Hace ya bastantes años, exactamente en el verano de 2008 hicimos una excursión que recordaremos toda la vida y que plasmamos en este artículo que estáis leyendo. Fue la primera vez que hicimos un viaje contratando absolutamente todo por internet. Por entonces, ni teníamos blog, ni móviles inteligentes, ni cámaras de alta resolución, aunque viajábamos por placer al igual que hacemos ahora.
Nuestra curiosidad que es inmensa y habiéndolo visto en el antiguo programa de viajes de Javier Sardá (Dutifrí) nos llevó a descubrir una serie de excursiones, casi impensables, que se hacían para visitar el Gran Cañón. conocer estas excursiones nos llevarían a visitar Las Vegas en los EEUU... y ¡Tener la posibilidad de conocer el Gran Cañón del Colorado!
Situado en el Parque Nacional del mismo nombre, es Patrimonio de la Humanidad desde 1979 y toda una maravilla de la Naturaleza que necesitó 10.000.000 de años para formarse y que fue descubierto hace menos de 500 años por el español García López de Cárdenas que formaba parte de la expedición de Francisco Vázquez de Coronado hizo a México. Según cuentan las crónicas, encontró un enorme barranco por el que le fue imposible bajar, se trataba del Gran Cañón del Colorado, un colosal surco natural de 450 kilómetros de longitud y 1.500 metros de profundidad formado por el paso del río Colorado durante millones de años.
La UNESCO lo define de esta manera:
"Situado en el Estado de Arizona, este parque está surcado por el gigantesco cañón cavado por el río Colorado, que con sus 1.500 metros de profundidad es el desfiladero más espectacular del mundo. En sus estratos horizontales está plasmada la historia geológica de los últimos dos mil millones de años. También se hallan en este sitio vestigios de los esfuerzos de adaptación del hombre prehistórico a un entorno particularmente inhóspito."
Hace 10 años no se tenían las garantías que existen ahora cuando se contrataba un servicio turístico por internet (al menos en España) y nuestra incredulidad nos hacía recelar sobre si saldría bien. El caso es que siguiendo las indicaciones de la compañía que recibimos por email nos presentamos a las 06:00 horas en la puerta del hotel.
¡Fijaos en el resumen! En esta excursión, nos recogerían en nuestro hotel de las Vegas, el MGM Grand, donde estábamos alojados, volaríamos en avioneta hasta el Gran Cañón, allí tomaríamos un helicóptero para descender a las mismas orillas del río Colorado y daríamos un paseo de 30 minutos en un barco pontón, nos llevarían en autobús a recorrer los principales miradores, para al final, realizar un almuerzo con la tribu Hualapai y visitar el famoso mirador Skywalk.
Algo que nos parecía entonces casi increíble para realizar en un día y dudábamos si aquello sería un engaño. Pero no, todo empezó con nuestra recogida puntual en la puerta del hotel mediante una Van impecable con cristales tintados y los americanos nos demostrarían como se debe desarrollar una excursión de esta índole y como se tienen que utilizar los medios de forma óptima en la industria turística.
Nos trasladaron a la terminal del Aeropuerto Ejecutivo de Henderson, situado muy cerca del centro de la ciudad. Allí reunieron a todos los turistas y nos dieron la bienvenida, así como una pequeña charla sobre la excursión, instrucciones de seguridad para la avioneta que íbamos a tomar y lo que estaba prohibido hacer en el Parque Nacional.
La avioneta utilizada para este tour tenía una capacidad para 6 pasajeros, aunque solo fuimos dos parejas, tenía grandes ventanas y asientos individuales de cuero, solo dos por fila y uno en cada ventana.
Volamos a escasos tres mil metros de altura en una de esas avionetas y disfrutamos de unas vistas espectaculares, al poco tiempo, sobrevolamos la Presa Hoover y el Lago Mead, que es el mayor lago artificial de los Estados Unidos, creado por la construcción de la presa, una construcción faraónica que abastece de agua a la famosa ciudad del pecado, creando un oasis de lujo en medio del desierto.
Pasamos por Boulder City y llegamos al río Colorado después de una hora de un viaje extraordinario en el que no paramos de mirar el paisaje por las ventanas hasta llegar a la parte oeste del Gran Cañón. También reconocer que da un poco de miedo volar en estas avionetas por el movimiento que tienen.
Y aquí es donde se produce el punto álgido del trayecto, al sobrevolar las impresionantes vistas del borde occidental del Gran Cañón, ya que desde el aire es desde donde se obtienen las mejores perspectivas de la profundidad y la magnitud de esta obra maestra de la naturaleza. El serpenteante recorrido del río Colorado nos iba mostrando el proceso de erosión de este espacio al salir de su trayectoria principal hace más de 10 millones de años.
La erosión producida por el río va dejando al descubierto una gran cantidad de información valiosa sobre la historia geológica de la región, cortando a través de la tierra, dejando sus capas visibles en los muros de los acantilados. Era la hora de escuchar las explicaciones del piloto y ponerse los auriculares.
El Gran Cañón abrumó nuestros sentidos a través de su inmenso tamaño. Un sin fin de colinas de lava y piedra aparecían sin cesar durante nuestro vuelo, haciéndonos disfrutar tanto, como si estuviéramos descubriendo un nuevo mundo. Eran las denominadas Badlands o baldías, un tipo de paisaje árido, extensamente erosionado por el agua y el viento, debido a la falta de vegetación.
