No podíamos dejar pasar la ocasión de visitar la localidad de Higüey, centro neurálgico de la zona este de la República Dominicana y sus alrededores. La ciudad más importante a la que se puede acudir desde Punta Cana. Este es uno de los tours más tradicionales que parten de Punta Cana - Bávaro, una inmersión en la cultura e historia de la República Dominicana, una auténtica población autóctona que nada tiene que ver con lo visto en las playas de Punta Cana. Podíamos haber optado por realizar este tour guiado que oscila entre los 40 y 55 dólares por persona, pero preferimos hacer por libre la excursión y recorrer a nuestro aire la citada localidad dominicana.
COMO LLEGAR A HIGÜEY DESDE PLAYA BÁVARO
Empezamos el día solicitando un taxi en el hotel que nos llevaría a la estación central de autobuses de Playa Bávaro. El recorrido nos costó 10$. desde allí hay autobuses cada media hora que hacen el trayecto Playa Bávaro-Higüey por un precio de 200 pesos dominicanos (algo menos de 4€) y que deja justo al lado de la Basílica de la Virgen de Altagracia, después de aproximadamente una hora de recorrido en un magnifico autobús con todas las comodidades. En total dos trayectos de taxi y 4 trayectos de autobús que supuso un gasto total aproximado de unos 16€ por persona.
UN POCO DE HISTORIA DE HIGÜEY
Fundada a finales del siglo XV o principios del XVI, hay dos teorías sobre la fundación de la ciudad. La primera cuenta que fue Juan de Esquivel quien ordenó levantar una fortaleza en el lugar tras conquistarlo. La otra dice que fue el gobernador Nicolás de Ovando quien ordenó que se levantara en ese lugar durante la consolidación de la conquista de la isla La Española. El conquistador Juan Ponce de León también vivió allí entre los años 1502 y 1508, año en que partió hacia Puerto Rico y Florida. Fue él quien mandó construir el castillo de San Rafael del Yuma, a 24 km de la ciudad.
Pero la ciudad de Higüey es conocida principalmente por ser la cuna de la Virgen de Altagracia, considerada como la madre protectora y espiritual del pueblo dominicano. Su fiesta patronal es el 21 de enero, día festivo en la República Dominicana en el que muchos fieles devotos de todos los rincones del país acuden en masa al impresionante santuario construido en su honor, siendo el monumento religioso más grande de la República Dominicana y por lo tanto, la iglesia más grande e importante en el país.
NUESTRA VISITA A HIGÜEY
Nada más bajar del autobús y al ser reconocidos como turistas, varios guías turísticos locales se ofrecen para acompañarnos en la visita. Basta con decir "No necesitamos guías" para que se retiren y no insistan. En la acera de enfrente, ademas de un bullicio de gente paseando de un lado a otro, distinguimos numerosos comercios de souvenirs y recuerdos, así como restaurantes, supermercados y vendedores ambulantes.
Entramos al recinto de la Basílica, teniendo la sensación de que este lugar sagrado irradia una sensación de paz y tranquilidad. Jardines bien cuidados y un palmeral realmente magnífico que hace muy agradable el paseo hasta la entrada del templo.
El origen del colosal monumento religioso se produjo a partir de la idea por un sacerdote dominicano de la necesidad de la construcción de un suntuoso templo en la Villa de Higüey que sustituyera el humilde y vetusto santuario, que desde cuatro siglos atrás había albergado a millares de peregrinos de todo el mundo. El pueblo acogió con inusitado entusiasmo esa feliz iniciativa que el gobierno apoyó y patrocinó con la creación de una junta Nacional Colectora Pro Basílica, llevándose a cabo un concurso internacional anunciado en 1947 para su construcción. Los ganadores fueron los franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré que empezaron la obra dos años más tarde.
La basílica llamada "Nuestra Señora de la Altagracia" es una extraña mezcla de lo sagrado y lo profano. Una fachada realizada en hormigón que parece asemejarse más a un búnker militar que a una iglesia, está coronada por un arco principal alargado de 80 metros de altura que se eleva hacia el cielo. Posee una estructura en forma de cruz latina y de dimensiones monumentales de casi 5000 m2. El interior del templo puede acomodar hasta 3000 personas. La Iglesia fue declarada Basílica por el Papa Pablo VI en 1970 y visitada por Juan Pablo II en 1992.
Traspasamos las enormes puertas realizadas en bronce, y chapadas en oro de 24 kilates y nos sorprendió la calma y la devoción que se producía dentro de la iglesia. En perfecto orden, los fieles hacían cola para besar el gran cuadro de la Virgen de la Altagracia, patrona del lugar y la provincia. Éste tiene un marco fabricado en oro y piedras preciosas, y posee un valor incalculable por la calidad de su fabricación. Anteriormente estaba ubicado en el antiguo santuario, la Iglesia de San Dionisio, de la que hablaremos más adelante.
