Conocer Bielorrusia y su capital , Minsk, era uno de nuestros mayores intereses en este viaje del Verano 2018 que nos llevó a "Europa del Este, Chipre y el Líbano". Bielorrusia y por ende Minsk, ha sido hasta hace un año uno de los lugares más misteriosos de Europa: no hay guías de Viajes, no hay prácticamente información en la red, muy poca gente había atravesado sus fronteras y por lo tanto el turismo era prácticamente cero, las trabas para visitar el país eran muchas, además de estar catalogado como la última dictadura en Europa. A pesar de todas estas informaciones, desde hacía algún tiempo, en nuestros deseos viajeros Bielorrusia, junto a Ucrania y Moldavia, estaban en nuestras mentes.
Llegamos un 10 de julio de 2018 a Minsk procedentes de Varsovia en un vuelo de la compañía Lot, en unas dos horas. Rápidamente nuestro chip fue cambiando porque nos encontramos un aeropuerto moderno, limpisimo, luminoso y como comprobaríamos, después, muy eficiente. Al entrar a la zona internacional nos enviaron a un mostrador donde comprobaron que teníamos seguro médico y nos pusimos a la cola para pasar el control de pasaportes. Nos preguntaron cuántos días estaríamos en el país y nos pidieron la reserva del hotel y el vuelo de salida. Miraron varias veces el pasaporte con una lupa y a nosotros (sin lupa). Sello y a recoger las maletas, a ambos dejó de palpitarnos el corazón y suspiramos viendo que no había sido tan salvaje como lo pintaban. Todos los datos prácticos referentes a normativas de acceso, visados, aeropuerto, así como los datos de cómo llegar del aeropuerto al centro de la ciudad y la referencia al hotel en el que nos alojamos lo podéis leer en "Planificación, vuelos, hoteles y datos prácticos del viaje a Europa del Este, Chipre y Líbano. Verano 2018".
Ya en el coche que nos llevaba a la ciudad de Minsk, el aeropuerto está a unos 43 km, comprobamos que es un país absolutamente llano (más que la Mancha) y muy verde, plagado de pequeñas concentraciones de casas de colores. Acercándonos al área urbana de la ciudad nos llamó mucho la atención la cantidad de edificios enormes y altísimos, además de parecer completamente nuevos, que había a nuestro paso. Os lo explicaremos más adelante, porque hay veces que nada es lo que parece. Recorrimos prácticamente entera la Avenida de la Independencia, casi 17 kilómetros que contiene algunos de los edificios más significativos de la ciudad, para llegar al centro de la ciudad donde estaba nuestro hotel.
UN POCO DE HISTORIA
Los orígenes de la ciudad se remontan al siglo X donde el príncipe Rahvalod, de origen vikingo, gobernó un territorio conocido como Principado de Polatsk, al que pertenecía la zona que ocupa la actual ciudad de Minsk. La primera mención escrita de la ciudad con el nombre de Minsk aparece en el año 1067, y está correlacionada con la lucha dinástica entre el Principado de Polatsk y el Rus de Kiev. Hasta el siglo XIV la ciudad perteneció al Rus de Kiev y en 1326 pasa a formar parte del Gran Ducado de Lituania recibiendo los privilegios de ciudad en 1499 (derecho de Magdeburgo). A partir de aquí la ciudad fue pasando de manos polacas a rusas.
La ciudad fue cedida definitivamente a Rusia mediante el pacto de Paz de Riga, firmado a principios del siglo XX entre Rusia y Polonia convirtiéndose en la capital de la República Socialista de Bielorrusia, una de las repúblicas que constituían la URSS. Durante la II Guerra Mundial fue invadida por Alemania en 1941 tras un bombardeo que duró varios días; fue reconquistada por los rusos en 1944. En este momento más del 80% de la ciudad había sido destruida. Tras la guerra nace la ciudad que prácticamente conocemos hoy, una ciudad de grandes avenidas, grandes edificios tan característico de la arquitectura rusa.
La ciudad de Minsk, por tanto, fue capital de la República Socialista Soviética de Bielorrusia desde 1919 hasta 1991, cuando se convirtió en la capital del estado independiente de la República de Bielorrusia.
QUÉ VER EN MINSK
Minsk es una gran metrópoli con una arquitectura predominante de la época soviética ya que quedó, como hemos contado más arriba, prácticamente destruida después de la II Guerra Mundial, aunque también existen macro edificios modernos construidos tras su independencia de la URSS. En ella viven casi dos millones de personas.
