Nuestro avión llegó al aeropuerto de Bratislava más que puntual pues lo hizo con 15 min de adelanto sobre la hora prevista. A pesar de las criticas que siempre acapara Ryanair, a nosotros aún no nos ha fallado. El pequeño y coqueto aeropuerto nos recibió sobre las 09:20 h y en poco más de 5 min llegamos a la oficina de alquiler de Budget.
El empleado con un inglés tosco, pero fácilmente entendible, nos indicó que el coche que nos facilitaba era de gama superior pero por el mismo coste. Todo un Octavia Combi para nosotros y que además llevaba incluido el pase para las autopistas del país, ¡Mira tú que bien! Con toda la ilusión del mundo nos pusimos en marcha en dirección a Banská Stiavnica, nuestra primera parada en el recorrido que habíamos confeccionado. La autopista de salida de Bratislava es fenomenal y mientras contemplábamos un paisaje un tanto anodino, aunque con una gama de verdes impresionante, íbamos recorriendo kilómetros. La velocidad permitida es de 130 km.
Un recorrido largo de 165 km pero que no se nos hizo pesado, primero porque estábamos comenzando el viaje y segundo porque empezábamos a ver paisajes de ensueño, a medida que nos acercábamos a las montañas. La cordillera montañosa de la región de Stiavnica es de origen volcánico, está situada en el centro sur de Eslovaquia y forman parte de los Montes Cárpatos del oeste. Una verdadera maravilla que además es considerado como parque natural y por tanto un espacio protegido.
Por fin, avistamos el primer monumento característico de la ciudad de Banská Stiavnica. El Calvario (o Vía Crucis) que es uno de las más bellos en Europa. De estilo barroco, y con gran particularidad ya que la mayoría de los calvarios tienen catorce estaciones: comienzan con la condena de Cristo ante Pilatos y terminan con el Santo Sepulcro, pero el Calvario de Stiavnica cuenta con diecisiete estaciones y tres iglesias. En ellas se representan momentos clave de la vida de Jesús hasta su crucifixión y posterior resurrección.
Además de por veneración, es visitado por estar enclavado en un lugar con hermosas vistas. En 2007 fue incluido en la lista de 100 sitios de mayor peligro de extinción del mundo y en 2008 comenzó, en base a la iniciativa voluntaria, su reconstrucción general, que le dan hoy un aspecto soberbio.
Llegamos a las inmediaciones de la ciudad y vimos las primeras señales donde se indica que el sitio que íbamos a visitar es Patrimonio Mundial de la Humanidad. La UNESCO incluye tanto el centro urbano de Banská Stiavnica, como el paisaje circundante (zona natural protegida llamada Stiavnické Vrchy) con reliquias vitales de la minería y las actividades metalúrgicas del pasado, especialmente el oro y la plata.
La ciudad de Banská Stiavnica, la ciudad minera más antigua de Eslovaquia, se estableció en el siglo XIII, pero a pesar de que fue una ciudad importante durante la Edad Media, el centro urbano que se ha conservado es del siglo XV y XVI. Se caracteriza por las grandes casas de estilo gótico tardío y renacentista burgués. El entorno urbano quedó como resultado de su riqueza mineral y su consiguiente prosperidad.
El camino turístico principal se encuentra bastante conservado, no así sus aledaños y las afueras que aún teniendo edificios históricos de gran belleza se encuentran en verdadero estado de deterioro cuando no de auténtico abandono.
El centro histórico se encuentra casi en lo más alto de la ciudad, por lo que se ha de continuar calle arriba cogiendo la vía Kammerhofska hasta llegar al monumento más emblemático, la columna de la peste en la Plaza de la Santa Trinidad (Namestie Svätej Trojici), monumento barroco que fue erigido en agradecimiento por la extinción de la peste que asolaba la región de Stiavnica a principios del siglo XVIII y que acabó con la mitad de la población.
Una vez se llega allí, se aparca el coche no sin antes pagar 0,50€ la hora de estacionamiento a un vigilante municipal que se encuentra en aquel lugar haciendo esa función. Teníamos necesidad de comer antes de empezar nuestro paseo, así que pagamos 2 horas y media de aparcamiento (2,25€).
Nuestra primera sorpresa (por supuesto agradable) al sentarnos en el restaurante fueron los precios, la segunda es que pudimos hacernos entender con el Google Traductor (sin conexión) y que recomendamos a los viajeros descarguen en su móvil porque... ¡Funciona!. Empezábamos bien. Una sopa y plato (de carta) para cada uno, bebida, postre y café no llegó a 8€ por persona, sentaditos en la terraza en pleno centro de la ciudad.
La plaza está rodeada de casas burguesas construidas en los siglos XV y XVI. Lujosos edificios que pertenecieron a los ciudadanos y a empresarios más ricos. La mayoría de ellas fueron construidas con originales decoraciones arquitectónicas y figurativas, de estilo renacentista y de gótico flamígero.
