Era nuestro último día en Phnom Penh, esta vez sin guias, transporte ni nada concertado, íbamos a ir a nuestro aire y de manera relajada recorreríamos la ciudad. Aprovecharíamos a hacer alguna compra y además era el cumpleaños de Paco. Nos levantamos sin prisas y desayunamos pausadamente comentando el recorrido que tendríamos que hacer.
El conductor del día anterior nos dio una dirección de una tienda de ropa de marca que estaba bastante cerca del hotel, así que decidimos empezar por ahí, dando un paseo. Esperando que Pilar no se resintiera de su rodilla que sufrió durante la noche una especie de "tirón" nos pusimos en camino. Enseguida nos dimos cuenta de lo difícil que es caminar por las calles de Phnom Penh. Entre la cantidad de conductores de tuk tuk que se paraban ofreciendo sus servicios para llevarnos y comprobando que las aceras de las ciudades de Asia están preparadas para vender con puestos ambulantes, pero no para caminar, fue una odisea llegar hasta el centro comercial.
En SIHANOUK BULEVAR entramos en una tienda Outlet de primeras marcas. Se llamaba DHL. No eran imitaciones, si no excedentes de la fábricas de las multinacionales que se encuentran en el país. Compramos unas cuantas cosas y cuando salimos sabíamos que iba a ser mejor contratar los servicios de un tuk tuk para seguir viendo la ciudad. Negociamos con uno de ellos y por 10$ se comprometió el resto de la mañana con nosotros.
Nos acercamos de nuevo al Mercado Ruso, ya que Paco se fijó en una tienda llamada Sport 21 que había enfrente. No tuvimos suerte ya que todas las tallas eran pequeñas para nosotros.
Seguimos nuestro paseo en tuk tuk por la zona de Embajadas y Ministerios y más adelante a la ribera del río Mekong.
El paseo resultó ser agradable y sosegado hasta que cogimos un embotellamiento de motos, coches y tuk tuk que rodamos en video y que alguna vez publicaremos en un canal de youtube. Fuimos viendo plazas, monumentos y santuarios hasta llegar a Wat Phnom o Colina Templo, el punto en donde nació la ciudad y donde existen unos magníficos jardines donde pasean (allí si se puede) parejas, familias y turistas.
Allí se encuentra el Templo budista más alto de la ciudad. En ese lugar celebran la entrada del nuevo año Jemer que es durante el mes de Abril. Nos imaginamos que algo tendrá que ver el enorme reloj que se encuentra en sus jardines.
Una vez recorrido tan bonito lugar y un poco cansados ya de todo lo que hicimos en este viaje, decidimos volver a comer en la piscina del hotel, así que se lo hicimos saber a nuestro conductor de tuk tuk que nos llevó a nuestro alojamiento. Nos pusimos el bañador, bajamos a la piscina y desde nuestras tumbones pedimos a una camarera unos sandwichs y unos refrescos. Y a disfrutar de la piscina.
Cuando subimos a cambiarnos a la habitación, sorpresón y detallazo de la dirección del hotel. Pastelito con vela que nos obsequiaban con motivo del cumpleaños de Paco.
Pudimos dormir una pequeña siesta y después por la tarde teníamos cita con el Spa del hotel. Masaje aromático de 1h por 25 dólares cada uno. Masaje suave y maravilloso.
Hicimos las maletas y cenamos en el hotel. Al día siguiente había que levantarse a las 5 de la mañana. Teníamos el vuelo de vuelta hacia Kuala Lumpur.