Antes de ir al centro de Dubrovnik, fuimos al hotel que teníamos contratado a unos tres kilómetros de la ciudad, junto al puente nuevo y cerca del puerto marítimo para hacer el check in y dejar nuestro equipaje. Se trataba del hotel Adria, con unas vistas espectaculares sobre el mar y con aparcamiento gratuito, algo importante en esta ciudad por los precios del mismo. Allí nos dieron un mapa del centro y poca información de la mejor manera de ir al centro histórico de Dubrovnik y dónde aparcar mejor. Daba igual, empezaba nuestra visita a Dubrovnik, la capital de Croacia nombrada por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad en 1979 y extendida esta denominación en 1994, que ayudó a su reconstrucción tras la guerra de los Balcanes.
Fuimos a la parte sur de la ciudad y allí, en un aparcamiento municipal (5 kunas/hora) sin mayor problema, conseguimos aparcar (en pleno verano tiene que ser harto difícil). La primera impresión al ver las murallas es de admiración, ya que es espectacular la altura conseguida y construida íntegramente en piedra.
Dubrovnik (en latín e italiano Ragusa) desde la antigüedad, tenía gran importancia al estar excelentemente posicionada geográficamente, abarcando gran cantidad de bahías. Esto lo corroboraron los griegos que se asentaron en ella. El imperio romano hizo lo propio cuando se expandieron por todo el mar Adriático.
Más tarde, durante el imperio bizantino fue importante bastión contra los sarracenos. Fue ocupada también por la república veneciana en la época de las cruzadas. Cuando Venecia salió perdiendo en su guerra contra Hungría, Dubrovnik alcanzó una independencia parcial convirtiéndose en República, que conservó durante el imperio otomano llegando a tener la armada más poderosa del mundo con alrededor de 200 barcos. Se dio el caso que uno de ellos, un gran barco de guerra de Dubrovnik, dirigió la llamada “Armada Invencible” de Felipe II. La república de Dubrovnik, se convirtió en una potencia mediterránea a pesar de contar con un pequeño ejército.
Pero en 1667 un gran terremoto que mató a la mitad de su población, sería el comienzo de su declive. Se sumó además el traslado de la actividad comercial desde el Mediterráneo hacia el Atlántico debido al auge de los imperios británico y francés. La república acabó por caer con la invasión de Napoleón. Francia gobernó Dubrovnik durante siete años y luego se le anexionó a Austria.
Finalmente, Dubrovnik aunque no sufrió ataques durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, se le anexionó al bloque comunista formando parte de la antigua Yugoslavia. El principal problema tuvo lugar en 1991 cuando fue atacada por serbios y montenegrinos. El bombardeo a la ciudad vieja fue peor que los cañonazos rusos y montenegrinos contra las tropas napoleónicas y significó el mayor ataque sufrido por Dubrovnik en toda su historia. Así lo hace contar el cartel que vimos en la entrada al casco viejo de la ciudad.
Empezábamos nuestra visita a Dubrovnik traspasando la Puerta de Ploca. Los laterales fuera del paseo peatonal principal estaban llenos de callejones y de un entramado de escaleras que llevan a su centro histórico.
Las tiendas, restaurantes y todo tipo de alojamientos se combinan con las joyas ocultas de la ciudad. Rincones por descubrir y lugares inverosímiles y sorprendentes es lo que encontramos según íbamos descendiendo por las escaleras.
Casi sin darnos cuenta y una vez bajados todos los escalones de la calle, nos presentamos en la plaza más importante de la ciudad, la Plaza Luza. Allí se encuentra, la Iglesia de San Blas, una iglesia barroca del siglo XVIII dedicada al santo patrón y protector de Dubrovnik. Fue originalmente románica pero fue gravemente dañada en el terremoto de 1667 y finalmente destruida por un incendio en 1706, siendo reconstruida en estilo barroco a principios del siglo XVIII.
Delante de la Iglesia, se levanta una columna de piedra, con el fondo tallado en forma de un caballero antiguo. El caballero tallado en la columna es Orlando, comandante histórico al servicio de Carlomagno.
