Para defender su candidatura ante la UNESCO, Río de Janeiro mostraba una ciudad donde el paisaje urbano se funde con una naturaleza exuberante que da origen a "una cultura de calle" con grandes espacios abiertos, parques públicos, jardines y bosques que son parte de la vida cotidiana de los cariocas. Uno de los elementos que se citan como motivo para nombrar a la ciudad como Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2012 como "paisajes cariocas entre montaña y mar" es el jardín botánico, considerado como uno de los espacios verdes más bellos y relajantes en Río, y hogar de más de 6.500 especies de plantas.
Aunque no somos conocedores de la biología y la botánica, no íbamos a dejar de pasar una visita al jardín botánico de Río de Janeiro, uno de los elementos más característicos que definen el paisaje urbano de la ciudad. Los autobuses que llegan hasta allí entre otros son el 571, 572 y 594 pero nos decidimos por coger un taxi, ya que teníamos descuento al bajarnos la aplicación taxi99 (ver nuestro post "Datos prácticos para viajar a Brasil.") y por menos de 4€ llegamos a una de sus puertas de entrada. Pagamos la entrada en efectivo (15 Reales= 4€) porque debe ser casi de los únicos lugares de la ciudad en la que no se puede pagar con tarjeta y accedimos al recinto.
Su origen se remonta a la llegada de la Familia Real Portuguesa a Brasil, fue construido en 1808 por orden del Príncipe Regente Don Juan. En un principio, se le conoció como el Jardín de Aclimatación, con la finalidad de aclimatar las plantas de especias oriundas de las Indias Orientales: nuez moscada, canela y pimienta. Más tarde recibió el nombre de Huerto Real y por fin en 1822 fue abierto al público como Real Jardín Botánico. Con la Proclamación de la República, pasó a ser denominado como Jardín Botánico (1890). Desde entonces, ha tenido varios visitantes ilustres como Albert Einstein, la reina Isabel II de Inglaterra y muchos otros personajes ilustres, transformándose poco a poco en un lugar obligado de visita en la ciudad.
El jardín botánico de Río de Janeiro está repleto de algunas de las especies más importantes y en peligro de extinción en Brasil. Su rica diversidad biológica se extiende a lo largo de los 1,5 kilómetros cuadrados y permite a los visitantes conocer de cerca a algunas de las plantas más exóticas que se encuentran en este país.
Podrían pasar días deambulando por los jardines, explorando los invernaderos y deteniéndote para saludar a los simpáticos animales locales, la diversidad de plantas es vasta, extraordinaria y se compone principalmente de vegetación correspondiente al bosque atlántico. Aproximadamente el 40% se cultiva en el sitio.
Esta configuración única se ha convertido también en el hogar de multitud de especies de aves, como el tucán o el halcón de cuello blanco. También cuenta con monos tití que se divisan regularmente por todo el jardín.
En su mayoría predomina el color verde, es muy tranquilo y sereno, en definitiva un gran lugar para escapar del ritmo frenético de la ciudad que lo rodea. Venir a este espacio y contemplar la belleza que nos brinda la naturaleza, creemos que es una manera encantadora de pasar dos o tres de horas de relax y tranquilidad.
Para quien esté interesado, en la página web oficial, hay tres recorridos temáticos que están disponibles para descargar, cada uno completado con un mapa que lo lleva por el parque en una ruta diseñada personalmente con puntos clave de interés. Existe la 'Ruta del Arte' que muestra arte único y raro; la 'Ruta de la Historia' que destaca los principales sitios artísticos y arqueológicos; y la 'Ruta de árboles nobles' que distingue especies arbóreas importantes.
El parque tiene varias secciones que concentran ciertas especies de plantas o conceptos. La sección de la Amazonia alberga especies únicas de plantas de la selva como el caucho, el cacao y la capirona, un árbol que cambia de color según las estaciones. La vegetación en esta sección es gruesa y densa, típica de la Amazonía. Además y como complemento se encuentra el 'orquidiario' con colores y especies que no se escapan a nuestros disparos de cámara.
Unos sonidos de corrientes de agua nos llevó al jardín de las almohadillas lilly. Quedamos impresionados por la belleza del enclave, sus cascadas y por el tamaño espectacular de estas plantas acuáticas.
Muy cerca, una de las áreas más fascinantes, se trata del jardín sensorial que está diseñado para personas con deficiencia visual. El jardín está compuesto de plantas como cactus y hierbas que pueden tocarse o fundirse para interactuar con la flora de una manera diferente, así como placas de información escritas en braille.
Una de las áreas más famosas y fotografiadas del jardín es la Avenida de las palmeras reales, perfectamente estructurada, con un camino de 750 metros bordeado con 134 palmeras, todas las cuales descienden de una sola palmera.
Al lado de la avenida se encuentra el jardín japonés con 65 especies de plantas de Japón, incluyendo bonsáis y bambúes. Por desgracia, fue la zona más afectada del botánico después de una noche de lluvia torrencial, tres días antes, que destrozó buena parte del jardín y no pudimos apreciarlo en todo su esplendor.
El jardín dispone también de un laboratorio bien equipado, así como de una biblioteca. A la salida, vimos también un museo de forma rapidita porque se nos hacía tarde para realizar nuestra siguiente visita a las playas de esta bella ciudad. Estando en esta zona fue una pena que no pudiéramos dedicarle unas horas a recorrer la bella laguna Freitas que tan solo pudimos ver desde el taxi.
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