Bien temprano empezó nuestro último día en Samarcanda, la mítica ciudad de la Ruta de la Seda. Queríamos aprovechar y dar un paseo por los alrededores de nuestro hotel, que como ya os dijimos era el Hotel Registán Plaza Samarkand que combinaba a la perfección el estilo arquitectónico clásico con instalaciones modernas.
No hemos contado que durante nuestros tres días en la ciudad, nos fue persiguiendo el cierre de los monumentos más importantes de la ciudad. ¿La causa? La celebración oficial de los funerales del presidente de Uzbekistán, Islam Karimov fallecido en septiembre, en la ciudad de Samarcanda. Por suerte pudimos visitar lo que teníamos previsto, pero hoy pensábamos dar otro paseo por la maravillosa Plaza del Registán y no fue posible. Pero no pasaba nada, Samarcanda, la mítica ciudad de la Ruta de la Seda da para mucho y hoy sería también un día especial.
Salimos del hotel para acercarnos al Mausoleo Rukhabad que teníamos e escasos 200 metros. Fue construido por orden de Amir Timur en 1380 sobre la tumba del teólogo islámico Burjanedín Sagaradzhi, muy apreciado en Asia Central. No pudimos entrar porque estaba de reformas, después le preguntamos al guía y nos dijo que no tenía demasiado interés.
Entre el mausoleo y el hotel, unas zonas ajardinadas y una espectacular estatua de nuestro querido Amir Timur y decimos querido porque sin lugar a dudas es el personaje sentó las bases de lo que estábamos viendo y los uzbekos lo adoran.
La zona a estas horas, las ocho de la mañana, bullía de escolares que se dirigían a un centro de secundaría cercano. Nos llamó mucho la atención la forma de vestir de gente tan joven y tan distante a los gustos de nuestros jóvenes.
Nos reunimos con nuestro grupo y guía para comenzar las visitas del día, que como ya os hemos contado, dependían de lo que estuviese abierto. Nuestro objetivo era la Mezquita Bibi Khanym. Recorrimos la calle peatonal que nos acercaba a ella y vimos a decenas de mujeres recogiendo hojas, barriendo y fregando los bordillos de las aceras; nos quedamos sorprendidos y queremos pensar que esto lo hacían por los funerales del residente y no de forma habitual.
Las majestuosas cúpulas azules , la belleza de sus decorados , así como su inusual tamaño hacen de La Mezquita Bibi Khanym uno de los monumentos más impresionantes y auténticos de Samarcada, aspiró a ser la más grande del mundo y la mayor joya arquitectónica de su impero; hablamos de nuevo de Amir Timur. La construcción duró 5 años, de 1399-1404.
Pero como en toda gran obra, la Mezquita Bibi Khanym también tiene una su leyenda. La esposa favorita china de Amir Timur, Bibi Khanum, ordenó la construcción de la mezquita cuando Tamerlán se encontraba en la campaña de la india para celebrar su regreso. El arquitecto que se encargó de la construcción era un joven prisionero persa y se enamoró de Bibi Khanum. Le pidió un beso o dejaría la obra. Bibi Khanum le concedió el beso pero dejó una marca en su rostro. Cuando regresó Amir Timur y se enteró de la infidelidad arrojó a la esposa infiel y al arquitecto por un minarete.
Aparte de leyendas, si se sabe que la mezquita se construyó en honor de su esposa favorita Bibi Khanym, a la vuelta de su campaña India y que estaba destinada a ser la más grande del mundo islámico conocido. Una obra muy avanzada para su tiempo y que duró poco pues empezó a caerse. En la actualidad está en proceso de restauración. En el interior nos encontramos con el mausoleo de Bibi Khanum, coronado por una hermosa cúpula azul.
En el centro del patio se encuentra un monumental atrio de mármol, donde se cree que Ulugbek guardó el Corán de Osmán y que actualmente se encuentra en la biblioteca de la Madraza Barak Khan y del que ya hablamos en el post de Thashkent.
