Habíamos leído de un pueblo cerca de Imola llamado Dozza y que se encontraba en dos listas curiosas: en la de "los 100 pueblos más bellos de Italia" y en la de “49 pueblos italianos que debes ver antes de morir”. No es que creamos a ciencia cierta en ese tipo de listas, pero nos picó la curiosidad al estar a poca distancia de Bolonia (34 Km.) y nos presentamos allí en unos 45 minutos desde el aeropuerto.
Dejamos el coche en un aparcamiento a la entrada del pueblo para visitantes, ya que todo el centro es peatonal y solo los residentes y las mercancías pueden pasar con vehículo. Un pequeño paseo para llegar a su centro histórico, eso si... ¡Escaleras y alguna que otra cuesta!
El centro histórico del pueblo mantiene casi intacta su estructura medieval, está asentado sobre una colina donde un robusto castillo denominado “Sforza” domina las vistas a los campos colindantes, en un magnífico estado de conservación, incluso aún contiene algunos de los muebles originales y en su sótano alberga la sede de la “Enoteca Regionale Emilia Romagna”, donde se realizan visitas con degustación de vinos de la región.
Pero lo que llama la atención en este pueblecito italiano no es solo su castillo, si no la cantidad de murales pintados en las fachadas de sus casas mientras paseas por sus calles ¡Es alucinante!
Gracias a un proyecto municipal, cada dos años y desde 1960, se lleva a cabo aquí la “Biennale d’arte contemporánea del muro dipinto”, un proyecto que invita a artistas italianos y extranjeros, donde permanecen una semana en el pueblo a fin de pintar un mural en alguna de las fachadas del municipio y por supuesto de los vecinos que ponen a su disposición.
Cuando finaliza, los murales quedan expuestos al público y pasan a formar parte del patrimonio de la ciudad. Hasta el año pasado que se celebró la 25ª edición, siempre en el mes de Septiembre han acudido más de 180 artistas que han dejado plasmado en las paredes de este encantador pueblo muestras de su arte.
Un verdadero placer el paseo que nos dimos por sus empedradas calles, sorprendiéndonos la calidad de los murales, siendo algunos de ellos autenticas obras de arte, invitamos no solo a observar las modestas fotos que hicimos allí, si no a ver las imágenes en este enlace... “imágenes de Dozza”. Degustar un café antes de partir, nos sirvió para intercambiar las opiniones y pareceres que habíamos tenido recorriendo este maravilloso pueblecito italiano. Y con ese buen sabor de boca continuamos nuestro recorrido.
