La ciudad de Pamplona (Iruña en vasco) se encuentra incluida en la Lista Indicativa del Patrimonio de la Humanidad desde 1998 por las Fortalezas abaluartadas de la frontera que comparte con Castilla y León, Extremadura, Aragón y Cataluña. Se describe así:
"Estas fortificaciones se localizan en regiones españolas limítrofes con Francia y Portugal. Las fortalezas abaluartadas fronterizas fueron planeadas y construidas entre fines del siglo XVI o comienzos del XVII y finales del XVIII. Fueron construidas como resultado de los conflictos militares. Se caracterizaron por incluir elementos que respondían a las nuevas necesidades defensivas impuestas por el uso de la artillería, de este modo formaron un excepcional ejemplo de los diferentes tipos de construcciones defensivas: ciudades fortificadas como Pamplona (Navarra); Jaca, en Huesca (Aragón); Ciudad Rodrigo, en Salamanca (Castilla-León); o Figueras, en Gerona (Cataluña). También fortalezas militares como el caso del Fuerte de la Concepción, en Aldea del Obispo y el castillo construido en la frontera cristiano-musulmana en el río Tajo, ahora en el Parque Nacional de Monfragüe, en Extremadura, y el sistema defensivo que data de época medieval, como en el caso de San Felices de los Gallegos".
Pero además la ciudad de Pamplona se encuentra dentro del Camino de Santiago de Compostela: Camino francés y Caminos del Norte de España que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993 y ampliado en 2015, descrito así:
"Proclamado primer itinerario cultural europeo por el Consejo de Europa en 1987, el camino de Santiago es la ruta seguida por los peregrinos de todas las épocas desde la frontera franco-española hasta la ciudad de Compostela. Este itinerario está jalonado por más de 1.800 edificios religiosos y civiles de interés histórico. En la Edad Media, desempeñó un papel fundamental en los intercambios culturales entre la Península Ibérica y el resto de Europa. Hoy en día, sigue siendo un testimonio del poder que ejerce la fe cristiana en millones de europeos de toda condición social".
UN POCO DE HISTORIA
En el año 74 o 75 a. C. surge la ciudad de Pamplona de la mano del general romano Pompeyo que le dio el nombre de Pompaelo (la ciudad de Pompeyo). En este mismo lugar parece que existió un poblado anterior del que existen poquísimos restos arqueológicos. El Imperio Romano desapareció y este ciudad cae en el olvido, siendo en estos siglos un pequeño lugar habitado por campesinos que vivían alrededor de una pequeña iglesia que después sería la Catedral. La invasión musulmana por el sur y el impero Carolingio por el norte en el siglo VIII, hace que esta población se organice y sea el germen de la actual Navarra. En el siglo IX nace el de Reino de Pamplona, siendo su primer rey conocido Íñigo Arista.
Sancho III el Mayor en los inicios del siglo XI llega a ejercer la hegemonía sobre todos los reinos cristianos del norte recibiendo el nombre de Rex Ibericus y sería en el siglo XII Sancho VI el Sabio quien proclama en 1162 el reino como Reino de Navarra. El paso de los peregrinos de Camino a Santiago de Compostela en el siglo XI, atrajo a artesanos y vendedores a la ciudad que se fueron quedando y surgen los burgos, quedando la ciudad dividida en tres poblaciones con sus murallas y no demasiadas buenas relaciones entre ellos: La Navarrería o la ciudad de los navarros, el Burgo de San Cernin y la Población de San Nicolás.
En 1423 el rey Carlos III el Noble unió los tres burgos, convirtiendo a Pamplona en una única ciudad. Desaparecieron las murallas que dividían la ciudad, dejando exclusivamente las exteriores y creó un nuevo ayuntamiento entre los tres burgos siendo el lugar el mismo que ocupa el ayuntamiento actual. En el siglo XVI el Reino de Navarra perdió su independencia al ser anexionada a Castilla, exactamente 18 de febrero de 1513. Fernando el Católico juró sus Cortes y sus fueros ante los procuradores. En los siglos siguientes Pamplona se convirtió en un lugar importante en la defensa de España y se construyen unas nuevas murallas y una nueva ciudadela que no fueron modificadas hasta el siglo XIX cuando el desarrollo y expansión de la ciudad se hacían imprescindibles para su crecimiento. Así surgieron distintos ensanches de la ciudad hasta la ciudad del siglo XXI, que conocimos nosotros un 29 de marzo de 2018.