Tiene una magnífica red de transporte público que abarca casi toda la ciudad: metro construido en los años 80 del siglo XX, autobuses, tranvías y trolebuses. Por lo que moverse por la ciudad es tremendamente fácil y a un precio más que barato. En este mapa podéis ver las zonas de las que hablamos y ubicar los lugares que más nos gustaron de la ciudad de Minsk.
Lo más interesante para visitar la ciudad de Minsk, al menos bajo nuestro criterio, se concentra en tres zonas de la ciudad. En primer lugar el conocido Barrio Troisky o barrio de la Trinidad y la ciudad alta, donde teníamos nuestro hotel, y que se corresponde con la antigua zona medieval de la ciudad en el que se concentran un gran número de monumentos que después contaremos como el Ayuntamiento o la Catedral del Espíritu Santo. En segundo lugar la Plaza de la Independencia con la famosa estatua de Lenin, el edificio de Correos que marcaría la altura de los edificios de la ciudad o el Hotel Minsk, el más antiguo de la ciudad; todo ello muy cerca de la estación central de trenes. En tercer lugar la Avenida de la Independencia, con casi 17 kilómetros que reúne en ella los edificios más importantes y significativos de la ciudad.
Barrio Troisky o barrio de la Trinidad y la ciudad alta (al dato porque el desnivel es inferior a 100 metros). Aquí se encuentran la mayor parte de edificios históricos de la ciudad, algunos de ellos se salvaron de la destrucción de la II Guerra Mundial y la mayoría han sido restaurados, tal y como los vimos, ya en el siglo XXI por un decreto de Aleksander Lukashenko para rehabilitar todo el centro histórico. Es uno de los lugares más bonitos de toda la ciudad, junto a uno de los meandros del río, con paseos, restaurantes, pequeños puestos de artesanías y unas vistas preciosas.
El Ayuntamiento es un precioso edificio neoclásico con una columnas imponentes que preside la Plaza Svabody. Fue reconstruido en 2003 en el mismo lugar donde estuvo desde 1582 hasta 1851 cuando fue destruido. En la actualidad tiene un museo.
Catedral del Espíritu Santo, hoy la Catedral Ortodoxa de la ciudad, fue construida entre 1633-1642 como la Iglesia del convento de monjas católico con el nombre de San Bernardo. Fue modificada varias veces y a mediados del siglo XIX fue cerrada para convertirse en el templo actual. Tuvimos la suerte de verlo en plena celebración y su interior es precioso. Llama la atención lo blanco de sus muros por la mañana y el tono amarillento de sus paredes al caer la tarde.
Justo detrás de la Catedral se encuentra otro bello edificio con una cúpula dorada y una pequeña iglesia muy interesante.
Desde aquí se accedía a nuestro hotel, Monastyrski, ubicado en el antiguo Monasterio de las monjas de la orden de San Bernardo; fue construido en 1624 y al igual que la iglesia del Espíritu Santo estuvo en uso hasta mediados del siglo XIX. Fue usado por el ayuntamiento de Minsk y es en 2009 cuando se decide restaurarlo y convertirlo en hotel.
El barrio de la Trinidad es una recreación de los edificios de antes de la guerra de Minsk en una curva del río. Tiene pequeños cafés, restaurantes y tiendas; se ha convertido en el lugar de ocio de los habitantes de Minsk. El conductor que nos trajo del aeropuerto nos dijo que era el lugar más animado de la ciudad, así que no quedaba más remedio que comprobarlo. Cenamos la primera noche en un pequeño restaurante viendo el ambiente de la zona que no era otro que pequeñas zonas para bailar... En medio de la calle.
Un puente peatonal conduce a una pequeña isla con el monumento a la guerra afgana conocido popularmente como la Isla de Lágrimas. Uno de los lugares más emotivos de la ciudad de Minsk.
Otro lugar muy interesante en este barrio en la Calle Lenin o Lenina que suena mucho más bonito. Aquí nos encontramos el nombre de la ciudad y un precioso reloj, ambos de flores, con el Ayuntamiento de fondo. Es una de las calles comerciales de la ciudad con unas fuentes y paseos de mármol espectaculares y es que a los bielorrusos les debe encantar el mármol para sus construcciones porque lo vimos en muchos lugares.
Catedral Católica de la Virgen María se encuentra frente al Ayuntamiento en esta misma calle. Es un templo barroco levantado por los jesuitas en el siglo XVIII. Durante la época de la URSS tuvo un uso civil y en 1997 se volvió a consagrar como iglesia católica.
