Cuando decidimos elaborar el viaje apasionante que a continuación os relatamos, tuvimos la suerte de confeccionar un viaje a medida, es decir, con varios trayectos, desde la opulencia de Dubai, la mezcla de culturas de Kuala Lumpur y el exotismo de Camboya, pagando prácticamente el mismo precio que nos hubiera salido un viaje de ida y vuelta a cualquier país del sudeste asiático. Hay que decir también que pecamos de ignorancia y cometimos errores que nos han servido sobre todo para aprender. En fin, que al ver la posibilidad de conocer más países en nuestro recorrido, nos permitimos preparar unas estudiadas escalas y con una duración acorde con el planteamiento de visitas que elaboramos.
Nuestro viaje comienza desde la costa tarraconense donde acabábamos de pasar unos días de playa. Después de haber vivido una espectacular noche de San Juan en la misma orilla del mar, madrugamos, llamamos a un taxi que nos llevó a la estación de Sant Vicent de Calders y de allí cogimos el tren de cercanías hasta el mismo aeropuerto de Barcelona, no sin antes realizar un trasbordo en la estación del Prat de Llobregat. Y allí nos plantamos con casi 5 horas de antelación sobre el horario previsto de despegue. Pensar que íbamos a realizar un viaje tan emocionante, nos atacó los nervios y nos hizo llegar con mucha premura. Por supuesto no estaba abierto el mostrador de facturación, así que a desayunar unos bocadillos que habíamos preparado antes de salir. Se gastó el tiempo con unos cuantos paseos por el exterior y unos cuantos cigarrillos, así como el repaso de las innumerables guías y apuntes.
Una vez abrió el mostrador de facturación de Fly Emirates, no tardamos más de 10 mn en colocar nuestras maletas. Nos quedaba aún más de 2 horas de espera. En cualquier otro aeropuerto no hubiéramos accedido a la zona de embarque, pero el aeropuerto de Barcelona tiene 2 magnificas terrazas en donde tomar el aire y si lo deseas fumar algún que otro cigarrillo (vicio que estamos dejando para poder costearnos la vuelta al mundo en unos 3 años). Agradecimos al Sr. Bofill que en su proyecto estuvieran contempladas tales necesidades. Bien, nuestro vuelo debía salir a las 16:10 h. con llegada de madrugada a Dubai, así que cambiamos 50 € en dirhams para al menos pagar un taxi que nos llevara al hotel. Nos sentamos frente a una de las pantallas de información y para nuestra desgracia vemos que el vuelo sufriría 1 hora de retraso. Que le vamos a hacer, resignación y nuevos bocadillos para comer.
Desde la puerta de acceso se informa a los pasajeros que embarcaríamos en 30 mn. Por fin llegó el momento de subir al avión y una vez dentro nos volvieron a decir que sufriríamos más retraso. Nada menos que casi dos horas dentro del avión esperando el despegue. Ya estábamos de los nervios y hartos de estar sentados cuando por fin despegamos. La hora de llegada debía ser a las 00:50h y llegamos a las 03:30h a Dubai. Ya veis una de las mejores aerolíneas del mundo….pero como fue al principio del viaje no importó demasiado.
Ostentoso, inmenso y lujoso, esos son los calificativos que se pueden utilizar para describir el aeropuerto de Dubai. Un camino interminable hasta salir al exterior rodeado de columnas de mármol, doradas pasarelas, grandes espejos y enmoquetados cuidadísimos, pero inexplicable que se pongan en un aeropuerto enclavado en el desierto.
No hubo mayor problema en el control de inmigración, siendo bastante ágiles los trámites. Deseábamos llegar al hotel para tumbarnos y por lo tanto se nos hacía pesadísimo el camino de salida. Vimos la parada de taxis en donde la falta de aire acondicionado hizo que el calor nos abofeteara y donde por fin éramos conscientes de estar en el extranjero... “Meliá Dubai Hotel, please”. El importe de la carrera unos 25 dirhams (poco más de 5 €) nos pareció barato por la hora y por el recorrido. En Dubai todo esta lejos, da igual donde te alojes, es una ciudad proyectada para los coches y pasear andando se hace poco menos que imposible. Llegamos al hotel Meliá Dubai sobre las 4 de la madrugada, atención buena por parte del personal del hotel y por fin la llave de la habitación en la mano.
La habitación del hotel era inmensa, una de las paredes era de cristal y veíamos el Skyline de la ciudad con el Burj Khalifa haciendo los honores. Disponíamos de bañera de diseño y un gran habitáculo para la ducha con las últimas tecnologías (hidromasaje, cabezal de lluvia, etc).
Desayunamos tarde, había mucho dubaití en el hotel vestidos con impecables dishdashas blancas sin una arruga. Ya descansados nos fijamos en el magnífico hall del hotel e investigamos la piscina que estaba en el último piso con unas vistas espectaculares y sobre las 11,30 salimos a descubrir la ciudad.