NUESTRA VISITA
Como ya os hemos contado en nuestro relato de "Viaje a Navarra. Introducción y planificación del viaje", nos alojábamos en la villa de Olite que dista de la ciudad de Pamplona unos 44 kilómetros. Decidimos dejar el coche reposar por un día y nos fuimos en autobús. El trayecto es de unos 40 minutos y el precio 3,40 euros por persona; esto nos permitía recorrer la ciudad con calma y no estar preocupados por el aparcamiento. Además la nueva estación de buses está en el centro de la ciudad, junto a la Ciudadela, que sería nuestro primer contacto con esta ciudad de Pamplona que llevábamos años deseando conocer.
Comenzamos nuestro recorrido desde la Ciudadela de la que os hablaremos al final de nuestra ruta, ya que allí terminamos para volver a Olite. Os dejamos el mapa del centro de la ciudad de Pamplona para que podáis seguir los lugares que visitamos. La ruta de puntitos rojos se corresponde con los lugares de los Sanfermines y la puntuada en negro se corresponde con el Camino de Santiago a su paso por la ciudad.
En menos de cinto minutos estábamos en la Avenida de San Ignacio de Loyola que nos conduciría al corazón de la ciudad. Pero antes nos detuvimos en una placa en el suelo en la que se podía leer: "Aquí cayó herido San Ignacio de Loyola el 20 de mayo de 1521". En este lugar se encontraba el palacio que mandó construir el Rey Fernando el Católico pero fue destruido y en el siglo XVII se levantó la Iglesia de San Ignacio de Loyola.
El Palacio de Navarra (2) es la sede actual del de la Presidencia del Gobierno de Navarra, anteriormente fue sede de la Diputación. El edificio fue proyectado en en el siglo XIX por José de Nagusia en estilo neoclásico. Esta primera imágen corresponde a los jardines en los que se encuentra una secuoya gigante que es el árbol más alto de la comunidad y está considerado Monumento Natural de Navarra. La Fachada principal del edificio se encuentra enfrente de la Plaza de los Foros y se hizo una ampliación del edificio en la Avenida de Carlos III.
El Monumento de los Fueros (33) en la plaza del mismo nombre y el Paseo de Sarasate, fue construido por suscripción popular para conmemorar la defensa y la importancia de los fueros, tan unidos a la idiosincrasia del de los navarros. Fue proyectado por el arquitecto Martínez de Ubago y se terminó en 1903. Tiene todo él carácter simbólico y está rematado por una figura femenina de bronce que representa a Navarra y porta en su mano las cadenas del escudo y un pergamino con la ley foral.
La Plaza del Castillo (1) es el corazón de la ciudad de Pamplona. No siempre se ha llamado así, su denominación actual hace homenaje a dos fortificaciones que hubo en el lugar. Como era muy temprano todavía nos la encontramos prácticamente sin gente lo que fue un placer y hasta nos hicieron una entrevista para la ETB (Euskal Telebista).
Es una plaza porticada en todos sus lados, pero sin uniformidad ya que se fue creando de forma paulatina a través de los años, urbanísticamente se configuró entre los siglos XVI y XVII. Está rodeada por edificios de distintas alturas que en su mayoría datan del siglo XVIII en los que destacan sus colores, balcones y torres. Destaca la fachada del Palacio de Navarra, el edificio del antiguo Casino y el Palacio de Goyeneche.
Nos llamó la atención que a esta Plaza del Castillo, como en otras ciudades, es un punto de reunión sus habitantes y que la llaman de forma cariñosa: “el cuarto de estar de los pamploneses”. Hay muchos bares, restaurantes y cafés, del más conocido, el Iruña hablaremos más adelante. Aquí se encuentra también el emblemático hotel La Perla por el que han pasado personajes tan emblemáticos como Ernest Hemingway, Orson Welles o el gran Ignacio Zuloaga, entre otros.