El Museo Nacional de Arte de Bielorrusia, ubicado también el la calle Lenin o Lenina, es el mayor museo de arte de Bielorrusia. Un lugar espectacular al que hay que dedicarle un par de horas porque tiene una colección muy interesante. Nace en 1934 como Galería Nacional y tras todos los avatares de la historia del siglo XX, es en 1990 cuando se cataloga como Museo Nacional de arte. Tiene dos edificios y la mejor colección de arte bielorruso del país, un gran fondo de arte ruso y arte europeo; nos llamó la atención también la extensísima colección de arte asiático, fundamentalmente chino. Muy grato fue encontrarnos una exposición temporal, que aunque no entendimos nada de los textos, debería ser algo así como el caballo en el arte.
Plaza de Octubre o Plaza de la República se encuentra en otro de los extremos del Centro histórico. Es inmensa y contiene en ella el Palacio de la República, otro de los ejemplos de la arquitectura soviética de la ciudad y que hoy se utiliza para eventos especiales en el país. Los habitantes de Minsk lo llaman, pensamos que cariñosamente, el "sarcófago".
Aquí también se sitúa un inmenso edificio amarillo de arquitectura neoclásica que en un principio pensamos que era una iglesia, pero era así porque en algunos de los países que formaron parte de la URSS en la actualidad nada es lo que parece. Este edificio se empezó a construir en 1949 y fue el Palacio de la Cultura de los Sindicatos; cuando te acercas y contemplas de cerca su fachada te das cuenta de que lo que deberían ser personajes bíblicos son campesinos y obreros.
Desde la Plaza de Octubre, nos adentramos en una de las calles principales que cruza la ciudad de Minsk, tanto a derecha como a izquierda, teníamos la
Avenida Nezavisimosty o Avenida de la independencia. En torno a sus 17 kilómetro de longitud se encuentran la mayoría de edificios y plazas más representativos de la ciudad.
La Avenida de la Independencia formaba parte de la carretera que unía Brest-Minsk-Moscú, convirtiéndose así la ciudad de Minsk en la puerta de entrada al vasto imperio ruso, o mejor al imperio de Stalin. Y fue precisamente Stalin el que dio las instrucciones para el diseño de esta avenida como una muestra del poder ruso, casi como un teatro que debía mostrar a todo el que pasaba por ella el poder de su imperio. Hay que tener en cuenta, que tras la II Guerra Mundial, en esta avenida tan solo quedaron diez edificios en pié con lo cual crear este proyecto no fue nada difícil e incluso algunos estudiosos dicen que "si alguna vez hubo una ciudad que representara la visión de Stalin del Paraíso en la Tierra, Minsk debe reclamar el título". Esta Avenida, además, ha llegado a tener 14 nombres y el actual es desde 2005 e incluso estuvo durante unos años en la Lista Indicativa del Patrimonio de la Humanidad como ejemplo de la arquitectura socialista. No sabemos desde que año dejó de estar en esta lista ni las causas.
Así crearon en 1952 en la Estación de trenes , lo que simbólicamente era la puerta de entrada a la ciudad de Minsk, mediante un edificio de viviendas con dos torres gemelas que es de los más grandes del país, conocido como la Puerta de Minsk.
El edificio de Correos, en esta avenida, es otro de los ejemplos de la nueva arquitectura de la ciudad, además de marcar la altura que deberían tener los demás edificios ya que no lo podían sobrepasar. Algunos arquitectos dicen que para la construcción de este edificio se inspiraron en el Palacio Poli de Roma y que lo único que le falta es la Fontana de Trevi delante de sus puertas de acceso.
Frente al edificio de Correos, nos encontramos con una de las plazas más simbólicas, más bonitas y más grande, casi 500 metros de longitud, de la ciudad. No es otra que la Plaza de la Independencia o Plaza Nezavisimosty.
Alrededor de la Plaza de la Independencia se encuentran los edificios institucionales más importantes de la ciudad: el edificio del Gobierno de Bielorrusia, el del Ayuntamiento , el cuerpo de Ingenieros del metro de Minsk y los edificios de la Universidad Estatal de Bielorrusia y la Universidad Estatal de Pedagogía. Aquí se encuentra la estatua de Lenin, en la que pocos resisten la tentación de perpetuar mediante una fotografía. Aquí la nuestra.
Aquí se encuentra también La iglesia católica de San Simón y Santa Elena, conocida como la " Iglesia roja" construida a principios del siglo XX por el noble Edward Voynilovitch, en memoria de sus dos hijos que murieron en la infancia.
