo XIV y que fue reabierto al público en 2008 tras una más que dudosa rehabilitación. El exterior nos muestra su espectacular ábside mudéjar de siete lados y la torre sigue las características de la torre de la Catedral, siendo una torre-puerta de planta cuadrada, abierta por arcos en su piso bajo y decorada con arcos de medio punto entrecruzados, vanos abocinados en arco de medio punto y piezas de cerámica vidriada verdes y moradas.
De camino a la Catedral nos topamos con la Casa de la Comunidad, actualmente Museo Provincial, es un robusto edificio renacentista levantado en 1542, no entramos a visitar el museo porque todavía nos quedaban algunos monumentos importantes por visitar.
La Catedral de Santa María de Mediavilla (UNESCO) fue primero colegiata y elevada a Catedral a finales del siglo XVI. Actualmente es el templo más importante de la ciudad de Teruel, declarado monumento histórico-artístico en 1931 y uno de los más significativos edificios aragoneses de construcción mudéjar. Conserva elementos tan importantes de este estilo artístico como la torre, el cimborrio y la techumbre. La torre nos la encontramos totalmente tapada porque la estaban restaurando. El cimborrio mudéjar que se aprecia en la actualidad fue también modificado en el siglo XVI.
La Catedral de Santa María Mediavilla es de origen románico, presenta en la actualidad, tras diversas ampliaciones, una planta rectangular de tres naves, siendo la central más alta que las laterales. El ornamento más importante y característico de esta Catedral son las impresionantes techumbres, realizada en la segunda mitad del siglo XIII y declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Pagamos tres euros de la entrada conjunta de Catedral y Museo de Arte Sacro. En algunas horas hay visitas guiadas por el mismo precio y nos unimos a una que empezaba en ese momento, está prohibido hacer fotografías pero cuando pudimos nos saltamos la norma. Esta impresionante techumbre de la Catedral de Santa María de Mediavilla de Teruel está decorada con bellas pinturas que ilustran la sociedad medieval turolense del siglo XIII, reflejo de la convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos.
Se caracteriza por la fusión de la estructura y los motivos ornamentales musulmanes con la expresiva decoración figurada gótico-lineal cristiana, dando lugar a una de las mejores obras del arte mudéjar. Su instalación coincide con la ampliación de la antigua iglesia románica para transformarla en una iglesia gótica de mayor envergadura ya que al recrecer los muros se necesitaba una estructura ligera para cubrir la nave central. Otro de los elementos que destacan en su interior es el retablo mayor, una obra fechada entre 1532 y 1536 del prestigioso escultor renacentista Gabriel Joly y la reja y la sillería del coro, realizadas en el siglo XV y XVII respectivamente. El Museo de Arte Sacro de Teruel está situado en el Palacio Episcopal, edificio que fue construido entre el siglo XVI y el siglo XVIII. Fue inaugurado en 1984 y ocupa en la actualidad cuatro salas en torno al claustro del edificio. Sus fondos se componen de una extensa colección de pintura gótica, miniaturas, esculturas, orfebrería y libros sagrados; sin lugar a dudas un Museo para dedicarle un ratito en una visita a Teruel.
Una vez visitado el Museo de Arte Sacro nos dirigimos a visitar el último monumento mudéjar de Teruel, que no era otro que la Torre de San Martín. Se construyó a principios del siglo XIV y está adosada a la iglesia de San Martín, construida en el siglo XVIII y que sustituyó a la anterior mudéjar. A los pies de esta torre discurre, la Cuesta de la Andaquilla, testigo de una de las escenas de la Historia de los Amantes. El exterior, de ladrillo, aparece decorado con cerámica vidriada en verde y blanco y paños horizontales de distintas alturas. El motivo decorativo que predomina es el de estrellas de 8 puntas blancas y con orla verde. Verticalmente está dividida en fajas, con arquerías, lazos ochavados, ventanales columnillas y el campanario propiamente dicho, en una composición semejante a la del Salvador. La Torre de San Martín fue declarada Monumento Nacional en 1911, Patrimonio de la Humanidad en 1986 y Bien de Interés Cultural en 2004. Otro lugar que no hay que perderse si se visita Teruel.
Aquí hicimos un receso para tomar un cafelito y entrar en calor en una pastelería de la Plaza del Torico, antes de dirigirnos a nuestra siguiente visita, El viaducto viejo de Teruel.
El viaducto viejo de Teruel es una de las obras de ingeniería de principios del siglo XX más importantes de España. Se construye en 1929 con el proyecto de Carlos Castel y Fernando Hue, inspirado en el diseño del Acueducto de los Arcos, el otro viaducto con que cuenta la ciudad de Teruel y del que os hablamos al principio de nuestro relato. Su construcción permitió la unión del casco antiguo con el ensanche de la ciudad en dirección Sur.
Fue el segundo viaducto más grande de Europa con un arco central de 39 metros de luz y 34 metros de altura. Está compuesto por cinco grandes arcos de hormigón, el central con unos 39 metros, separados entre sí por grandes pilares de mampostería con sillares de refuerzo en las esquinas, mientras que los muros de unión entre los estribos y el terreno natural están realizados en mampostería. Actualmente es peatonal y está protegida a ambos lados por unas barandillas metálicas con decoración heráldica. Y aquí dimos por finalizado nuestro paseo por Teruel, paseando volvimos al hotel a recoger nuestras maletas y al coche a nuestro próximo destino, Mora de Rubielos.
Este es nuestro texto y nuestro vídeo resumen de nuestro paso por la bella Teruel
Llegamos a un lugar que existe, Teruel.
Una pequeña ciudad cargada de historia,
800 años mimando a sus amantes,
arquitectura mudéjar Patrimonio de la Humanidad,
modernismo llenando de curvas y colores sus calles,
donde se come estupendamente,
todo está cerca, es una ciudad fácil.
Teruel,¡ espléndida y amable!
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