Según la leyenda, en el siglo IX Orlando y su flota salvó a Dubrovnik del asedio sarraceno. Para expresar su agradecimiento, los ciudadanos agradecidos erigieron esta hermosa columna en honor de Orlando. Sin embargo, esta leyenda no es cierta, la verdad es que Orlando, también llamado Roldán o Ronaldo cómo se le conoce en Europa, se utilizó como símbolo de una ciudad bajo la protección del rey húngaro-croata. En un momento en que era común para las ciudades distantes del imperio erigir estatuas de piedra similares que simbolizan la alianza y protección con el reino húngaro-croata.
La columna sirvió para diferentes propósitos como por ejemplo, el antebrazo de Orlando fue la medida estándar del codo de Ragusa y los castigos públicos se llevaron a cabo a la vista de la columna.
En la misma plaza, observamos una torre con reloj muy particular, construida en 1929 de acuerdo al diseño original del siglo XVI y que hubo que ser demolida tras el terremoto de 1667. La hora puede verse mediante un reloj solar, otro analógico e incluso tiene dos casillas para leer la hora en formato digital. Como se aprecia en la foto eran las VII y 30. A las horas en punto, figuras de bronce, golpean la campana.
También, en el lado izquierdo de la plaza se encuentra el Palacio Sponza, uno de los palacios más bellos de la ciudad, un monumento gótico-renacentista que ha conservado su forma original. Construido a principios del siglo XVI, aguantó el terremoto de 1667 y sus formas nos sugieren como podía ser el aspecto de la mayoría de los palacios públicos y privados en Dubrovnik antes del terremoto. Hoy en día el palacio Sponza es la sede de la institución cultural más importante de Dubrovnik, el archivo de la ciudad.
En el fondo, a unos 100 metros de la Plaza Luza, se distingue la Catedral de Dubrovnik, construida originalmente en el siglo VI o VII en estilo bizantino, reconstruida como iglesia románica entre los siglos XII y XIV y destruida por el terremoto de 1667. Se volvió a levantar en estilo barroco durante el siglo XVII. Consta de tres naves, tres ábsides, con planta en forma de cruz latina y coronada con una gran cúpula. Está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
Seguimos nuestro paseo por la calle principal y más larga del casco antiguo (Stradum), hasta llegar a la Iglesia de San Salvador.
Fue construida en 1520, entonces Dubrovnik tenía un imperante estilo gótico y esta iglesia fue la primera que se hizo con estilo renacentista con una fachada en forma de trébol y que recuerda mucho a la famosa Catedral de Sibenik que veremos en artículos posteriores. Se salvó como el Palacio Sponza del terremoto de 1667 y hoy en día en el interior de la iglesia se realizan conciertos y exposiciones de arte.
Junto a la Iglesia se encuentra la fuente de Onofrio, se llama así por su arquitecto, Onofrio della Cava, un arquitecto napolitano que construyó el alcantarillado y dos fuentes públicas en Dubrovnik en el siglo XV. Está adornada con 16 máscaras por cuyas bocas mana agua y tiene una estructura poligonal, rematada por una gran cúpula abierta en su parte superior.
Tal y como dice la UNESCO: "Dubrovnik ha conservado sus hermosos monumentos –iglesias, monasterios, palacios y fuentes– de estilo gótico, renacentista y barroco". Todo ello le ha dado la categoría de Patrimonio Mundial de la Humanidad. Y cuando la luz solar desaparece y se encienden las calles y edificios de la ciudad, el espectáculo es sublime. El empedrado de la ciudad se asemeja a espejos de piedra relucientes y limpios.
Volvimos sobre nuestros pasos para llegar al antiguo puerto de la ciudad vieja, donde habíamos visto antes un restaurante donde degustar el plato local de pescado, la Lokanda. Del todo recomendable, aunque sea solo por las vistas que ofrece al puerto, se trataba del restaurante Konoba. Una deliciosa cena a base de un caldero de pescado fresco.
Después de la cena, un paseo nocturno para perdernos entre sus calles y callejuelas y acabar nuestra primera visita a Dubrovnik. Así lo hicimos, yendo a parar a la puerta principal de la ciudad, la Puerta Pile. Famosa por su puente levadizo y su nicho conteniendo la imagen de San Blas, fue construida entre 1460 (Puerta interior gótica) y 1537 (Puerta exterior renacentista) con forma de fortaleza semicircular.
Ya solo nos faltaba llegar a nuestro coche bordeando la muralla y así no subir los 132 escalones (los contamos) que nos separaba del parking donde teníamos el coche. Mañana teníamos todo el día dedicado a esta bella ciudad.