El Ayuntamiento (6) está situado en la plaza donde confluian los tres burgos y que quedaron unidas por Carlos III el Noble, como ya hemos contado más arriba. La preciosa fachada del edificio actual es del siglo XVIII y el resto del edificio es del XIX. Pero si por algo es conocido este edificio y su plaza es porque cada 6 de julio a las doce del mediodía es produce el famoso Chupinazo dando comienzo a las Fiestas de San Fermín. Comenzando con unas palabras que todos conocemos y que dicen: ¡Pamploneses! ¡Pamplonesas!... Nos llamó mucho la atención el tamaño reducido de la Plaza ya que por televisión y abarrotada de gente parece mucho mayor. Aquí se encuentran también y de forma permanente una muestra de las barreras que se colocan cada año para los Sanfernines y claro, no pudimos dejar de hacernos unas fotografías que perpetuasen el momento. Y tocaba seguir caminando por la calle Mercaderes y la calle Curia hacia la Catedral.
Catedral de Santa María la Real (21) nos recibió con su monumental fachada neoclásica de Ventura Rodríguez y un cartel deseando “Buen Camino” a los peregrinos en más de 35 idiomas. El acceso a la Catedral es gratuito y para visitar el claustro y el museo hay que pagar 5 euros, sin lugar a dudas merecen ser visitados todos los espacios de esta espectacular Catedral. Precios y horarios los podéis consultar, así como bastante información del templo AQUÍ.
Al acceder al interior, se observa un templo de estilo gótico, construido entre los siglos XIV y XV, que se levantó sobre uno anterior románico destruido a finales del siglo XIII y éste a su vez sobre otro del siglo IX y éste sobre otro del siglo VI que fue el origen del burgo de la Navarrería. La nave central mide más de 26 metros de altura y es presidida por la imagen de Santa María la Real, una talla románica del siglo XII, revestida de plata. Ante esta imagen se coronaban, bautizaban, casaban y bendecían a los reyes navarros.
Otra joya que esconde esta catedral es el sepulcro de Carlos III y su esposa Leonor de Trastamara, realizado en alabastro es una joya gótica absolutamente bellísima. Como curiosidad, decir que este monumento se ejecutó en vida del rey y se terminó a principios del siglo XV, en 1419. Su ejecución es del escultor belga Johan Lome de Tournai.
Visita obligada es el claustro, que aunque estaba siendo restaurado pudimos apreciar porqué está considerado uno de los mejores ejemplos del gótico en Europa, con una combinación magistral de curvas y rectas creada con grandes arcadas ojivales y treboladas, rematadas por pináculos que dan al conjunto una gran elegancia.
La exposición que había en el Museo de la Catedral en el momento de nuestra visita era "Occidens" con un montaje espectacular con una tecnología interactiva que cuenta las raíces de la ciudad, la religiosidad y el sentido de nuestra civilización actual. Hay que verla sin duda.
Como la ciudad está celebrando el año jubilar, al salir nos dieron este diploma que acreditaba que habíamos estado renovando la devoción por San Fermín.
Tras la visita de la Catedral que nos gustó mucho, nuestra próxima parada serían las murallas que se encontraban detrás de la catedral. Antes de llegar nos encontramos con dos lugares cargados de encanto. El primero fue la Plazuela de San José desde la que se tienen unas vistas de la Catedral preciosas, buscamos la calle Salsipuedes y contemplamos la casa más antigua de la ciudad; un lugar con mucho encanto. El segundo fue El caballo Blanco que se encuentra en el Bastión de Redín con un mirador, diríamos que el mejor de la ciudad y el Mesón del mismo nombre en un palacete junto a las murallas, del que no pudimos hacer fotografías porque solo aparecían las sombrillas y el sol nos daba de frente.
Pues ya estábamos en las Murallas de Pamplona (35), un mirador excepcional de algunos barrios nuevos de la ciudad y los Pirineos al fondo nevados. Estas murallas fueron de vital importancia en el siglo XVI con la anexión de Navarra a Castilla ya que la ciudad se convirtió en frontera norte del país. El Baluarte del Redín es un gran mirador sobre el río Arga hoy, pero fue uno de los lugares más inexpugnables de la ciudad y El Portal de Francia era la única puerta del primitivo recinto amurallado que conserva su emplazamiento y aspecto originales. Un paseo más que agradable que recomendamos hacer.
