Continuaba nuestro recorrido por Transilvania y nuestro próximo destino, tras la comida en Bistrita, era la ciudad de Targu Mures. Situada sobre el valle del río Mures en el noreste de la región y es conocida como la ciudad de las rosas.
La investigación arqueológica documenta la ocupación de estas tierras desde las culturas neolíticas así como de la presencia romana. Es documentada por primera vez en el siglo XIV y en el XVI destaca como importante centro comercial con un gran número de gremios artesanos y comienza un gran desarrollo cultural creándose la primera escuela.
En el XVIII se crea la primera imprenta y a principios del XIX Samuel Teleki crea la primera biblioteca que conserva aún hoy su nombre y es conocida como la Biblioteca Telekiana, una biblioteca que cuenta con más de 200.000 ejemplares y algún incunable. Otro hito que conformó el desarrollo de la ciudad fue la aparición del ferrocarril y la presencia de gran parte de población magiar que revitaliza la ciudad. Hoy podemos decir que Targu Mures, conserva lo mejor de la cultura rumana y la húngara.
El centro histórico de la ciudad tiene una serie de bellos edificios y monumentos que se pueden visitar en medio día, mejor por la mañana para no encontrarte la mayoría de los edificios cerrados por la tarde. La zona con más interés son sus dos plazas que llegan a unirse en una solo espacio ajardinado, su céntrica Piata Trandafirilor o Plaza de las Rosas y la Piata Victorei. Un precioso lugar lleno de bellos edificios del siglo XIX, de modernos cafés y restaurantes, iglesias en ambos extremos de la plaza y monumentos. Tampoco debemos olvidar dar un paseo por la vieja ciudad con su ciudadela, cuyo origen se remonta al siglo XVI, aunque está muy modificada. Una ciudad Targu Mures que merece dedicarle unas horas y conocer sin lugar a dudas, su principal atractivo ,Palatul Culturii o El Palacio de Cultura.
Nuestro alojamiento estaba en pleno centro, en la Plaza de la Victoria, una vez dejadas las maletas tocaba comenzar la visita. La Basílica Romano Católica fue el primer edificio que vimos, fue construida a mediados del siglo XVIII en estilo barroco y reformada en el siglo XX.
A su lado el edificio del Ayuntamiento, y junto a él dos de los edificios más señoriales y bonitos de la ciudad, con una clara influencia húngara: El Palatul Prefecturii y el Palatul Culturii. Edificio de la Prefectura-Palatul Prefecturii fue construido entre 1907-1908 por los arquitectos Marcel Komor y Dezsö Jakab. Su estilo Art Nouveau de Transilvania, como se le definió, fue uno de los primeros edificios que se crearon para cambiar y modernizar la fisonomía de la ciudad. Un edificio para contemplar por sus azulejos y su enorme torre que debió tener funciones de vigilancia. Se encuentra ubicado en un bello jardín y tiene delante del edificio una loba capitolina, la veríamos en más lugares de Rumanía para recordar su pasado romano.
El Palacio de Cultura-Palatul Culturii al lado de la Prefectura , es uno de los más bellos edificios de Art Nouveau de toda Rumanía y de Europa, considerándose el edificio más importante de Targu Mures. Fue construido entre 1910-1914, nuevamente, por los arquitectos Marcel Komor y Dezsö Jakab, siendo el último edificio que realizaron juntos antes de la Primera Guerra Mundial y se considera su obra maestra. Gran cantidad ladrillo, hormigón armado, granito, cerámica esmaltada, mosaicos, hiero forjado conforman un edificio espectacular. Solamente viendo la belleza de sus fachadas invita a conocerlo en su interior porque como en toda gran obra lo mejor está por llegar.
El Palacio de Cultura es interesante tanto por su estilo arquitectónico exterior como por su interior. Los mejores alfareros, vidrieros, pintores y ebanistas del momento se encargaron de crear la decoración del edificio abundante y diversa, con múltiples fuentes de inspiración en el estilo que se desarrollaba en ese momento en Viena y Budapest, con multitud de estatuas conmemorativas de la vida cultural de la ciudad. La visita del Palacio de la cultura incluye varias salas: el Vestíbulo de Honor, la Sala de los Espejos y la Sala de Espectáculos.
Toda esta información teníamos de este edificio y también otra que no jugaba a nuestro favor. El horario de visita del edificio era hasta las cuatro de la tarde y nosotros llegamos a sus inmediaciones a las cinco, rogando que la guía estuviera equivocada, pero el edificio estaba cerrado. Empezamos a mirar por las vidrieras de las puertas para ver si se vía algo del interior, en ese momento una se abrió una puerta y salia un trabajador diciéndonos que estaba cerrado y que no podía entrar. Lo entendimos por sus gestos, claro, porque de rumano ni idea. En ese momento llegaba otro trabajador que nos dijo que esperáramos un momento. Y sí, tras dos o tres minutos, abrió una puerta y me dejó entrar.
El vestíbulo de más de 40 metros de largo con dos imponentes espejos a cada lado de unas escaleras de mármol de carrara que multiplican el espacio. No estaba muy iluminada la zona pero no se podía pedir más. Me abrió y encendió las luces de la sala de conciertos donde estaba ensayando un violinista y la verdad es que la acústica era increíble. Di por finalizada la visita y aunque me había pedido al entrar cinco lei y le di diez, más contenta que otro poco salimos de este edificio que no hay que perderse en Targu Mures. Las fotos no son muy buenas porque no estaba todo el edificio encendido y la luz es muy mala.
Seguimos el paseo por el casco viejo que mantiene su atmósfera antigua y colorida a lo largo de esta Plaza de las rosas, con su precioso reloj de flores marcando las horas y en la que se organiza anualmente la feria de Mures, sus esculturas, fachadas pintadas de mil y un color que atraen la mirada del paseante. Edificios como El Palacio Apollo decorado con un barroco tardío y pintado con un verde de escándalo, el Teatro Nacional, el Museo etnográfico en la Casa Tholdagi y un largo número de edificios que hay que ir contemplando con calma.
La Piata Trandafirilor la cierra la majestuosa Catedral Ortodoxa construida en los años 30 del siglo XX en estilo neobizantino y que capta la atención del paseante, el interior es impresionante totalmente pintado. Al traspasar esta catedral vimos la iglesia católica de los jesuitas que queda oculta por el tamaño del edificio.
Nuestra siguiente parada era la Fortaleza de Targu Mures- Cetatea medievala construida en el siglo XVII sobre la antigua fortaleza pentagonal levantada en 1492 por el príncipe Stefan Bathory. Muchas transformaciones ha sufrido este lugar hasta hoy día, aunque un paseo por ella es más que agradable e incluso escuchamos un ratito un concierto de órgano en la iglesia calvinista que hay dentro de la ciudadela.
Targu Mureș es una ciudad de Transilvania muy hermosa y que hay que incluir en una ruta por el país ya que cuenta con muchos edificios de interés y es muy agradable su paseo. De noche tiene esta plaza mucho encanto y bien merece un paseo.
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