Ein Karem es un pequeño pueblo ubicado entre colinas a unos seis kilómetros al suroeste de Jerusalén con unos dos mil habitantes que se considera hoy como un barrio más de la ciudad. Su origen se remonta a la edad del bronce y por este lugar han pasado todos y cada uno de los pueblos que han habitado y batallado en la región. Hasta la guerra de 1948 su población fue mayoritariamente musulmana, pero tras ella, los palestinos prácticamente la abandonaron y ha ido resurgiendo fundamentalmente con población cristiana. Su patrimonio, tras la guerra, había quedado prácticamente íntegro.
A Ein Karen llegan miles de turistas, como hicimos nosotros, para conocer el lugar el lugar donde las madres embarazadas de Jesús y Juan el Bautista, se reunieron. Pero además, es un destino de gran aceptación tanto para peregrinos como para locales, con sus iglesias y monasterios, románticos cafés, restaurantes y verdes colinas, ideales para largas caminatas. Todo ello ha supuesto su inclusión en la Lista indicativa Unesco en 2015 y justifica su Valor Universal Excepcional de esta manera:
"Ein Karem es un rico pueblo cristiano palestino; con restos antiguos de la época del Hierro, a través de romanos, bizantinos, cruzados, otomanos y posteriores. Conserva un gran entorno natural, rico en instalaciones de agua, terrazas agrícolas, naturaleza intacta, primavera, caminos y caminos históricos, etc. A pesar de la modernización de la infraestructura y la vida continua en el pueblo, mantiene sus altos valores culturales."
Ein Karem, o como se le conocía antiguamente Bet Hakerem, es un pueblo de montaña histórico con varios miles de años y que fue el lugar de donde se extraía la piedra que se utilizaba para construir el Segundo templo judío y según los hallazgos arqueológicos ya existía antes del período romano. Llegó a ser importante para el cristianismo por ser la cuna de San Juan Bautista, quien bautizara a Jesús en el río Jordán y se convirtiera en primer mártir del Mesías, así como por ser el lugar en que se encontró María con su prima Isabel. En los años siguientes, se han construido monasterios e iglesias y se ha desarrollado un rico pueblo. También posee un gran área forestal con ambiente intacto y agricultura activa de montaña. Los más adinerados, generalmente cristianos árabes, construyeron sus casas en el pueblo, todavía habitadas y conservadas. Una fascinante carta de presentación de Ein Karem acoge al menos tres millones de visitantes cada año, en su mayoría peregrinos de todas las partes del mundo debido a su gran riqueza religiosa .
Desde el centro del pueblo, nos dirigimos a través de una vereda por la colina hacia la Iglesia franciscana de la Visitación, un camino nada fácil por sus interminables cuestas, pero al menos con bastante sombra donde se podían hacer breves descanso para apaciguar el cansancio de la subida. Aproximadamente a mitad de camino, nos encontramos con el manantial que dio nombre al antiguo pueblo, ya que Ein Karem significa el manantial del viñedo. También se le conoce como el Manantial de María, porque según la tradición cristiana, la Virgen María se detuvo aquí para beber cuando fue a visitar a su prima Isabel.
La Iglesia de la Visitación conmemora precisamente la visita de María a Isabel. Es también conocida como Pietra del Nascondimento por ser el lugar en el que San Juan se escondió cuando Herodes fue a por él.
En la fachada de la iglesia, un hermoso mosaico muestra a María montada en un burro y escoltada por ángeles en su camino de Nazaret hacia el área montañosa de Judea, donde se sitúa Ein Karem. En el patio, los peregrinos son bienvenidos por uno de los himnos favoritos de la Iglesia, la citada oración cantada del Magnificat de María, que ella rezaba cuando se encontró con Isabel, escrito ahora en no menos de 47 idiomas en el muro que da hacia la iglesia.
La singular iglesia está construida en dos niveles y fue erigida en 1955 sobre ruinas bizantinas y de los Cruzados. Dentro de la capilla inferior, los muros están decorados con pinturas de escenas bíblicas, como por ejemplo, el padre de Juan, Zacarías, sirviendo como sacerdote en el Templo y el encuentro entre María e Isabel.
Por el exterior, subiendo unas bonitas escaleras adornadas con multitud de flores y rodeadas de jardines, se accede a la planta superior, donde se encuentra una capilla con pinturas de escenas históricas.
Volvimos de nuevo al camino, esta vez al ser bajada lo hicimos sin cansarnos y pudimos parar para hacer algunas fotos de lugares con encanto que nos encontramos en el recorrido. Nuestra siguiente visita justo en el centro histórico del pueblo sería la Iglesia en honor de San Juan.
La iglesia de San Juan Bautista sobre restos de la iglesia bizantina que existía en el siglo IV. El edificio fue levantado por los Cruzados y en su totalidad es del siglo XI. La cúpula pertenece al siglo XII. También restaurada por los monjes franciscanos en el siglo XVII.
La iglesia es de tres naves y cúpula en el crucero. En la capilla situada al fondo de la nave norte hay una gruta que se cree fue parte de la casa de Zacarías e Isabel. Debajo del altar puede leerse una inscripción latina, que traducida dice así:”Aquí nació el Precursor de Dios”. Como curiosidad decir que este santuario fue propiedad de España hasta 1980, cuando el gobierno lo cedió a la Santa Sede. De ahí que se observen gran cantidad de obras españolas. Los muros de la iglesia están recubiertos de azulejos de la Comunidad Valenciana, traídos durante el reinado de Isabel II. Los lienzos que decoran los muros son pinturas españolas de distintas escuelas, sobresale el cuadro de Juan Bautista, de Ribalta, encima de la puerta de la sacristía.
Recientemente se ha descubierto una cueva que formó parte de un complejo sistema de agua del siglo VIII a.C., consistente en un gran depósito de agua, o cisterna de 20 metros de profundidad, revocado y con tres piscinas al aire libre. Se cree que se reutilizó como lugar de culto donde se bautizaba en el siglo I siguiendo un ritual; es decir, desde Juan Bautista hasta el siglo II. Más tarde, según los investigadores, se estableció allí una comunidad de monjes que perpetuó la memoria del Bautista, por lo que recibe el nombre de Cueva de Juan Bautista.
Por último decir que Ein Karem da para mucho más, pero que por problemas de tiempo no pudimos alargar su visita, mas allá de dar un paseo por sus estrechas callejuelas y tomarnos un delicioso helado y un café.
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