Al lado de la mezquita, desde el que se obtienen unas vistas espectaculares de ella, se encuentra el Bazar Siab, otro de los corazones de la ciudad de Samarcanda. Y es que una ciudad oriental no se entiende sin su mercado y en el caso de Samarcanda, la mítica ciudad de la Ruta de la Seda, menos.
El tamaño y la limpieza del mercado nos impresionaron, la entrada principal tiene un triple arco con mosaicos azules. Está organizado en grandes filas y es todo un espectáculo para los sentidos: frutas, verduras, especias, frutos secos, panes. Y rodeando el mercado puestos de artesanías locales. Merece un paseo este mercado y te permite disfrutar de la alegría y simpatía de los uzbekos.
Nuestra siguiente parada debería haber sido la Mezquita Hazrat Hyzr que se encuentra en uno de los extremos de Afrasiab y desde donde se tienen las mejores vistas de la Plaza del Registán. Nosotros nos tuvimos que conformar con verla desde abajo ya que estaba cerrada para las autoridades que asistían al funeral del presidente. Desde aquí, seguimos nuestra vista por dos de las iglesias más conocidas en Samarcanda: La Iglesia ortodoxa Rusa y La Iglesia católica de San Juan Bautista, esta segunda con unos cien años de historia.
El gobierno uzbeko hace gala de ser respetuoso con todas las religiones y declararse un estado aconfesional, el 88% de la población en Uzbekistán se consideran seguidores del Islam, tienen 164 organizaciones cristianas, 8 comunidades judías, 6 comunidades bahai, 1 sociedad de Krishna y 1 templo budista están también representadas en el país.
En la web de la embajada de Uzbekistán en España, sobre este tema dicen: “La República de Uzbekistán, al ser un miembro de la comunidad internacional, asumirá la plena responsabilidad en cuanto al apoyo de diferentes credos. El artículo 18 de la Constitución de Uzbekistán fija que todos los ciudadanos de nuestro país tienen los mismos derechos y libertades, y son iguales sin distinción de sexo, raza, nacionalidad, idioma, religión, origen, creencias, personal y un estatus social. La Constitución garantiza los derechos de los ciudadanos a la libertad de conciencia. Toda persona tiene derecho a profesar cualquier religión o no profesar ninguna. Forzoso propagación de puntos de vista religiosos es inadmisible (artículo 31)”.
Cominos en un preciso restaurante llamado Samarkanda, decorado al estilo asiático con muchos colores y sedas. Tras la comida y ya camino de Tashkent donde pasaríamos nuestra última noche en este precioso país, hicimos una parada para visitar el Mausoleo del Imam al-Bujari. Es de nueva construcción, siglo XX, al estilo tradicional y ocupa una vasta superficie con jardines, mausoleos, mezquitas, hotel para turistas y peregrinos, tiendas de recuerdos y literatura religiosa. El Mausoleo del Imán al-Bujari es uno de los principales lugares de peregrinación en Uzbekistán, si además se visitan en el mismo día los mausoleos Shakhi-Zinda y Rukhabad , los peregrinos obtienen lo se llama "una pequeña Hajj".
¿Pero quién era el Imam al-Bujari? Fue un teólogo nacido a principios del siglo IX en Bujará y terminó su vida en Samarcanda. Fue enterrado en un pequeño pueblo, Hartang, a 30 km de Samarcanda y donde hoy se levanta su mausoleo. Seguimos camino a Tashkent, donde pasamos nuestra última noche ya que a la mañana siguiente salía nuestro vuelo hacia Estambul a las 8,30 de la mañana y enlazaríamos hacia Madrid para llegar a las 17,30 horas. Pero como siempre ocurre, aunque un poco tristes por el final de este recorrido maravilloso por Uzbekistán, todavía tuvimos un regalo sorprendente en nuestro vuelo y fue contemplar en todo su esplendor en un día claro y sin nubes la cordillera del Cáucaso. Mirad las imágenes y decidir si fue un impresionante final de viaje.