Algun tiempo más tarde, estas casas, sirvieron como edificios públicos, por ejemplo, la Corte de los mineros (Kammerhof) y que hoy en día es el centro de información turística. Muy recomendable entrar en ella y obtener información y mapas antes de comenzar el paseo por el centro histórico.
En la ciudad hay iglesias católicas, evangelistas, ortodoxas, palacios de antiguos empresarios mineros, casas de origen humilde y hasta despropósitos urbanos realizados en la época del telón de acero. Todo esto está interrelacionado en unas poco románticas calles y caminos con cientos de escaleras. A pesar de ser Patrimonio de la Humanidad no se nota mucho el trabajo urbanístico del Ayuntamiento y no comprendemos la falta de alegría en sus calles despobladas de árboles y flores, porque visitantes si tiene. La única nota de color lo daban las sombrillas de las terrazas de sus restaurantes.
No obstante, tenemos que puntualizar el gran valor tanto artístico como histórico de sus edificios y monumentos, reconocido además por la UNESCO, pero hay que ir observando los detalles, adentrarse en sus secretos y valorar de manera individual, ya que como visión global creemos que le falta algo de calidez.
La mayoría de los monumentos de Banská Stiavnica se concentran en el área de extensión entre la plaza Namestie Svätej Trojici y la plaza Námestie Radničné. Las plazas están separados una de otra por la iglesia gótica de Santa Catalina de finales del siglo XV y el edificio del Ayuntamiento con su torre del reloj, la Iglesia Evangelista esté enfrente y los palacetes de colores pastel de la vía Kammerhofska calle abajo.
Una vez paseado el centro histórico, volvimos a la Plaza de la Santa Trinidad desde donde también parte el camino para visitar el Castillo viejo (Stary zámok), subiendo la interminable cuesta de la plaza hasta llegar a la primera bocacalle que tuerce a la izquierda según se sube la plaza. Tambien como opción si se prefiere se puede hacer la subida por las escaleras que hay desde la calle Antona Pecha y que atraviesan unos jardines colindantes con el Castillo.
Una vez girado a la izquierda el camino hasta llegar a Stary zámok (Castillo Viejo) ya es llano y además se pueden admirar un par de edificios convertidos en hostales muy curiosos.
Enseguida se divisa la torre del castillo de origen gótico y con un paso subterráneo . La apariencia de su actual forma barroca ha sido consecuencia de la reconstrucción llevada a cabo a finales del siglo XVIII, cuando se transformó en un campanario.
Al Starý zámok (Castillo Viejo) se le considera una "crónica de piedra de la ciudad". Sus muros son la puerta de entrada a los secretos más antiguos de Stiavnica. Es un lugar mágico. Su historia se remonta al siglo XIII y en sus orígenes fue una iglesia, pero se transformó en una fortaleza durante el período de las guerras con Turquía en el siglo XV. No obstante quedan restos de las pinturas murales procedentes del siglo XIV.
Una entrada de 4€ ofrece la subida a la torre con una atractiva vista y permite ver el funcionamiento de su reloj histórico. También se puede visitar una mazmorra medieval con sus correspondientes utensilios de tortura (¿cómo le gustará esto a la gente?) en la Torre de Himmelreich, que fue la cárcel de la villa. Normalmente hay una exposición permanente sobre la historia de la ciudad, ademas de otras temporales.
En el mirador ajardinado junto al Castillo se respiraba paz y sosiego, asi que empleamos unos minutos para sentarnos en un banco, observar la ciudad desde sus tejados y divisar a lo lejos la bonita estampa que el Calvario deja en el horizonte.
Enfrente se encuentra el Castillo Nuevo (Novy zámok) que fue construido como la fortaleza contra los turcos y vigía en forma de torre con cuatro bastiones de esquina. Hoy en día, contiene exposiciones del Museo de la Minería de Eslovaquia y documentación de las guerras contra los turcos en Eslovaquia.
Por ultimo, añadir que la ciudad de Banská Stiavnica se encuentra en el centro del volcán más grande de Europa Central, la Stiavnica Estratovolcán. El volcán arrojó en su momento metales preciosos y minerales en sus erupciones y por tanto forjaría el destino minero de esta región en las eras posteriores. Llegó a ser era la mina más rica de Europa en el siglo XVIII y allí se probó por primera vez el uso pacífico de la pólvora.
Volvimos a por nuestro coche y dejamos este precioso lugar, alejándonos de sus bellas montañas en dirección a Hronsek (IR AL ENLACE DIRECTO: IGLESIAS DE MADERA DE ESLOVAQUIA), donde veríamos la primera de las Iglesias de madera, también Patrimonio de la Humanidad, características de esta zona de los Cárpatos.