Debajo de la Plaza de la Independencia se encuentra un enorme centro comercial subterráneo, que creemos es el mayor de Bielorrusia. La verdad es que impresiona con cafés, supermercado, boutiques, banco, bolera y cine. Aquí nos dimos un paseo por el supermercado para ver que consumen los bielorrusos y constatamos que no era nada barato. Si seguimos caminando nos encontramos con otro de los edificios más fotografiados de la ciudad, que no es otro que el Ministerio del Interior como es llamado actualmente pero que fue o es, dicen que sigue existiendo, la sede de la temida KGB.
Los Almacenes GUM, abiertos en los años 50 que son los más prestigiosos de la ciudad, el edificio del Circo Nacional de Bielorrusia, parques y tras cruzar el río otro de los lugares significativos de la ciudad, la Plaza de la Victoria.
La Plaza de la Victoria es uno de los principales monumentos dedicados a la Gran Guerra Patria (1941-1945) y en el centro de la plaza hay un obelisco de más de cuarenta metros coronado con la orden de la victoria, se levantó en 1954 y tiene bajo él la llama eterna por los caídos en esta guerra. El efecto de este obelisco enmarcado entre dos grandes edificios que comenzaron a construirse antes de la guerra, forman una estampa bastante bella.
El jardín botánico, esculturas de poetas, edificios universitarios, cines, teatros, la ópera, alguna que otra iglesia, sucesión de a lo largo de esta Avenida de la Independencia que haría el relato interminable, por eso vamos a terminar con otros dos lugares emblemáticos de la ciudad. El Museo de la Gran Guerra Patriótica y La nueva Biblioteca Nacional.
Museo de la gran Guerra Patriótica, una mega construcción, en medio de un parque enorme, creada en 1966 para ubicar el antiguo museo. Y en el que se conservan el mayor número de documentos de los acontecimientos sucedidos entre 1941 y 1945. Nosotros no lo visitamos por falta de tiempo.
La nueva Biblioteca Nacional es uno de los proyectos más importantes en los nuevos tiempos de Bielorrusia. El proyecto nació en 1998, pues querían concentrar los fondos existentes (Bielorrusia tiene la mayor colección de obra en ruso del mundo, por delante de Moscú) y así mismo dar al ciudadano todos los medios para el acceso a la información. El proyecto se denominó diamante y su forma lo ratifica. Tiene 26 plantas y la última funciona como mirador, al que no pudimos subir porque esos días estaba cerrado. Una obra muy criticada en el país calificándola como una "espantosa obra de arrogancia" aprobada por Lukashenko. Y es que en la ciudad de Minsk, existían mas de 130 bibliotecas, cuando este proyecto nació.
NUESTRAS IMPRESIONES SOBRE MINSK
Por lo que habíamos leído, pensábamos encontrarnos una ciudad gris y oscura, anclada en los años de años de la Unión Soviética, sin personalidad y algo anodina; pero la realidad fue otra completamente distinta ya que nos encontramos una ciudad luminosa, agradable, llena de restaurantes y de pequeños rincones que enamoran. Una ciudad que mira al futuro y en la que tan solo quedan algunos símbolos de su pasado.
Nos enamoramos de todos y cada uno de los jardines, pequeños espacios llenos de vegetación en las grandes avenidas y de todos los arreglos y decoraciones florales que vimos en nuestro días en Minsk.
No encontramos la Oficina de Turismo abierta pero en muchas zonas había grandes mapas con todos los lugares de interés que se podían visitar en la zona, eran interesantes y muy prácticos; además de tener en casi todos los edificios del centro histórico carteles con datos informativos.
Nos sorprendió la amabilidad y simpatía de sus gentes, sonreían cuando nos veían pasar. Minsk debe ser, junto con Chisinau, una de las capitales europeas que menos turismo reciben aunque pensamos que eso cambiará en un futuro muy cercano. Cuando tuvimos que preguntar alguna cosa siempre nos dirigíamos a los más jóvenes pro dos razones, hablaban inglés y con sus móviles pronto encontraban lo que buscábamos.
Si no recordamos mal, creemos que la ciudad de Minsk es la más limpia que hemos visitado nunca. Sorprendente el civismo de sus habitantes con los espacios públicos.
También nos sorprendió la ausencia de policía o militares por todo el centro, así como la ausencia total de mendicidad o la inexistencia de pintadas o grafitis, más allá de alguno que vimos bien bonito.
Lo que no nos gustó demasiado, es que a pesar de ser una ciudad prácticamente llana, nos cansamos de subir y bajar escaleras. ¿La causa? en las grandes avenidas no había paso de peatones sino pasos subterráneos, las escaleras mecánicas o pasos adaptados a discapacitados son prácticamente inexistentes. Eso sí, los tenían impecablemente limpios como toda la ciudad.
ADIOS....
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