Cetiña (Cetinje), la antigua capital de Montenegro era uno de los lugares que queríamos visitar desde Podgorica, así que a primera hora de la mañana salimos a la carretera. Escasos 40 kilómetros la separan de la capital por una carretera que quitando la salida de ésta, que se encuentra en obras, el resto está en muy buen estado. Teníamos el aliciente además de que el Centro histórico de Cetiña, se encuentra en la Lista indicativa de la UNESCO para proponerla como`Patrimonio de la Humanidad desde 2010, entre otras cosas por lo siguiente:
"El Centro histórico de Cetiña constituye un conjunto patrimonial de excepcional importancia, característico por su unidad armoniosa de elementos heterogéneos, monumentos protegidos individualmente, parques y una matriz urbana regular."
Cetiña es la ciudad más visitada por los turistas, tanto nacionales como extranjeros como destino cultural en Montenegro. La visita a Cetiña casi se cuenta como excursión obligatoria desde Podgorica, en los hoteles, agencias de turismo, catálogos y guías anuncian esta excursión a la que fue antigua capital de Montenegro.
UN POCO DE HISTORIA
Cetiña se funda en el siglo XV (aunque ya habitada desde hace 12.000 años como demuestran los restos encontrados) como el principal asentamiento de la región próxima al Monte Lovćen, montaña que le da el nombre al país. La primera vez que Montenegro fue reconocido como país ocurrió en la Conferencia de Berlín de 1878 y, en aquel momento, Cetiña se estrenó como capital de un Estado europeo independiente. Sin embargo, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial al formarse el estado de Yugoslavia se decidió el traslado la capital a Podgorica. Posteriormente, con la creación de la República Federal Socialista por el Mariscal Tito, la ciudad cambió su nombre a Titogrado, creció considerablemente y se convirtió en el centro administrativo de la República Socialista de Montenegro desplazando a Cetiña a un segundo plano.
Con la última independencia de Montenegro en 2006, el nuevo gobierno decidió honrar la participación histórica de Cetiña en la formación del Estado al reconocerla como el centro de la vida montenegrina, la cuna de la cultura del país y el centro de la religión ortodoxa más importante de la región y redactaron lo siguiente en la Constitución de Montenegro:
"La capital de Montenegro será Podgorica y a Antigua Capital Real de Montenegro será Cetiña."
Por lo tanto, ambas son capitales oficiales en Montenegro. Es más, tanto la residencia oficial como el despacho del presidente del país están ubicados en Cetiña y no en Podgorica, también posee la colección de museos más importante del país incluyendo el Museo Nacional de Montenegro. La sede de las bibliotecas que albergan los libros más antiguos de Montenegro también se encuentran en Cetiña.
QUÉ VISITAR EN CETIÑA
Hecha esta pequeña introducción, os relatamos nuestra visita y lo que hay qué hacer, visitar y ver en esta bonita ciudad. Aparcamos muy cerca del complejo monumental y nos fuimos a la oficina de turismo donde nos facilitaron un pequeño plano y nos ofrecieron la entrada a los diferentes museos por 10€.
Empezamos el recorrido por el Palacio-Museo de Pedro II Njegoš, que fue un príncipe-obispo de Montenegro. A este palacio también se le llama Biljarda, que significa billar, debido a su afición por este juego y a un gran billar que hizo instalar en su palacio. Fue construido en 1838.
Entre los jardines que rodean el palacio, se erige la estatua al espíritu de Lovćen, aunque los lugareños prefieren llamarla "el hada de Lovćen". Esta estatua de bronce fue erigida en 1.939 para conmemorar a los 350 montenegrinos residentes en EEUU que murieron cuando su barco se hundió cerca de Albania, ya que durante la Primera Guerra Mundial, muchos expatriados respondieron a la llamada para regresar y luchar por Montenegro.
Nos dirigimos después a una pequeña iglesia donde empezaba a hacerse colas de gente, construida sobre las ruinas de un antiguo monasterio. Tiene un interior encantador y contiene una capilla muy venerada. En el camino se pueden observar antiguos restos de edificios con columnas medievales. Estas se descubrieron a finales de los 80 cuando se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas y se descubrieron las ruinas del antiguo complejo monástico. En este lugar también funcionó la primera imprenta cirílica de los Balcanes, solo 40 años después de la inventada por Gutemberg. Se conserva en el Museo Nacional de Montenegro.
En 1886, el último soberano montenegrino Nicolás I comenzó la construcción de la nueva Iglesia de la Corte dedicada al nacimiento de la Virgen. Fue construida con piedra blanca, y el iconostasio extremadamente valioso fue realizado por pintores rusos de finales del siglo XIX. Cien años más tarde, la Iglesia de la Corte se convirtió en el Mausoleo del último rey montenegrino Nicolás I y su esposa Milena. Las ruinas preservadas del antiguo monasterio y la nueva iglesia representan hoy un conjunto arquitectónico integral y una excelente atracción turística.