Contemplado desde el aire, es todo un espectáculo inenarrable ver reflejado el sol y las nubes en las laderas del Gran Cañón..
Al fin aterrizamos en South Rim, el borde sur del Cañón y con una sincronización pasmosa, el helicóptero con el que debíamos descender y aterrizar en la base del Cañón, estaba esperándonos, un minuto escaso para tomar alguna foto y de nuevo montados en la aeronave para realizar otra aventura increíble en la que bajamos los más de mil metros de este extraordinario capricho de la naturaleza.
Volar en helicóptero por el Gran Cañón es una experiencia única y que sube la adrenalina hasta límites increíbles, ya que se surcan los márgenes del río hasta apenas diez metros de altura, cruzándolos de lado a lado. Estos helicópteros están fabricados exclusivamente para el turismo, con una amplitud y una visibilidad incomparables. Son conocidos como las "Limusinas del Cielo".
Tras unos quince minutos de espectacular y casi alarmante vuelo, aterrizamos junto a lo que llaman la "Catedral de piedra" y nos indicaron que debíamos de seguir un camino para llegar al punto donde nos esperaría la balsa que nos daría un paseo por el río Colorado.
Así lo hicimos y seguimos el sendero de madera que baja hasta la orilla del río. Experimentamos entonces la magnitud del Gran Cañón desde abajo que tampoco es desdeñable.
También fue increíble la sensación de estar casi solos ante tal inmensidad y descubrimos la frondosa vegetación que hay junto al río debido a la humedad. Cualquier paso que dábamos nos rompía los esquemas que teníamos de este lugar.
Al cruzar el agua a través de los acantilados de arenisca, se tiene una perspectiva verdaderamente única de esta formación geológica mundialmente famosa. El paseo en barco es otra forma de ver desde cerca las paredes del cañón y de hacerlo en paz y en absoluto silencio, que también tiene su punto.
Esta tranquila travesía ofrece vistas de los altísimos riscos del Cañón que se elevan a cada lado. Recorrimos unos 4 o 5 km río adelante y volvió de nuevo al muelle. Ahora tocaba subir lo que habíamos descendido y eso nos costó más esfuerzo. Al llegar arriba de forma impecable, nuestro helicóptero nos estaba esperando.
Y de nuevo en quince minutos nos llevó a South Rim, donde con puntualidad matemática se encontraba un autobús del Parque para llevarnos a comer.
Tomamos el autobús que recorre la zona y que pasa sin detenerse por distintos miradores tales como Guano Point y Eagle Point, llegando hasta el poblado de Hualapai Indian Village.
En 1883, una orden ejecutiva estableció la reserva para los indios Hualapai, por lo que son ellos los que deben dar permiso para cuantas actividades se realicen en su territorio. Allí se encuentran viviendas que han sido construidas fielmente, siguiendo instrucciones de representantes indios, un restaurante y el famoso Skywalk, un mirador a 1.300 metros de altura con suelo de cristal.
Estábamos ahora en el borde oeste del Gran Cañón donde se encuentra quizás el mejor mirador para contemplarlo. Tal vez por ello, se construyó allí el Skywalk una plataforma con suelo transparente y forma de herradura que cuelga a 1300 metros de altura de la base del Gran Cañón y por la que se puede andar viendo bajo tus pies un escarpado acantilado.
Para completar la excursión perfecta, repusimos fuerzas en uno de los "mejores restaurantes" al aire libre del mundo, disfrutando de la comida preparada por la tribu Hualapai, al menos eso dicen, pero solo consistía en carne a la barbacoa. Las vistas desde allí eran fantásticas e inmortalizamos nuestra visita con unas cuantas fotos.
Sin duda estábamos en el mejor mirador del Gran Cañón, estábamos allí pareciendo "reyes del mundo" aunque con prudencia. Allí no dejan acercarse al borde porque en la orilla del barranco se han producido varios accidentes. Nos dimos cuenta de por que el Gran Cañón es un destino turístico tan popular para aquellos que deseen encontrarse con la naturaleza en su forma más potente y majestuosa.
El tour finaliza regresando al punto de inicio para tomar la avioneta de regreso a Las Vegas. Había sido una experiencia sensacional, nos habían gustado todas y cada una de las actividades para conocer el Gran Cañón del Colorado. Le dimos las gracias a nuestro piloto que nos lo agradeció con una sonrisa y esta fotografía.
Él mismo, antes de montar en el avión nos hizo esta foto que nos recuerda aquellos momentos tan agradables y tan impactantes que habíamos vivido.
El viaje de regreso fue igual de emocionante que el de la ida, sobrevolando majestuosos paisajes, que a poca altura de vuelo se vuelven aún más fascinantes. Ah, os habréis dado cuenta que no hemos mencionado nada respecto al precio, pues bien, en el año 2008 nos costó 200$ por persona, que en aquella época fueron unos 143€ (Entonces 1€=1,48$). Hoy en día, sentimos deciros que no lo encontraréis por menos de 400€, una cantidad que no todo el mundo se puede permitir. Nosotros si tuvimos la oportunidad y os lo hemos relatado tal y como fue.
La Van como un clavo, esperándonos en el aeródromo nos llevó a nuestro hotel dando fin a una de nuestras mejores experiencias vividas como viajeros. Una excursión de 9 horas que fue... ¡Perfecta!
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