El Palacio Real de Navarra hoy Archivo General (18), su origen se remonta al siglo XII cuando el rey Sancho IV de Navarra ordenó construir este palacio. Desde su construcción mantuvo en constantes litigios a la corona y la iglesia por su propiedad. Fue Palacio Real hasta mediados del siglo XVI, morada de virreyes a hasta el siglo XIX que pasa al ejercito. Tras años de abandono se encarga su remodelación a Rafael Moneo y fue inaugurado cono Archivo General de Navarra en 2003.
Nos llamó mucho la atención una maqueta gigantesca de la ciudad que se puede visitar cuando entras al edificio.
También pudimos visitar una capilla protogótica que se conserva en el sótano del edificio.
La Basílica de San Fermín de Aldapa (19), se encuentra en la misma plaza que el Archivo General. Nosotros pensábamos que era aquí dónde se encontraba San Fermín y que no lo veríamos porque estaba cerrada. Luego comprobamos que no era así, pero también es un lugar cargado de historia para la ciudad, porque cuentan que en el lugar donde se encuentra esta iglesia levantada en el medievo, aunque la actual es del siglo XVIII, se encontraba la casa natal de San Fermín y además se han encontrado restos romanos de la antigua Pompaelo. Desde esta iglesia todos los 25 de septiembre se lanza el cohete que marca el inicio del "San Fermín Chiquito" para celebrar las fiestas del barrio de la Navarrería.
Se iba acercando la hora de comer y emprendimos retorno a hacia las calles que rodean la Plaza del Castillo, no sin antes recorrer la cuesta de la calle Santo Domingo, otro de los iconos de los Sanfermines y según cuentan de los más peligrosos por la cantidad de gente que hay en este tramo y desde donde se canta tres veces pidiéndole al Santo su protección. Nos recordaba las imágenes de cientos de personas con las manos alzadas con un periódico. Pasamos por la iglesia barroca de de Santo Domingo (16), el Mercado del mismo nombre, la Cámara de Comptos (9) único edificio del gótico civil de la ciudad que se conserva, fuimos a la bellísima Plaza de San Francisco donde en un edificio modernista se encuentra la Biblioteca Municipal de la ciudad, el Palacio de los Condes de Guendulán (4) y el Palacio de los Navarros Tafalla (4).
Y aquí ya decidimos cerrar la guía, apagar las cámaras y buscar la calle Comedia para comer nuestras primeras tapas en el Roch, uno de los bares o cafés mas antiguos de la ciudad de 1898 y que nos habían recomendado por sus fritos. Menos mal que conseguimos sentarnos en una de sus pequeñas mesas y dar descanso a nuestros pies. Una historia curiosa de este local, que además de buenas tapas, conserva la decoración original, podéis leer todo sobre es lugar aquí.
Continuamos experiencia gastronómica en la calle Estafeta en otros dos lugares que nos habían recomendado, pero esta calle además de un lugar imprescindible para tomar pinchos, es de las más conocidas y peligrosas dentro del encierro por ser muy estrecha y con escasos lugares donde refugiarse excepto los portales.
Continuamos ruta para seguir el recorrido de los encierros que nos llevarían hacia la Plaza de Toros, lugar donde termina el recorrido. Existen visitas guiadas que a nosotros no nos interesó hacer ya que los toros no son uno de nuestros fuertes, pero no resistimos la tentación de hacernos una fotografía para recordar el momento.
También teníamos que buscar la escultura del gran premio Nobel, Ernest Heminguey, que escribió una novela sobre la fiesta de los Sanfermines, titulada en castellano como Fiesta (The sun also Rises) y que dio a conocer al mundo la Fiesta de San Fermín. El Novel escribió: "Y al mediodía del 7 de julio la fiesta estalló. No hay otro modo de decirlo".
El Café Iruña en la Plaza del Castillo (1) fue fundado en 1888 y su apertura sirvió para inaugurar la llegada de la luz eléctrica a la ciudad. Es un lugar emblemático y con una preciosa decoración de la “Belle Époque” en el que parece que el tiempo se ha detenido. Como hacía un sol espléndido decidimos sentarnos en la terraza a dar un largo repaso a nuestros pies y tomar un café y unas tartas que estaban deliciosas. Un lugar inolvidable en el que pudimos contemplar esta plaza en plena actividad.
