Wadi Rum, conocido también como el desierto rojo o el valle de la luna o el nombre más reconocido por todos, el desierto de Lawrence de Arábia, es uno de los lugares más hermosos de Jordania; su visita es todo un espectáculo para los sentidos: conocimos cómo viven sus habitantes, visualizamos petroglifos con miles de años, recorrimos uno de sus cañones, dunas impresionantes y pasamos un poquito de miedo en los jeep conducidos por niños deseosos de ofrecer "aventura" al turista.
El desierto de Wadi Rum, también llamado el Valle de la Luna se formó hace millones de años tras la retirada de las aguas del Mar Rojo, fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2011 como bien mixto, es decir cultural y natural: "Las 74.000 hectáreas de este sitio, inscrito como mixto, está situado en el sur de Jordania, cerca de la frontera con Arabia Saudí. Representa un paisaje desértico variado, que incluye estrechas gargantas, arcos naturales, acantilados, rampas, construcciones naturales producto del corrimiento de tierras y cavernas. Los petroglifos, inscripciones y restos arqueológicos en el sitio atestiguan los 12.000 años de ocupación humana y la interacción con el entorno natural. La combinación de 25.000 tallas en la roca con 20.000 inscripciones traza la evolución del ser humano y el primer desarrollo del alfabeto. El sitio también ilustra la evolución de la actividad urbana, agrícola y ganadera de la región".
Llegamos a este sorprendente y mágico lugar tras nuestra visita a la ciudad de Petra, la antigua capital de los Nabateos y para nada nos defraudó sino que terminó de enamorarnos de este país, ambos lugares son imprescindibles para conocer y entender Jordania. Tras pasar el centro de visitantes en el que encontraréis toda la información para visitarlo y precios de las distintas opciones, comenzamos nuestra visita. La web oficial la podéis visitar pinchando aquí.
En un 4x4, conducido por chavales beduinos jovencísimos y amantes de retarse con sus otros compañeros, comprendimos rápidamente porque este desierto de Wadi Rum, también es conocido como el Desierto Rojo. No es el típico desierto que imaginamos formado por dunas de arena, que también las tiene, sino que se unen grandes extensiones de terreno arenoso con enormes moles de rocas rojizas, algunas casi alcanzando los 2000 metros de altitud, creando uno de los paisajes desérticos más impactantes del mundo.
Tras una hora larga recorriendo los hermosos paisajes de este desierto paramos en una de las tiendas de los beduinos, también llamadas Beit al-sha'ar, que hay repartidas por todo el lugar, donde nos mostraron algunos elementos de su vida y cultura, también tomamos un té y café que estaba delicioso, siendo una forma de mostrar su hospitalidad. El nombre de beduinos proviene de Badawi que significa morador del desierto; es o mejor fue un pueblo árabe nómada que habita en los desiertos de Arabia Saudita, Siria, Jordania, Irak a Israel. Hoy un pequeño número de beduinos siguen habitando estas tierras manteniendo u estilo de vida libre , siendo su fuente de ingresos principal el turismo. Las caravanas de camellos que atravesaron esas tierras hace miles de años, hoy son caravanas de jeeps atravesando este lugar inhóspito y hermoso.
En el año 2008 la Unesco valoró que "El espacio cultural de los bedu de Petra y Uadi Rum" fuera declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y advertía que la sedentarización traería consigo la desaparición de los conocimientos de un pueblo que había habitado estas tierras durante milenios.
Seguimos ruta para conocer una de las dunas de arena roja permanente más impresionantes de este lugar que forma parte del complejo de dunas de Al Hassany , aunque este desierto no se caracteriza por ello. Escalamos la duna que fue bastante costoso y las vistas desde allí eran impresionantes; la cámara se quedó en el jeep para evitar que se llenara de tierra.
Otra de las vistas más emblemáticas son las petroglifos de Alameleh y Anfashieh en las que hay inscripciones en tamúdico creadas por una cultura anterior a las tribus semíticas árabes que poblaron este desierto desde tiempos bíblicos, algunas se les adjudican una antigüedad de más de diez mil años. En la zona existen evidencias de que estuvo poblada desde el neolítico y por los petroglifos sabemos que las condiciones climáticas no eran tan extremas como hoy existiendo una mayor variedad de fauna y flora. Para algunos estas representaciones fueron creadas por los propios nabateos, el mismo pueblo que construyó la ciudad de Petra. A muchos de estos petroglifos se les otorgan la función de marcas para ayudar a las caravanas a cruzar el desierto.
Otro lugar impresionante es el cañón de Khazali, una formación rocosa que abre paso a una garganta o cañón que tiene unos 100 metros en los que se puede caminar sin problemas y nos recordó al cañón que hay que recorrer para llegar al tesoro de Petra.
Desde este punto pasamos por algunos lugares no menos mágicos en donde el desierto rojo se transforma en el llamado desierto blanco de Wadi Rum y no desde luego no es menos espectacular.
Ya nos quedaba volver al punto de partida no sin un pequeño susto pues nuestro jeep decidió pararse y no volver a arrancar, menos mal que al ir en grupo nos realojaron en otros vehículos y llagamos todos juntos para despedirnos de este mágico y sorprendente lugar. De nuevo la montaña de los Siete pilares de la sabiduría llamada así en honor del libro escribió Thomas Edward Lawrence titulado "Los siete pilares de la sabiduría". Este escritor, arqueólogo y oficial del ejercito británico durante la primera Guerra Mundial jugó un papel importante en la rebelión árabe contra el imperio otomano y cuya base de operaciones estuvo aquí. Este personaje ha pasado a la historia como Lawrence de Arabia y el Wadi Rum hoy se le conoce también como el Desierto de Lawrence de Arabia.
Podéis leer toda la ruta de ocho días en Jordania en Jordania en trece visitas (Unesco) y todos los post que hemos escrito en Viaje a Jordania.
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