La historia de Messina ha estado siempre vinculada al mar y al estrecho que la separa de la península italiana. No se puede decir que Messina sea un punto de referencia turística de Sicilia. Ensombrecida por la belleza de las otras ciudades de la isla y por la ruinosa estela que han dejado los sucesivos terremotos en el casco histórico de la ciudad. En 1908 80.000 personas perdieron la vida en en el terremoto más importante ocurrido en Europa. Los posteriores tsunamis acabaron por destruir la ciudad y obligaron a reedificarla casi en su totalidad. Por si esto fuera poco, posteriormente, durante el bombardeo de los aliados durante la segunda guerra mundial, la mayoría de los edificios fueron seriamente dañados. Actualmente trata de resurgir y restaurar su mermado patrimonio histórico y urbanístico.
Probablemente la ciudad es más conocida por su estrecho y por los planes que hay de construir un puente de unión con el resto de Italia, proyecto que de momento está parado por su enorme coste y la dificultad por ser zona sísmica. Aún hoy, su principal atractivo sigue siendo su magnífica bahía, desde donde en días soleados y claros se puede distinguir el continente.
Por supuesto hicimos una mínima parada junto a la carretera que recorre el litoral, pero estábamos hambrientos y necesitábamos parar en algún sitio a comer, así que nos dirigimos hacia el centro de la ciudad.
A pesar de haber sido destruida, Messina ha sido reconstruida con mimo y respeto ya que las calles que recorrimos hasta llegar al centro de la ciudad eran del todo atractivas y dotadas de singular belleza. Adoquinado de calles, casas con balcones, arbolado y colores uniformes.
Una vez llegamos a la Piazza dei Duomo, nos sorprendió lo que vimos a primera vista y que posteriormente relataremos. Nos sentamos en la terraza del único bar restaurante llamado "La Dolce Vita" situado en la misma plaza junto a la Catedral y.... Consejo ¡No se os ocurra consumir en él! Fue la mayor decepción de nuestro viaje, no tenían carta o no la quisieron enseñar. Desde luego no era un local de lujo, más bien sucio y destartalado, como era tarde y la cocina la tenían cerrada, tomamos unas empanadillas, unos pasteles, coca cola y café y nos dieron un "palo de órdago", mucho más caro que cualquiera de los sitios que habíamos estado anteriormente. Al menos nos reconfortamos de estar solos en la plaza, contemplando la belleza de lo que veíamos.
La construcción de la Catedral se considera que data del siglo XII en período normando, pero ha sido modificada en numerosas ocasiones, sobre todo bajo la dominación española en el siglo XVII cuando la sencillez de las líneas de estilo medieval fueron reemplazadas por estucos y decoraciones barrocas.
Sin embargo ya en el siglo XX durante la reconstrucción después del terremoto de 1908, la iglesia fue devuelta a su simplicidad original de las catedrales normandas. La Catedral volvió a destruirse tras los bombarderos de la II Guerra Mundial perdiéndose prácticamente todo el interior. Una nueva renovación, la concesión del título de Basílica y la construcción del campanario que contiene el reloj astronómico más grande del mundo. Los tres portales principales de la Catedral se realizaron en el siglo XIV en estilo gótico tardío y el central embellecido con piedra blanca. En el interior, la nave central de la catedral esta separada por dos series de columnas. El techo de madera, pintado e inspirado en los juegos de color árabe-bizantino. La iglesia posee un órgano polifónico colosal, uno de los más grandes de Europa y la segunda en Italia después de la de la catedral de Milán.
El campanario del Duomo de Messina, denominada Torre del Orologio merece mención aparte, como decíamos es el reloj astronómico más grande del mundo y sobre todo, el más complejo. Fue inaugurado en 1933. Al mediodía un complejo sistema de contrapesos, engranajes y palancas permite que una estatua de bronce dorado, distinta por cada día de la semana colocado en la parte delantera se mueva y haga repicar las campanillas. Lo curioso que a pesar de ser una Iglesia cristiana, los dioses del reloj, son paganos. Así, el lunes esta representado por el la diosa Diana, el martes por el dios Marte, el miércoles Mercurio, el jueves Júpiter, el viernes Venus el sábado Saturno y el domingo Apolo.
En otra planta del campanario se distingue un grupo de estatuas de cuatro estatuas de tamaño natural que representan las etapas de la vida, la infancia (un niño), jóvenes (un joven), madurez (un guerrero), edad avanzada (viejo), éstas aparecen en el centro de escenario cada quince minutos. Otra estatua, la muerte, representada por un esqueleto, con guadaña puntúa el curso de la vida. En otras ventanas se distinguen escenas con autómatas según la época del año: Navidad (con adoración de pastores), Epifanía (Reyes Magos), Pascua (Resurrección de Jesús), Pentecostés (Espíritu Santo). También en otra estancia se representa también con autómatas, la historia de la Virgen de la Carta, patrona de la ciudad y que da nombre a la Catedral. Según cuentan la Virgen escribió al pueblo de Messina una carta agradeciendo su fe.
El resto son relojes y medidores que marcan el calendario perpetuo, el sistema solar, fases lunares y por supuesto la hora.
Antes de partir, nos fijamos en la preciosa fuente que adorna la plaza del Duomo. Obra de Montorsoli está dedicado al legendario gigante Orión tradicionalmente reconocido como el fundador de la ciudad. Los cuatro tanques en los que se colocan tantas estatuas de figuras masculinas y que representan cuatro ríos:: el Nilo, el Tíber, el Ebro y el Camaro, este último es un pequeño río local de donde se abastecía el pueblo. Muy cerca de allí nos encontramos con la llamada Iglesia de los catalanes o Iglesia de la Anunciación.
Edificada a finales del siglo XII bajo el reino de los Normandos, probablemente sobre un templo preexistente, se caracteriza por una sencilla pero elegante fachada que se construyó un siglo más tarde. Es un gran ejemplo de fusión entre estilos: bizantino, románico, árabe y normando. El nombre de la iglesia hace referencia a los comerciantes catalanes instalados en Messina, que fueron sus propietarios durante mucho tiempo. Debido a que el terremoto destruyó la tierra sobre la que se asienta la iglesia, la estructura parece estar hundiéndose. El interior por tanto, se encuentra mas hondo que el nivel del calle.
En la parte posterior de la iglesia nos encontramos con una famosa estatua, nada más y nada menos que de Don Juan de Austria, hijo "natural" del emperador Carlos V y un héroe en la batalla de Lepanto en 1571. Una extensa explicación sobre su vida le acompaña en un cartel al lado del monumento. Sorprendentemente, se ha representado con su pie apoyado con orgullo en la cabeza de un comandante otomano. Fue realizada en el siglo XVI
Y ya estaba cayendo la tarde y antes de que perdiéramos la luz nos pusimos en camino para llegar a Milazzo donde tendríamos el hotel para esa noche.