3 DE JUNIO DE 2012
Cuando estábamos organizando el viaje a Croacia teníamos claro que había que visitar y pasar un día (uno porque no teníamos para más) en una de las islas croatas. La decisión estaba entre la isla de Hvar (la más conocida turísticamente) o la isla de Brac, la mayor isla habitada de Croacia. Nos decantamos finalmente por Brac porque los horarios de ferry para llegar a ella y salir al día siguiente hacia Split, eran mucho mejores y los trayectos más cortos que si lo hacíamos desde Hvar.
La verdad es que no nos arrepentimos de la decisión tomada de visitar la isla de Brac, también llamada Brazza, es la mayor isla habitada, de las cincuenta y dos que hay en Croacia, tiene el pico más alto de las islas del Adriático, llamado Vidova Gora, preciosas poblaciones como Supetar, Bol o Sumartin y es que resultó ser esta bella isla la esencia pura del Mediterráneo.
Salimos de Mostar con tiempo suficiente para llegar a Makarska, nuevamente en Croacia, para coger un ferry a las 12,30h que nos llevara a la Isla de Brac, pero no fue posible. Tardamos más de lo esperado en la frontera y había bastante tráfico, nos perdimos en la ciudad y cuando llegamos al puerto vimos al ferry marcharse.
Una pena el haber perdido este ferry , queríamos haber pasado buena parte del día en las playas de la isla de Brac y en particular a la Playa Zlatni Rat (Cuerno de Oro en croata) porque está considerada como una de las mejores playas del país. Pero como estas cosas pasan cuando uno viaja, teníamos que esperar hasta las 15:00h para que saliera el siguiente , aprovechamos para comer y dar un paseo por esta bella ciudad costera de Croacia, Makarska. El coche lo dejamos aparcado en las zonas que tienen los ferry para acceder al mismo. ¡Al mal tiempo, buenas soluciones!
Makarska es una población de gran interés turístico en Croacia, se ubica en el condado de Split-Dalmacia y su población ronda los 15000 habitantes, aunque en verano triplica su población. Por ella pasaron griegos, romanos, eslavos, venecianos, turcos y austriacos. Y entre paseos por Makarska, por fin llegó la hora de salida del ferry y en poco más de media hora llegamos a Sumartin, puerto de llegada en la isla de Brac.
Era la segunda vez que cogíamos un ferry con el coche, así que había menos nervios. Todo salió bien y sin problemas lo embarcamos y lo sacamos del barco. Lo tienen todo bastante controlado y con mucho orden. Nos pusimos en marcha nada más tocar tierra, encendimos el GPS y recorrimos los 30 kilómetros que nos separaban del pueblo de Bol y de su famosa playa Zlatni Rat. A pesar de que se iba volando el tiempo paramos varias veces para contemplar y sentir esta isla: olores a pino negro, salvia, romero, cargado de verde y de florecillas silvestres, el mar de fondo y la tarde cayendo. ¡Naturaleza en estado puro y Mediterráneo a tope!
Una media hora más tarde vimos el primer cartel con el nombre de la playa, seguimos sus indicaciones y llegamos a una explanada destinada a aparcamiento. Dejamos el coche allí y cogimos nuestra bolsa con los bañadores y toallas. Nos acercamos al acantilado y vimos la playa del cuerno de oro aproximadamente a un kilómetro.
Un cartel indicativo explicaba en croata y en inglés, las causas de haberse formado una playa tan particular. Una lengua de tierra que se forma debido a la acumulación de arena en ese punto, lo que forma una especie de dique y que cambia de forma en función del viento y las mareas. Es tan raro este fenómeno que se ha catalogado como "Monumento geológico natural".
Es una de las pocas playas de Croacia exenta de piedras, aunque tampoco es de verdadera arena de lo que se compone, más bien de guijarros pequeños. Aquí os dejamos varias imágenes encontradas en Internet y captadas desde el aire con las diferentes formas que puede tomar el litoral. También hay que resaltar que esta playa se encuentra en tercer lugar como mejor destino de playa en Europa y se la nombra frecuentemente como una de las playas más bellas del mundo.
¿Verdad que es muy curioso? Sentimos no haber tenido más tiempo para disfrutar de ella. El caso es que nos quedaban apenas dos o tres horas horas de sol, eran las cinco de la tarde y veíamos a gente volviendo a los coches y recogiendo sus cosas. Nos disponíamos a andar el camino hacia la playa cuando vimos otra indicación, ésta...
Nos preguntamos, ¿por qué, no? El lugar era paradisíaco, nos ahorrábamos más de un kilómetro, con bosque de pinos al lado del mar y además en Croacia son casi una institución las playas nudistas. Por otro lado, no llevaríamos los bañadores mojados, jajajaja, es otra ventaja, ¿no?
Y allá que fuimos con intención de remojarnos en las aguas del Adriático. Una experiencia del todo gratificante y muy recomendable. Una cala muy tranquila, muy limpia y con aguas cristalinas que invitaban a bucear. Pasamos allí alrededor de dos horas, nos refrescamos, nos reímos y sobre todo disfrutamos del entorno, ya que a cualquier lado que mirásemos, estaba lleno de belleza. El Adriático fue para nosotros solitos! Se puede pedir más?
El atardecer se estaba produciendo y el cielo iba adquiriendo tonalidades naranja con un impresionante sol reflejándose en el mar. Era tiempo de recoger e irnos hacia el hotel que habíamos contratado en la ciudad de Supetar, en la misma isla de Brac. Teníamos otros 30 km por delante. Nuestro día de playa había acabado.
Continuamos camino hacia nuestro hotel en Supetar, no sin antes hacer unas paradas para contemplar el atardecer que se estaba produciendo.
Al llegar a Supetar, ya de noche prácticamente, el GPS se volvió casi loco porque la localidad estaba de fiestas y casi todas las calles estaban cortadas pero finalmente consiguió dejarnos en la puerta del Hotel Villa Midea. Dejamos las maletas, duchita y a disfrutar de las pequeñas calles medievales y de una buena cena en el restaurante o Konoba Lukin en el puerto de la pequeña y bella ciudad de Supetar.
Una buena experiencia nuestro paso por esta bella isla croata, a la que os aconsejamos hagáis una visita si hacéis un viaje a Croacia y quieres ver una belleza mediterránea en estado puro.