Con una forma rectangular y flanqueado por una torre en cada una de sus cuatro esquinas, el Castillo de Bratislava es sin duda alguna el monumento más representativo e icono de la capital de Eslovaquia. Está rodeado por una muralla circundante y su impresión majestuosa se ve reforzada por la colina en la que se encuentra, unos ochenta y cinco metros por encima del nivel del agua del río Danubio. Pero para llegar a él desde la calla Zamocka , donde estaba nuestro hotel, solo había una forma de hacerlo y es ir andando por una interminable cuesta.
Salimos de nuestro hotel sobre las 17:30 h después de una tormenta imponente, que había durarado casi dos horas. Nos informamos que en el alto del castillo se pueden ver los mejores atardeceres de Bratislava, cosa que no ocurrió ese día pues tuvimos una tarde nublada. Iniciamos la ruta y nos paramos varias veces antes de llegar por el esfuerzo de subir empinadísimas calles.
Pero por fin lo conseguimos, allí estábamos para contemplar el magnifico edificio emblematico de la Bratislava del siglo XVIII, aunque en la actualidad es un museo y sirve para fines representativos del Consejo Nacional de la República Eslovaca. Abre sus puertas gratuitamente todos los días a excepción de los lunes y los festivos. En su interior se encuentra un museo de historia, con una colección abundante de artículos que incluye principalmente muebles históricos, relojes, objetos de vidrio, porcelana histórica y cerámica, accesorios de vestir y objetos de plata.
Hay cuatro puertas de entrada al castillo, de los cuales tres son actualmente accesibles. Toda la zona circundante está cubierta de césped que junto a los bancos de hierro forjado y las farolas dan al parque una atmósfera romántica.
Fue un asentamiento fortificado importante al final del siglo IX. Se remodeló como castillo en el período prerrománico en los siglo XII y XIII y se hizo una gran reconstrucción en el siglo XV ya con estilo gótico. En la época renacentista se acondicionó también como residencia. En el siglo XIX con la invasión napoleónica fue devastado por un gran incendio y hasta después de 150 años, en 1968 no fue reconstruido. El ya mencionado Museo de Historia se encuentra en el interior del castillo y ofrece diferentes exposiciones. Pinturas, artes, escultura y artesanía eslovaca es lo que puede encontrar allí.
Pero las exposiciones cerraban a las 18:00 y no pudimos pasar, pero si a su patio de armas situado en la zona en frente del castillo, al que se le denomina Patio de Honor. Está bordeada por dos puertas triunfales y casetas de vigilancia de la guardia imperial. Las vistas panorámicas que se obtienen desde allí son simplemente increíbles. El edificio principal del castillo incluye 4 torres. La más alta está en la esquina suroeste, conocida como "Torre de la Corona", llamada así porque en su momento contenía y custodiaba las joyas de la corona.
Antes de continuar, paramos a hacer fotografías del increíble paisaje que contemplábamos.
Seguimos nuestra visita haciendo fotos y más fotos. Hay que destacar que durante 200 años fue la sede de los reyes húngaros y del concilio, siendo palacio, castillo, fortaleza y seminario con monasterio a la vez y todo ello ha sido reformado y restaurado desde el año 2008.
Las colecciones de los mencionados museos del Castillo, muestran el desarrollo de la sociedad en Eslovaquia desde la Edad Media hasta la actualidad. También expone, administra y procesa una colección numismática desde los primeros tiempos hasta el presente y colecciones que documentan la historia y el desarrollo etnológico del pueblo eslovaco en el extranjero. Una de las últimas añadiduras, en 2010, ha sido una estatua de Svatopluk I, rey de Gran Moravia, el imperio medieval de Europa Central. Durante el proceso de reconstrucción, los habitantes de Bratislava, y de Eslovaquia en general, empezaron a apreciar más y más el valor histórico que esta fortificación tenía para ellos. Tanto fue así, que la Constitución de la nueva república independiente de Eslovaquia fue firmada en este castillo el 3 de septiembre de 1992 y su imagen se encuentra en las monedas de 0,10 €, 0,20 €y 0,50 €.
La luz empezaba a escasear, lo que nos indicaba que era momento para bajar a la ciudad. Lo haríamos a través del parque y no por la calle por la que habíamos accedido. Esta vez saldríamos por la "Puerta de Viena". Y vaya si fue mejor, las vistas de la Catedral desde el parque del castillo son inigualables y además nos encontramos con alguna que otra sorpresa.
El monumento a Elisabeth de Hungría que fue una princesa del Reino de Hungría, convertida en santa católica y venerada en gran medida por el pueblo eslovaco. Elizabeth se casó a la edad de 14 años y quedó viuda a los 20. Después de la muerte de su marido, ella envió a sus hijos lejos y recuperó su dote, utilizando el dinero para construir un hospital donde ella misma sirvió a los enfermos. Ella se convirtió en un símbolo de la caridad cristiana después de su muerte a la edad de 24 y fue canonizada rápidamente. La otra estatua que nos encontramos era una estatua de bronce de una mujer extendiendo su cabello y unos extraños pájaros que la observan, al parecer urracas. Todavía no hemos descubierto su significado, pero Bratislava es la ciudad de las estatuas, solo se admiran, sin más.
Mientras bajábamos las escalera, hacíamos paradas para fotografiar la ciudad desde los angulos y la altura que nos ofrecia este parque aledaño al Castillo de Bratislava.
Un interesante recorrido que nos recompensó el esfuerzo de haber llegado hasta allí y desde luego visita obligada si se está en la ciudad.
Ya solo nos quedaba ir a cenar y ver la noche de Bratislava y contemplar el castillo iluminado desde la parte baja. se nos olvidaba mencionar que el color original del castillo era el ocre y fue en 2009 cuando se decidió pintar sus fachadas de blanco.