Tras el merecido descanso, decidimos seguir explorando esta maravillosa ciudad de Pamplona. Queríamos recorrer la calle Mayor, ver la Iglesia de San Lorenzo, el parque de la Taconera y lo que fuera apareciendo por el camino. Para ello volvimos de nuevo a la Plaza del Ayuntamiento (6) y nos llevamos una grata sorpresa porque el edificio estaba totalmente engalanado con estandartes y bastante gente esperando, preguntamos qué era aquello. Todos los Jueves Santo a las 17:00 horas sale una comitiva municipal hacia la Iglesia de San Agustín para la renovación del Voto de las Cinco Llagas que se remonta al año 1601 cuando la ciudad pidió a Dios la intervención para que desapareciera una epidemia de peste y como remitió se celebra cada año la renovación del voto. La comitiva llega a la iglesia de San Agustín (24) y allí se celebra el acto. Nos acercamos pero estaba a rebosar y nos perdimos escuchar al coro de la Catedral que interpreta el Miserere Romano.
Volvimos por nuestros pasos hacia la Calle Mayor que curiosamente no es la calle más bonita de la ciudad pero que nos condujo a la Iglesia de San Lorenzo (12) donde está la Capilla de San Fermín y donde se encuentra el busto-relicario del santo. Este lugar cobra importancia en la celebración de las fiestas pero también es un lugar de paso obligado para los peregrinos del Camino de Santiago que llegan a la ciudad.
El Parque de la Taconera (30) fue nuestra siguiente visita, aunque breve ya que empezaba a dejarse sentir el frío. Es uno de los parques más bonitos y antiguos de la ciudad, se creó en 1850 con estilo francés. Aquí nos encontramos una bella puerta, la de San Nicolás que fue una de las seis puertas de la Pamplona amurallada. Fue trasladada desde su emplazamiento original hasta este parque.
Retornando hacia el centro por fin nos encontramos abierta la Iglesia de San Saturnino o San Cernin (7) fue la iglesia del antiguo burgo de San Cernin, levantada entre el siglo XIII-XV, sobre otra iglesia anterior, es una iglesia fortificada, con atrio y dos torres. El interior es de una sola nave y bastante interesante. Pero para que luego digan que viajando no se aprende, y es que aquí nos enteramos que San Saturnino y San Cernin son un único santo, ya que Cernin en el nombre en occitano de San Saturnino; además nos enteramos que San Saturnino es el patrón de Pamplona y pensamos ¿San Fermín?, pues San Fermín es el co-patrono de Navarra junto a San Francisco Javier. Si queréis un breve resumen de la vida de la vida de estos santos pinchad AQUí.
Desde la Torre del Reloj que está rematada con una veleta en forma de gallo, el reloj anuncia cada mañana de los Sanfermines el momento es que se produce el disparo del cohete que da inicio al encierro.
Pues el día estaba acabando pero todavía nos quedaban visitar dos lugares, así pues, tomamos la peatonal Avenida de Carlos III desde el Palacio de Navarra, vimos la escultura homenaje a Carlos III, el Teatro Gayarre pare llegar al Monumento del Encierro (26), obra del escultor Rafael Huerta que se inauguró en 2007 y dicen que ha conseguido captar un instante del encierro. Tiene once metros de largo y está mirando hacia la plaza de toros. Difícil hacer fotografía sin gente porque estaba llenito de papás y mamás subiendo a los pequeños sobre el monumento para inmortalizar el momento.
La Ciudadela (29) que nos vio llegar a esta ciudad bien de mañana sería también nuestra última visita antes de emprender retorno a Olite. Este recinto amurallado y fortificado construido entre 1570 y 1645 por orden de Felipe II, está considerado el mejor ejemplo de arquitectura militar del Renacimiento español y una de las ciudadelas más grandes de Europa. Es un pentágono regular con baluartes y bastante austera, habiendo sufrido remodelaciones y modificaciones importantes sobre todo a partir de 1888 para hacer un ensanche en la ciudad
Hoy esta ciudadela tiene varios edificios que se usan para exposiciones y se ha convertido en uno de los pulmones verdes más grandes de Pamplona.
Y así, un poco "reventados" de tanta caminata ya que hicimos más de 10 kilómetros, nos dirigimos a la estación de autobuses para adquirir los billetes de vuelta a Olite. Un gran día "turisteando Pamplona" porque esta ciudad nos enamoró.
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