Algo que nos llamó la atención, fue que al hotel se accedía por un sótano del garaje y no tenía puerta a la calle; eso sí tenían un hall con aire acondicionado helador donde esperabas el taxi que el personal del hotel pedía. En taxi desde al hotel a la zona de Deira. Allí estaba el famoso Zoco del Oro, enclavado entre pasadizos con techos de madera excelente y perfectamente limpios y cuidados, tiendas con grandes escaparates con artículos de oro mas bien apilados que no expuestos. Me imagino que cuenta más el precio y el regateo que la expresión por el buen gusto. Nos llamó la atención el anillo más grande del mundo, certificado por el Guinness.
Desde aquí, atravesamos un mini bazar hindú y nos llamó la atención un edificio que era el Museo del Municipio de Dubai; pequeñito y muy interesante. Situado en las dos únicas casas originales de cuando Dubai era sólo un pequeño puerto de pescadores. Dos amables jóvenes que custodiaban el museo nos invitaron a pasar (entrada gratuita) a lo que accedimos y no pararon de sonreirnos y de enseñarnos todo aquello de lo que se sentían orgullosos. Libros y fotografías de una época anterior así como un documental hicieron nuestro descanso ameno.
Estábamos justo al lado del muelle y del mercado de las especias, después de "fisgar" brevemente en algunos puestos, tomamos un Abra, barcos tradicionales que cruzan el Chekk Dubai entre la zona Deira y Bur Dubai, el precio creo recordar que era 1 Dirham-. El aire se agradecía porque el calor empezaba a ser insoportable. Existen dos líneas como se ve en la foto.
Desde aquí paseamos por el OLD SOUQ, entre tiendas de souvenirs y de artesanía. Encontramos una casa de cambio y al entrar nos vieron con esas caras sudorosas, que nos sacaron dos botellas de agua helada.
Pensábamos ir al Museo de Dubai, pero eran las dos de la tarde pasadas con mucho mucho calor, así que decidimos buscar un taxi e irnos directamente al DUBAI MALL, el centro comercial más grande del mundo. Por supuesto, el taxi no te deja en la puerta de la calle, te lleva al garaje y de ahí ascensores para el centro evitando el calor. Nada más salir del ascensor nos llama la atención una tienda de telefonía móvil donde tienen expuestos Iphones de oro y de oro y brillantes.
En Dubai todo es superlativo... la tienda de teléfonos más caros del mundo, la tienda de golosinas más grande del mundo, el acuario más grande del mundo y además desde el Dubai Mall se accede al edificio más grande del mundo y al espectáculo de fuentes más grande del mundo.
Comimos estupendamente en un local con comida italiana y nada caro, hicimos los paseos de rigor y cuando llegó la hora nos dirigimos a visitar la joya de la corona... El Burj Khalifa.
El Burj Khalifa (o torre Khalifa) es el edificio más alto del mundo con casi un kilómetro de altura y 162 plantas (el doble que el Empire State de N. York). Hay un observatorio en lo alto donde se puede acceder a disfrutar de las vistas, pagando su correspondiente ticket de 130 AED (unos 27 €).
Las entradas se pueden sacar con 30 días de antelación, pero ¡OJO! al hacer la reserva deben imprimir la confirmación, o hacer una copia de la pantalla o foto porque no mandan email de confirmación. Si se espera a sacar las entradas en el mismo día (si las hubiere) se puede cuadruplicar el precio.
¿Que si es recomendable?. ¡Es una pasada! Si pensáis ir a Dubai, no dudéis sacar con antelación vuestras entradas. El acceso hasta el observatorio es impresionante, desde hologramas, pasando por innumerables fotos , diapositivas, planos virtuales, espectáculos visuales, etc. Subimos en un ascensor que también tenía un excelente juegos de luces y al llegar las palabras faltaban y sobraban las exclamaciones.
Estábamos en la cima de la construcción más alta hecha por el hombre. La ciudad de Dubai parecía desde lo alto un tablero de ajedrez. Allí estuvimos haciendo fotos desde cualquier ángulo y de cualquier rincón, esperando el atardecer que poco a poco se hacía presente e iba tiñendo de color rojo las aguas del Golfo Pérsico. Lo que apreciábamos en el ambiente no era contaminación, era arena del desierto y polvo que se forma al haber tantos edificios en construcción
En breve espacio de tiempo o al menos esa fue la sensación que tuvimos, empezó a hacerse hueco la oscuridad de la noche y con ella la iluminación artificial de las fachadas de los majestuosos edificios de esta ciudad. Y con el caer de la noche nos esperaba abajo un espectáculo soberbio... ¡Las fuentes de Dubai!
Luz, sonido y agua mezclados de forma armoniosa, dejan un grato sabor de boca a quien las visita. Construida por los mismos ingenieros que hicieron las fuentes del hotel Bellagio en la Vegas, tienen el mismo aspecto, pero con un 25% mas de espacio. Dubai no podía tener algo más pequeño que otra ciudad del mundo. En el lugar perfecto, junto al Burj Khalifa.y el Dubai Mall y rodeado de jardines, han construido este lago artificial para delicia de los que asistan a ver el espectáculo de la fuentes. El lago es tan grande que no hay aglomeración de gente y prácticamente desde cualquier situación las fuentes son visibles.
Una vez acabado el número, pensamos que estar en un enclave tan agradable merecería una cena junto al lago y así lo hicimos. Una espectacular terraza con música en directo y un excepcional servicio fue nuestro magnifico final del día.