Nos quedamos contemplando varios minutos el interior de la Basílica observando los elegantes vitrales y los impresionantes murales que muestran diferentes santos y figuras religiosas. El silencio y el respeto se hacía palpable dentro de la iglesia y la magnificencia de la obra se percibía mejor que desde el exterior. En cierto modo nos recordó a la Catedral de Río de Janeiro, también realizada en un estilo moderno y particular y que podéis leer en "Río de Janeiro (Brasil). La ciudad maravillosa (UNESCO) en un día.".
Datos prácticos
Ubicación:
Centro de Higüey, República Dominicana. Horarios:
De lunes a sábado de 8h00 a 18h00 y los domingos de 8h00 a 20h00.
Entrada gratuita
Salimos al exterior en dirección al Museo de la Altagracia, por lo que tuvimos que atravesar el gran palmeral y seguir las indicaciones de los carteles, aunque se distinguía visualmente a unos cientos de metros. Este museo fue construido con la finalidad de recuperar el patrimonio artístico e histórico de la ciudad para mostrarlo a los ciudadanos dominicanos. Es digno de ver y posee una colección muy interesante y variada de objetos de época.
No nos dejaron acceder con la entrada normal, solo se podía pasar con la visita guiada, la de 200 pesos (4€) pero al ser los únicos que estábamos fue como una visita VIP, los dos junto a la simpática joven guía que nos acompañó y que nos explicó no solo el recorrido por las diferentes salas, si no que respondió a cuantas preguntas le hacíamos. No se deja hacer fotos.
En el museo, se pueden contemplar diversos objetos que forman parte de la vida religiosa de la comunidad y que han sido debidamente restaurados para su exposición. Entre ellos, llaman la atención los miles de ofrendas (en especial joyas) a la virgen, que los creyentes han ido dejando en agradecimiento a su patrona. Por otro lado, destaca la exposición de una serie de óleos sobre tabla realizados en el siglo XVIII por el pintor Diego José Hilaris, conocidos como "medallones" por su especial forma y que narran milagros de la virgen desde el siglo XVI al XVIII.
En la llamada Sala del Tesoro, se pueden contemplar joyas de orfebrería local y de otros países americanos de entre los siglos XVII al XX. Como piezas a destacar hay un portaviático de oro con esmeraldas y un incensario de plata. También se pueden observar atuendos religiosos de distintas épocas y diversas piezas de un gran valor histórico.
Además de la exposición permanente que ofrece el museo, también se organizan actividades culturales y exposiciones de pintura y escultura de interés. Para más información visitad su página web: MUSEO DE LA ALTAGRACIA
Datos Prácticos
Ubicación:
Calle Arzobispo Nouel, Higüey, República Dominicana.
Horarios:
De martes a domingo de 9h00 a 17h00, aunque solo se puede entrar hasta las 16h00.
Precios:
Adultos: 100 RD$ (200 RD$ con visita guiada)
Y de allí nos dirigimos a la antigua iglesia que sirvió como Catedral de Higüey hasta el año 1959. No distaba más de 500 metros de la actual Basílica, así que fuimos dando un agradable paseo.
Entramos en un pequeño parque que se encontraba adornado con motivos navideños y en una de sus esquinas se encontraba esta deliciosa reliquia colonial que por desgracia no está lo cuidada que desearíamos. Una pena su mantenimiento y conservación ya que este monumento no merece estar en esas lamentables condiciones, porque es una auténtica maravilla.
La iglesia de San Dionisio, que así se llama la antigua Catedral de esta ciudad, está construida en el lugar donde se levantó el primer santuario dedicado a la Virgen María de América y estaba hecha de madera. No se conoce la fecha en que se comenzó la primitiva iglesia, pero se sabe que en el año de 1552, Don Francisco de Dávila dejó un porcentaje de su fortuna para que se comenzara la construcción de un Santuario en honor de Nuestra Señora, dado que ya para esa época era muy arraigado su culto a la Virgen de La Altagracia y en 1569 se comenzó a construir el santuario sobre las cenizas de la que había sido la primera iglesia.
De estilo sobrio colonial, tiene una sola nave con techo en forma de bóveda, que sostienen cinco arcos de elegante sencillez y robustez. La cúpula forma una media naranja completa y una concha cobija el sitio que ocupa el altar mayor.
El altar mayor con el nicho de plata donde se guardó el Santo Retablo, es obra del siglo XVI, con madera de caoba tallada a mano. La parte anterior es muy sencilla, así como la torre o campanario de escasa elevación, pero es de una belleza admirable.
Acabamos nuestra visita a la ciudad de Higüey visitando el Mercado de abastos y el área vecina, donde nos "perdimos" entre el bullicio y ajetreo de las calles, concurridas por gran cantidad de gente que compran sus productos diarios.
Tuvimos constancia del vaivén constante de automóviles, camiones, furgonetas y motocicletas y donde sin duda, se aprecian los sucesos cotidianos de la vida rural. Allí acabamos nuestra excursión mañanera a Higüey y antes de la hora de la comida volvimos a nuestro alojamiento.
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