La carretera entre Andorra y Francia no es que sea demasiado buena y el recorrido de 85 kilómetros hasta nuestra siguiente parada se nos hizo largo y pesado. Queríamos visitar la Cueva de Niaux (Grotte de Niaux, en francés) que se encuentra en Niaux, en el departamento de Ariège, al suroeste de Francia y que contiene pinturas prehistóricas de calidad superior, correspondientes al período Magdaleniense cuyas características relataremos más adelante.
Hay que llegar primero al pueblo y luego tomar una carretera indicada que sube aproximadamente 1.5 km hasta llegar al aparcamiento, enfrente está el gran porche de estructura metálica que cuenta con unos 55 metros de alto y 50 metros de ancho, donde se marca la entrada a la cueva.
La Grotte de Niaux es una de las últimas cuevas prehistóricas abiertas al público, pero tiene restricciones en el número de visitas y en la duración de las mismas por lo que es muy aconsejable, nosotros lo hicimos, reservar con antelación por internet en su página oficial: GROTTE DE NIAUX.
El edificio de acceso es una autentica pasada, moderno, colosal y con un diseño que contrasta de forma intencionada con el entorno. De hecho, no solo funciona como sala de exposiciones, información al visitante y venta de entradas, si no que mediante un gran pasillo sostenido con pilastras embutidas en la roca se llega cómodamente a un fabuloso mirador para hacer más placentera la espera.
La cueva solo se puede visitar con un guía, por lo que hay que pasar por taquilla para saber el grupo asignado. De abril a junio y en septiembre y octubre, todos los recorridos son en francés, excepto uno en inglés por día. En julio y agosto, los recorridos en inglés se aumentan a dos por día.
En la entrada de la cueva también hay paneles informativos que indican el trayecto que se va a realizar, así como fotografías de las pinturas correspondientes al período Paleolítico Superior que se encuentran dentro de la gruta.
La gran entrada de la cueva mide nada menos que 55 metros de altura y 50 metros de ancho, se encuentra a 678 metros sobre el nivel del mar y hay más de dos kilómetros de galerías, con más de cien magníficas pinturas de la época magdaleniense que habíamos nombrado con anterioridad. La principal característica de este período es que los dibujos están perfilados con pigmentos rojos o negros, principalmente hematita (óxido férrico) o pirolusita (dióxido de manganeso), respectivamente.
Entrar en la cueva exige un estado físico de regular en adelante ya que es una distancia interior larga y la estancia en el interior tiene un techo entre 1,30m y 1,45m, que sumado a un suelo con terreno muy irregular y a la oscuridad da una sensación claustrofóbica, el recorrido es de unos 800 metros y las pinturas están al final. Hay que llevar casco con lámpara que te facilitan en la recepción de visitantes.
Más de cien pinturas de más de 14.000 años cubren las paredes de este complejo de cuevas, pero la colección más importante y famosa es la que se encuentra en el interior de la caverna en la galería denominada "Salon Noir", llamada así por las grandes pinturas negras que se encuentran dentro, con una fabulosa galería de bisontes, ciervos, caballos y cabras montesas y el único animal que solo se ha encontrado dibujado allí, una comadreja dibujada con carbón con trazos firmes y seguros, de una antigüedad aproximada de 13.000 años, su estilizada figura y singularidad, la convierten en un destacado ejemplo del arte paleolítico.
Estas imágenes han sido admiradas por visitantes y curiosos desde al menos el siglo XVII, como lo demuestran los graffiti de 400 años que cubren las paredes. En la actualidad, las visitas se hacen con más respeto y está absolutamente prohibido sacar fotos en el interior ni acceder con cámaras, teniendo que dejarlas en taquillas instaladas en el edificio de acceso.
Contemplar imágenes pintadas hace más de 14.000 años es una experiencia impresionante. Nuestros ancestros cazadores-recolectores prehistóricos representaban con gran habilidad a los animales de su vida cotidiana dotándolos con impresionantes detalles. Y todavía impresiona más cuando sabes que en Cantabria, en Altamira, distante unos 600 kilómetros el hombre estaba desarrollando unas pinturas muy similares. ¿Cómo es esto posible? Incomprensible para nosotros pero seguro que los expertos tienen la explicación.
Cuando terminamos la visita, que nos pareció impresionante y que sin duda os recomendamos, entre otras cosas porque aquí ves las pinturas originales y te mueves por la cueva hacia la gran cámara y en cuevas como Altamira o Lascaux se visita una reproducción.
No pudimos dejar de volver al mirador para contemplar las excelentes vistas que desde allí se podían disfrutar. Toda la ruta de nuestro viaje la podéis leer en "Ruta en coche de 12 días por el País Cátaro: España, Andorra y Francia" .
Comments