En el año 2017 la UNESCO admitió en la Lista Indicativa propuesta por Francia para ser Patrimonio Mundial de la Humanidad a la "Ciudad de Carcasona y sus castillos centinela de montaña" y entre ellos figura este castillo. Podéis leer toda la ruta en la introducción del viaje: "Ruta en coche de 12 días por el País Cátaro: España, Andorra y Francia" .
El Castillo cátaro de Peyrepertuse es sin duda el más bello de todos los castillos cátaros, encaramado como si fuera un gigantesco nido de pájaros a 800 metros de altura sobre los campos que lo circundan en una repisa rocosa. Es la joya de la corona de la región y el mejor conservado, si bien puede que no sea el castillo más grande del mundo, es el más grande de los castillos cátaros y una fortaleza prácticamente inexpugnable, situada encima de una montaña de roca caliza que se extiende por más de 300 metros de longitud.
Salimos de Villerouge una vez visto su castillo cátaro y después de recorrer un camino serpenteante de montaña, pareciendo a veces que la rueda delantera derecha del coche que conducíamos quedaría colgando sobre el aire en un acantilado de más de 500 metros de altura, apareció en el margen izquierdo de la carretera nuestro nuevo objetivo: las ruinas del Castillo de Peyrepertuse. Aparcamos junto a la falda de la montaña y salimos del coche.
Siempre que relatamos algún castillo cátaro volvemos a mencionar la historia. Los cátaros, también llamados "hombres buenos", eran considerados herejes por la iglesia católica y la nobleza de la época, junto con el papa Inocencio III llevaron a cabo una cruzada que terminaría con esta religión en el siglo XIII. Para ampliar la información o si os interesa la historia podréis leer nuestros siguientes artículos sobre castillos cátaros:
El nombre Peyrepertuse se deriva de Peirapertusa, que en idioma occitano significaba "roca perforada". La fortaleza se menciona por primera vez en 1020 en el testamento del entonces Conde de Besalú, cuando era territorio catalán. A partir del siglo XII se incluye en la línea de defensa del reino de Aragón frente a los nobles occitanos y se construye una iglesia y murallas en la parte inferior. Más tarde, se convierte en refugio de los cátaros, pero durante la cruzada albigense no desempeña un gran papel y es conquistado fácilmente.
Sin embargo, su destino se invierte al pasar en 1240 a manos del rey de Francia Luis IX, que lo convirtió en una pieza maestra de su línea de defensa frente a Aragón. Se levantó un segundo castillo en la parte superior uniéndolo con el inferior mediante una increíble escalera tallada en la roca. Se dispusieron murallas para rodear los dos castillos convirtiéndose en fortaleza, considerándose ésta como uno de los baluartes más temibles de la frontera sur del reino de Francia. Su interés estratégico desaparece en 1659 con el tratado de los Pirineos en el que se acuerdan nuevas fronteras entre España y Francia, quedando abandonado.
El castillo tiene un acceso realmente difícil, pues solo el primer tramo que sale desde el aparcamiento y que salva alrededor de unos 100 metros de altura que se sube no sin esfuerzo está acondicionado para la visita de personas con problemas cardíacos o de movilidad. Una vez que se sube el camino hasta la recepción, se llega a un precioso mirador donde se puede contemplar hermosos paisajes. También dispone de una maqueta táctil disponible para comprender la arquitectura del monumento y una tienda de recuerdos. Allí se sella también el "pasaporte cátaro".
A continuación, para seguir el camino abrupto y si no peligroso, si se puede decir que es arriesgado, hay que pagar 6€, se tarda alrededor de 30 minutos en cubrir los 700 metros de subida empinada hasta llegar a la base del castillo y explorar las ruinas e imaginar cómo se verían las antiguas fortalezas francesas en su apogeo.
Cuanto más te acercas, más magnífico parece y se observa con más definición la estructura encaramada a la cresta montañosa observándose la mimetización con ella. Los vestigios del castillo son impresionantes, en lo alto de la peña defensiva, cuando las rocas se confunden con las ruinas y la verdad es que nos quedamos con ganas de subir, pero suponía un gran esfuerzo y bastante calor por lo que desistimos de ello.
Cerca de este castillo, se divisa el Castillo de Quéribus, una fortaleza ubicada también a cerca de 800 metros de altura que fue el último bastión de la resistencia cátara y que sería nuestra siguiente parada.
Un buen rato nos hizo pasar el Castillo de Peyrepertuse y su entorno, algo que quedará en nuestro corazón como un imborrable recuerdo y cuya visita recomendamos fervientemente. Para tener más información se puede acudir a su página web: CASTILLO DE PEYREPERTUSE
Toda la ruta de nuestro viaje la podéis leer en "Ruta en coche de 12 días por el País Cátaro: España, Andorra y Francia".
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