Alcalá del Júcar es un pueblo de la provincia de Albacete, situado en el noreste muy cerca de la provincia de Valencia y dentro de la comarca de La Manchuela, recorrida por los ríos Júcar y Cabriel con unos paisajes de contrastes que sorprenden al que a ella se acerca. Alcalá del Júcar fue declarado conjunto Histórico-Artístico en 1982; en 1986 le concedieron el tercer premio, después de la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul, a la mejor iluminación artística ; en 1998 recibió de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, el “Premio de Turismo 1998”, por su labor en la promoción y desarrollo turístico. Y para finalizar este elenco de presentación de Alcalá del Júcar, contaros que también se encuentra dentro de los Pueblos más Bonitos de España.
Y si ya estamos camino de este bello y espectacular pueblo de Alcalá del Júcar lo primero que nos va a sorprender es su carretera llena de curvas descendiendo hacia la localidad y la vista del excepcional paisaje que la hoz del Júcar forma en la zona. Es imprescindible parar en alguno de los miradores para deleitarnos con su vista contemplando su grandiosidad, llama la atención su castillo de origen árabe encaramado en la roca y las casas haciéndose un hueco en lo escarpado del terreno.
Una vez nos adentramos en el pueblo, podremos aparcar el coche junto al río y comenzar su visita, eso sí, id preparados porque recorreréis calles muy estrechas y empinadas, algunas son escaleras, pasaréis por casas excavadas en la propia roca, algunas cuevas que hoy se pueden visitar, a cada paso tendréis que parar para contemplar la belleza del lugar y admirar el ingenio humano para hacer habitable el poco espacio disponible además de contemplar la admirable integración del hombre y la naturaleza.
Pero antes de adentrarnos en la localidad un poquito de historia y geografía, para entender un poco mejor las peculiaridades de este bello lugar. Geográficamente Alcalá del Júcar está enclavado en la Mancha Alta y como ya dijimos, pertenece a la comarca de La Manchuela. Ésta es bastante llana con dos partes muy características generadas por las depresiones del Cabriel y del Júcar. Ambos ríos están encajonados en el terreno debido a la blandura y porosidad de los materiales, describen amplios meandros. Unos de estos impresionantes meandros pueden verse en Alcalá del Júcar, el río al erosionar la meseta se ha ido encajonando y ha dejado al descubierto innumerables estratos. El río rodea la imponente mole rocosa generada por la erosión siendo la topografía del terreno la que condicionó fuertemente el desarrollo urbano sobre la pendiente escarpada en el margen del río Júcar.
Históricamente hasta el siglo XII Alcalá del Júcar fue fortaleza musulmana, formando parte de la línea defensiva que los árabes construyeron en las riberas del río para contener la creciente presión de los reyes cristianos. El nombre de Alcalá del Júcar tiene dos teorías; para unos proviene “alcarra” que es como llamaban los árabes a la peña donde se asienta y para otros de la palabra “al-kala” que significa castillo en árabe.
En 1212 tras la batalla de las Navas de Tolosa estas tierras quedan en poder de los cristianos. Perteneció al marquesado de Villena; su estratégica situación entre el Reino de Castilla y de Aragón acrecientan su importancia y también será escenario de luchas y enfrentamientos entre los nobles y el poder real. Entre ellas, destaca la que enfrentó a los Infantes de Aragón con los partidarios de la monarquía castellana hasta la llegada de los Reyes Católicos.
Perteneció a Murcia hasta la división provincial de Martín del Burgo en 1833 en la que se crea la provincia de Albacete y Alcalá del Júcar pasa a formar parte de la misma.
EL castillo es lo primero que más llama la atención al llegar a Alcalá del Júcar, incluso antes de adentrarnos en el pueblo. Su construcción comenzó en el siglo XI por los Almohades como parte defensiva frente a los constantes ataques de los cristianos. En 1213 Alfonso VIII lo recuperó y la zona quedó en manos cristianas. Arquitectónicamente es un buen ejemplo de construcción islámica aunque sufrió muchas reformas en el siglo XV obra de Juan Pacheco. Las vistas desde allí son imponentes.
Y como a todo magnífico edificio se le asocian leyendas, en este caso con Zulema y Garadén… Pero como la sabiduría popular le atribuyen a ambos personajes historias varias, os dejamos a vosotros que las investiguéis y decidáis con cual de ella os quedáis.
El horario de visita es de mayo a septiembre: de 11 a 14 y de 17 a 20 horas y octubre hasta abril: de 11 a 14 horas y de 15 a 18 horas.
La plaza de toros de Alcalá del Júcar es una de las más antiguas de España y sin duda una de las más curiosas, ya que su forma irregular, que se asemeja a un estadio romano de la época de los gladiadores, la hace única. Y desde el castillo parece una balsa flotando sobre el río Júcar. Las gradas están hechas sobre la roca y los muros son de adobe. La forma exterior de la plaza es ovalada y tiene una capacidad de unas 2000 personas. El horario lo podéis consultar una vez estéis en la localidad porque normalmente abre los sábados, aunque lo más interesante es verla desde arriba.
La Iglesia de San Andrés se encuentra localizada en la parte baja del cerro donde se ubica el casco urbano de Alcalá. La construcción del templo se inició en el siglo XVI y finalizó en el XVIII, uno de los elementos más característico es su cúpula con cerámica verde, de clara tendencia levantina. A pesar de ser un edificio humilde da una sensación de ser imponente cuando subes la empinada cuesta y te topas con ella.
Alcalá del Júcar tiene varios puentes sobre el río Júcar pero sin duda el más bonito y el que tiene cierto interés histórico es el llamado Puente Romano, que junto con la iglesia, el castillo y el río forman una de las postales más bonitas de la localidad. Lo llaman romano por su estructura, pero no lo es, se desconoce su año de construcción pero si se sabe que en los siglos siglos XIV y XV éste tenía gran importancia al ser aduana del denominado Camino Real de Castilla a Levante.
Además de la visita de su castillo, la Iglesia de San Andrés o su curiosa Plaza de Toros hay que visitar alguna de sus cuevas como la del Diablo o la de sales del Himalaya, pasear por el curso del río Júcar y deleitarse de las vistas o darse un bañito en la bonita, cómoda y limpia playa que tiene en el cauce del río, si como nos ocurrió a nosotros era un 31 de julio y el termómetro estaba loco del calor que hacía.
Y después de tanto esfuerzo, nada mejor que buscar alguno de los restaurantes que existen en el lugar y probar la exquisita gastronomía de estas tierras manchegas, de la que hablaremos más adelante. Y hasta aquí esta pincelada de uno de los pueblos más bonitos y espectaculares de Albacete, de Castilla La Mancha y de España e invitaros a visitar nuestra región que os regalará lugares que nunca imaginasteis.
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