Llegamos a Catania después de una hora de viaje, esta vez por una buena carretera, aunque las imprudencias de los sicilianos seguía haciéndose notar.
Buscamos como llegar al hotel y vimos que estaba atestado de gente en la entrada debido a que se celebraba un mercadillo de antigüedades, por lo que tuvimos que aparcar a bastante distancia del hotel.
Eran las 17,30h cuando hicimos el check in. El hotel magnífico y señorial, un cinco estrellas que reservamos con una oferta de Booking, quizás algo anticuado pero con todas las comodidades, el Hotel Excelsior. Ahora pertenece al grupo Mercure.
Nos quedaba margen de tiempo para hacer una visita rápida de la ciudad, dejamos las maletas en la habitación y en unos veinte minutos estábamos recorriendo la principal calle de la ciudad la Vía Etnea. Calle jovial y repleta de gente con multitud de tiendas y diversos monumentos a los que prestaríamos más atención al día siguiente, pero que sin duda nos dejaban asombrados.
Lo primero fue encontrarnos con la entrada al Anfiteatro Romano, situado en pleno centro de Catania, descubierto en 1904. Se trata de un gigantesco monumento romano, escondido en los subterráneos de la ciudad y cubierto por las infraestructuras que se fueron creando para la misma. Sólo se puede ver una pequeña parte pero por su extensión, es el segundo anfiteatro más grande de Italia después del Coliseo. También se conserva el corredor que recorre todo el perímetro por debajo de la ciudad. Es una pena que se encuentre en un estado casi lamentable, debido al deterioro y a los escasos trabajos de conservación. Al fondo de la entrada se distingue la fachada de estilo neoclásico de la Iglesia de San Biaggio, también llamada "Horno de Santa Águeda", porque parece que fue allí donde la Santa sufrió el martirio.
Santa Águeda es la patrona de la ciudad y en todas la pastelerías se pueden ver los pasteles denominados "Pechos de Santa Águeda" en referencia a que a la Santa le cortaron los senos por negarse a entregar su virginidad. Seguimos nuestro recorrido por la Vía Etnea y nos encontramos con uno de los magníficos ejemplos de barroco tardío que ha dado a esta ciudad junto con otras en Sicilia la calificación de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata de la Basílica Collegiatta Santa María dell'Elemosina, que para muchos es posiblemente, el templo más bello de Catania incluso más que la Catedral. Llama la atención por su espléndida fachada de estilo barroco realizado en piedra. Desde allí pudimos acceder a la confluencia con la calle más comercial de Catania, convertida en peatonal y que nos depararía una sorpresa en el patio interior del Ayuntamiento, situado en esta calle, Vittorio Emanuelle II.
Sabíamos que en Sicilia existía un teatro de títeres o marionetas llamado "Opera dei Pupi " una de las tradiciones más populares y antiguas de la isla.
La "Opera dei Pupi" fue declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad en 2001, e inscrito en 2008 en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. No habíamos previsto asistir a ninguna representación de este espectáculo antes del viaje, pero al ver los carteles de la representación que se daba y de la exposición de títeres, no dudamos en pasar a verlos, pensando en que habíamos tenido mucha suerte de dar con ellos.
Estos muñecos se manipulan con una mezcla de técnicas del títere de varilla de origen oriental y la marioneta, manejada con cuerdas que son de origen occidental. Representan historias con un denominador común, los protagonistas son caballeros de Carlomagno, en una adaptación ingenua, para las clases populares de la historia del caballero Orlando, consiguiendo en su momento, un gran éxito entre los estratos sociales más bajos de la Isla.
Son conocidos en Europa desde el siglo XVIII, aunque manejados solo con varillas, fue en Sicilia, en la primera mitad del siglo XIX, cuando se transformaron al añadir las cuerdas de marionetas. Estos teatros eran a menudo negocios familiares y ambulantes. Las marionetas, famosas por la expresividad de los rostros, eran talladas y pintadas por marionetistas según métodos tradicionales y los diálogos eran en su mayoría improvisados.
Primero asistimos a la representación de la obra o cuento en la Plaza del Ayuntamiento, nos sorprendió la cantidad de gente y el equipo técnico de sonido, la presenciamos de pie y a pesar de no entender nada, nos arrancó varias sonrisas al ver el manejo de las marionetas y el énfasis de los que las manejaban al recitar los diálogos.
Pero más nos sorprendió el fabuloso repertorio de muñecos y carros de transporte que por cierto son también clásicos de Sicilia y es un placer admirarlos. Cuando salimos prácticamente era de noche, pasamos por la famosa Fuente del Elefante, centro de la Plaza de la Catedral de Catania y símbolo de la ciudad. Esta original obra fue concebida por Vaccarini en 1736, arquitecto siciliano autor de diversas obras de estilo barroco como la fachada principal de la Catedral de Catania. Este arquitecto consiguió integrar diversos elementos hasta lograr un conjunto que representaría la esencia de la ciudad. Se dice que el elefante y el obelisco datan de la era romana y que el artista se inspiró en el patrón del Elefante de Minerva de Bernini que se encuentra en Roma. El Elefante es el símbolo de la derrota de los cartagineses llegados para conquistar la isla a lomo de enormes elefantes. La Cruz, la Palma, el Lirio, la Tabla Angélica y el Globo que coronan el monumento representan a la cristiandad junto a la insignia de Santa Ágata, patrona de la ciudad y por fin el obelisco egipcio con jeroglíficos probablemente traído a Catania desde Egipto en tiempos de las cruzadas representa propiamente a la civilización egipcia. Ya solo nos quedaba cenar, nos dirigimos hacia el puerto que se encuentra a pocos metros de la Piazza del Duomo y encontramos un sitio de comida rápida pero de cocina casera donde tomamos unos cuantos entremeses sicilianos, pasta y pasteles. Después cogimos el camino de vuelta al hotel a descansar.