Son admirables las vistas hacia las hermosas laderas del Parque Nacional de Lovcen que se pueden observar desde este centro monumental, el tesoro de la historia con el fondo de un tesoro de la naturaleza que ha influido de manera importante en la cultura y la tradición de Montenegro. Cuando se visita Cetiña se tiene la sensación de que el tiempo se ha detenido. Numerosos edificios antiguos rodeados de bosques que alguna vez han formado parte esencial de la historia de Montenegro.
Y pasamos a ver la joya de este complejo, el Monasterio de Cetiña, aunque había sido construido en el siglo XV, los venecianos lo demolieron en el XVII durante la guerra de Morea y el que hoy se alza en su lugar es de principios del siglo XVIII. Se trata de un monasterio ortodoxo en el que según la tradición guarda las reliquias de la mano de san Juan Bautista y fragmentos de la cruz de Cristo, también restos de Pedro I, gobernante espiritual y civil de Montenegro. Nosotros pudimos ver las reliquias ya que nos "colamos" con un grupo de turistas, pero es bastante difícil que dejen entrar a visitantes que van solos. Lo que fue imposible es sacar alguna foto del interior que estaba permanentemente vigilado por monjes.
Es la sede de la Metrópolis de Montenegro y también del litoral, la principal diócesis de la Iglesia ortodoxa montenegrina, como véis, Cetiña vuelve a cobrar importancia respecto a la capital Podgorica.
Se observa que por encima de la entrada hay la viejo texto del fundador del monasterio, y destacan las galerías de columnas en dos plantas, en la superior, las columnas están decoradas con letras antiguas talladas.
Como curiosidad y para los más "valientes" diremos que desde aquí comienza un sendero que llega al mausoleo de Pedro II donde se obtienen en un día claro, las mejores vistas de Montenegro, ya que puede verse el mar y los Balcanes a la vez, pero claro, hay que subir a 2.523 metros, el mausoleo más alto del mundo. Capricho del rey que quiso ser enterrado en la montaña más alta de Montenegro para poder disfrutar de todo el país.
A continuación, nos dirigimos hacia el centro de la ciudad y en nuestro camino nos topamos con el Museo Nacional de Montenegro, que posee una colección de objetos que se remontan al antiguo pasado hasta la época actual de Montenegro. Es decir, contiene las huellas materiales y espirituales más importantes de la existencia del pueblo montenegrino. Están expuestas reliquias de guerra (armas, banderas, uniformes, escudos de armas), muebles , diversos tipos de elementos etnográficos y obras de arte (íionos, pinturas, esculturas, grabados y dibujos).
En Cetiña no todo son visitas bajo techo, pasear por sus calles, sus parques y sobre todo sus hermosos cafés donde se puede ver pasear a los locales, es una experiencia gratificante y eso fue lo primero que hicimos cuando llegamos al centro de la ciudad.
Haciendo caso del mapa que habíamos conseguido, llegamos a la calle principal de Cetiña, la calle Baja Pilvljanina, donde una serie de casas bajas pintadas con fuertes colores, nos llamó mucho la atención.
Todos los visitantes de la ciudad deben saber que es que aquí donde se pueden encontrar la verdadera artesanía y comida montenegrina. Por ejemplo, los mercados de artesanía son conocidos por ser los mejores lugares para comprar recuerdos y objetos típicos montenegrinos.
La ciudad es una extraña mezcla de la antigua capital y el pueblo llano, donde casas de una sola planta y mansiones señoriales comparten la misma calle. Varias de esas mansiones, que datan de la época en que los embajadores europeos se codearon con las princesas montenegrinas, se han convertido hoy en día en museos o escuelas de arte y música.
Cetiña es cada vez más popular entre los turistas, por lo que los lugareños comenzaron a pintar sus casas en colores vivos y el gobierno local comenzó una serie de proyectos para restaurar los edificios, los mercados y las fachadas de la ciudad.
Esos colores vivos y alegres que echamos en falta en Podgorica, porque pasear por las calles de Cetiña, no tiene nada que ver a pasear las de Podgorica.
Cetiña a finales del siglo XIX fue embellecida, y a los monumentos medievales se añadieron otros más modernos y no menos interesantes. A raíz de su independencia, Montenegro empezó a recibir embajadores y cónsules de otros países, y se construyeron bonitos edificios para las embajadas y sedes internacionales.
Cetiña es un tesoro del patrimonio cultural e histórico de Montenegro y un sentimiento notablemente antiguo que es un reflejo de su época como centro diplomático, y que se plasma en la arquitectura de los siglos XVIII y XIX de sus calles.
Volvimos a retomar el camino de vuelta y como Montenegro es así de bello, no nos quedó más remedio que parar en alguno de sus miradores y contemplar el espectáculo que la naturaleza ofrecía a nuestros ojos.
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