La sericultura, cría de los gusanos de seda, y las prácticas de la artesanía de la seda en China, en las provincias de Zhejiang y Jiangsu, cerca de Shanghai, y en la provincia de Sichuan, en Chengdu fueron inscritas en la Lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2009 debido a su larga tradición histórica.
En Shanghai nos llevaron a lo que llamaban el Museo de la Seda de la ciudad pero que realmente era, además de un pequeño museo donde nos explicaron el proceso de la cría de los gusanos y la posterior extracción y elaboración de la seda, era una tienda de productos de seda y venta de los famosos edredones de seda donde te contaban cual era el precio en función del peso de la pieza; pero vamos a lo que nos interesa.
El origen de la sericultura y la fabricación de la seda está en la antigua China; la leyenda cuenta que allá por el tercer milenio antes de cristo la emperatriz Leitzu esposa del Emperador Amarillo estaba tomando un té y de un árbol de morera cayó un capullo de seda al agua caliente, cuando trató de sacarlo comenzó a tirar de un hilo que parecía no tener fin. Observó que era muy fino, resistente y de un tacto maravilloso. Este momento se considera como el inicio de la sericultura y de la fabricación de la seda, aunque los primeros restos datados son de la segunda mitad del segundo milenio a.C.
A la emperatriz Leitzu se le atribuye también la creación de los primeros telares para la fabricación de la seda y a su marido la industrialización de la crianza de los gusanos de seda; estamos en la época de la dinastía Shang. Es considerada como la Diosa de la Seda y cada año cuando se acerca el comienzo del año lunar se celebra una fiesta para conjurar males y pedir una cosecha grande capullos de seda; además de celebrarse cada mes de abril el Festival de la “Flor del Gusano de Seda”,
En sus orígenes, el uso de la seda estaba reservado a los miembros de la familia imperial, pero con el desarrollo de su fabricación pronto se convirtió en un producto muy deseado por los comerciantes que la extendieron a otros lugares de Asia y llegó a occidente a través de las caravanas conocida como la Ruta de la Seda y China es llamado el país de seda. El desarrollo de la sericultura en la Edad Media está totalmente organizado en China, dedicándose pueblos enteros a la cría de gusanos y moreras, así como en el desarrollo de telares para su producción a mayor escala.
La fabricación de la seda en China fue y es una tarea realizada tradicionalmente por las mujeres en la economía de las regiones rurales, comprende el cultivo de moreras, la cría de gusanos de seda, el devanado e hilado de la seda, el diseño de las telas y su confección. Algunas e estás técnicas son las que conocimos en este Museo de Shanghai.
El ciclo de producción de la seda se inicia cuando la mariposa pone de 400 a 600 huevos en el curso de siete días, los gusanos nacen minúsculos y han de comer grandes cantidades de morera para convertirse en adultos en unos 35 días. El gusano empieza a elaborar la seda, que es una proteína y se envuelve en el capullo donde se transforma en crisálida para salir del capullo convertida en mariposa y comenzar de nuevo el ciclo.
Los sericultores se encargan de seleccionar los mejores capullos de seda para continuar con el ciclo y el resto se utiliza para elaboración del hilo de seda antes de que la mariposa lo rompa. Sumergen los capullos en agua a 90º, después se cepillan para encontrar el cabo exterior y en agua a menor temperatura se sumergen y se buscan varios cabos, hasta 8 para comenzar la hilatura de la seda. La longitud un hilo suele ser unos 1.200 metros, aunque en algunos casos puede superar los 3500 metros.
Por ser una fibra tan cara se aprovecha todo el hilo que se produce: los capullos que han sido rotos, los restos del hilado; todo esto se vuelve a hilar y se aprovecha para crear guatas y rellenos de almohadas y edredones.
Pero este proceso de la vida del gusano, en China lo consideran como una representación de la vida, muerte y renacimiento del ser humano. La sericultura y el arte de fabricar la seda es una tradición milenaria que pasa de generación en generación; si volvemos a China iremos, sin lugar a dudas, a conocer el Museo Nacional de la Seda que se encuentra en Hangzhou a unos 200 kilómetros de Shanghai ya que tiene una pinta excepcional. Esta parte de la visita nos gustó mucho porque nos recordó nuestra niñez cuando al salir del colegio cogíamos la morera para alimentar a los gusanos de seda que celosamente guardábamos en una caja de zapatos con la tapa agujereada para que respirasen.
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