Era nuestra primera visita cultural en Pekín o Beijing y por fin, íbamos a tener contacto directo con monumentos construidos por una de las civilizaciones más antiguas y poderosas del mundo, estábamos impacientes por empezar a conocer los vestigios de la cultura china, Después de un corto recorrido en autobús desde nuestro hotel llegamos al Templo del Cielo (en chino Tian Tan) que está ubicado en un gran parque donde se puede admirar a los chinos practicando danza, canto o Tai Chi, así como jugando a diversos juegos de cartas, dados y ajedrez chino. Si se va de forma libre hay que pararse en la estación de metro Tiantan Dongmen de la Línea 5 (salida A).
Originalmente fue llamado Templo del Cielo y la Tierra y construido durante el reinado del emperador Yongle de la dinastía Ming, a principios del siglo XV, quien también fue responsable de la construcción de la Ciudad Prohibida. Ocupa una gran parte del sureste de Pekín o Beijing y todo el complejo del Templo del Cielo es enorme, más grande incluso que la Ciudad Prohibida y esto tiene una explicación, ya que el Emperador Yongle pensó que era prudente y lógico construir la residencia de los dioses más grande que la suya. Más tarde, durante el reinado del emperador Jiajing (Ming) en el siglo XVI fue ampliado y renombrado como Templo del Cielo. Se construyó un Templo de la Tierra en el norte de la ciudad, completando la ideología con el Templo de la Luna, en el oeste, y el Templo del Sol, en el este. En el siglo XVIII fue nuevamente renovado durante el reinado de los emperadores Jiajing y Guangxu (Qian).
El Templo del Cielo fue inscrito como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998 y su criterio, entre otros, fue el siguiente:
"Es una obra maestra de arquitectura y diseño de paisajes que ilustra simple y gráficamente una cosmogonía de gran importancia para la evolución de una de las grandes civilizaciones del mundo."
La página web oficial (solo en chino) es: Templo del cielo
Una vez que se pasa por taquilla para adquirir las entradas que varían entre 1 y 5 euros al cambio, dependiendo de la época y tipo de visita (no olvidar el pasaporte siendo extranjero) se toma el llamado "Largo Corredor", un pasillo techado construido en cerámica y mármol. No es necesario ir con prisas, hay que darse un tiempo para admirar sus detalles y combinación de colores.
El Pasillo Corredor de 350 metros de colores brillantes, era anteriormente utilizado en la víspera de la ceremonia de sacrificio para transportar todas las ofrendas, incluyendo seda, fruta y granos, a los altares
En nuestro recorrido llegamos a la Gran Puerta donde es necesario parar unos minutos y contemplar la vista del templo desde allí porque es magnífica e impresionante. Ante nosotros se alzaba majestuoso el Altar Circular, cuyo nombre es el de Salón de Oración por las Buenas Cosechas. Construido en en siglo XVI sobre una antigua base cuadrada que representaba a la Tierra. Nuestro corazón palpitaba más rápido ya que nos encontrábamos en uno de los lugares más enigmáticos y mágicos que existen en toda China.
Esta belleza de Pekín o Beijinges un tesoro nacional y una reliquia imprescindible de visitar en Pekín. Con una altura de 38 metros de alto y 30 metros de diámetro, los escalones de mármol de piedra conducen a esta obra maestra de tres niveles, que está pintada en tonos de azul, amarillo y verde para representar el cielo y la Tierra. Un lugar donde la numerología, los símbolos y los sonidos misteriosos continúan fascinando a cualquier visitante.
El Altar está hecho de madera, sin vigas, cemento y ¡sin un solo clavo! Construido en 1420, fue alcanzado y quemado por un rayo en 1889 reconstruyéndose de manera idéntica poco después. Es el icono y símbolo del turismo en China. Su imagen está en todas partes, con su triple techo de tejas azules.
El Altar redondo (que representa el cielo) tiene tres terrazas a su alrededor que simbolizan el cielo, la tierra y el hombre y está rodeado por 360 balaustradas de mármol. Nueve círculos concéntricos irradian alrededor de la piedra central (el fénix): la primera consta de nueve piedras y la última de 81 piedras (9 por 9). Las escaleras que conducen a ella siempre están en grupos de nueve. El número nueve y sus múltiplos tienen un valor simbólico: el número alto más alto y por lo tanto, exclusivo de los emperadores.
Una curiosidad poco conocida, al menos por los extranjeros, es que si nos colocamos exactamente en el centro, el ruido que hacemos al aplaudir o hablar se amplifica. El Altar fue diseñado para "comunicarse con el cielo" donde el volumen y la resonancia se mejoran cuando uno se para y habla en la Piedra del Centro Celestial. En el recinto además están instalados varios elementos: cuatro grandes columnas simbolizan las cuatro estaciones en el centro, 12 colones simbolizan los doce meses del año y otras doce las divisiones del día. Finalmente, los últimos 28 representan las 28 constelaciones.
En el interior del altar se distinguen cuatro pilares internos, doce medios y doce externos, que representan las cuatro estaciones, los doce meses y las doce horas tradicionales chinas, respectivamente. Combinados, los doce pilares medios y doce exteriores representan los términos solares tradicionales. Todos los edificios dentro del Templo tienen tejas especiales de color azul oscuro, que representan el Cielo. En este lugar, el emperador tenía que ofrecer sacrificios al cielo y orar por una buena cosecha. La ceremonia era de la mayor importancia para el pueblo chino, que creía que el menor error podría resultar en un año malo para toda la nación, especialmente durante el solsticio de invierno.
Durante la época imperial, los chinos creían que el cielo era redondo, mientras que la tierra era cuadrada, por eso los templos y altares circulares se asientan sobre bases cuadradas. En China, la tradición de realizar sacrificios al Cielo tiene una historia de más de cinco mil años, la gente pensaba que todas las fuerzas de la naturaleza estaban dominadas por el Cielo, por lo que sólo él, y mediante el uso de sacrificios, podía ayudarles, siendo el emperador era el único ser capaz de dialogar abiertamente con el Cielo y por tanto, el único con capacidad para realizar los sacrificios.
El Salón de la Oración está flanqueada por dos edificios. El del este contiene hermosas pinturas y está dedicado a Yang, el dios del sol, representando a las estrellas polares, planetas, constelaciones, etc. Otro al oeste está dedicado a Yin, la diosa de la luna, en el que se representan las nubes, lluvia, naturaleza, etc. Los dos tienen filas de hermosos pictogramas multicolores en sus fachadas
El interior de estos dos edificios es colorido con una decoración brillante y bastante espectacular. El día anterior a los rezos para las buenas cosechas, el emperador acudía a estas salas para ofrecer incienso y examinaba los artículos para utilizar en los sacrificios para después regresar al Templo de la Abstinencia, donde junto con sus ministros ayunaba por tres días.
Más edificios componen este complejo, como el recinto circular que encierra la Bóveda Imperial del Cielo, edificio octogonal que fue construido al mismo tiempo que el Altar circular y en sus mismas proporciones aunque más pequeño, el Templo de ayuno, donde como mencionábamos anteriormente, el emperador y sus ministros ejercían un ayuno de tres días antes de cada ceremonia y el Altar Circular, serie de balaustradas o terrazas construidas en mármol blanco sin edificio en su parte superior.
Para que os sea más fácil la visita os dejamos un mapa sacado de Internet, donde se encuentran los monumentos y lugares de interés en el gran parque del Templo del Cielo. Una visita preciosa que nos impresionó muchísimo, quizás por ser nuestra primera visita en Pekín o Beijing.
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