Llegamos a Belgrado, capital de Serbia, en un vuelo de Air Serbia desde Podgorica. El vuelo fue de unos 35 minutos, ambas capitales están separadas por menos de 500 kilómetros, y lo nunca visto es que llegamos con casi una hora de antelación porque cuando en Podgorica subimos al avión, despegó unos 45 minutos antes de su hora de salida. Así llegábamos a otro país que desconocíamos y que teníamos un poco abandonado nuestro interés en él por los acontecimientos de la última guerra de los Balcanes.
La capital de Serbia tiene un aeropuerto internacional, el Aeropuerto Nikola Tesla, situado a 18 km del centro de la ciudad. Cuenta con buenas conexiones con las principales capitales europeas, pero desgraciadamente las conexiones con España no son tan buenas, por eso, elegimos incluirla en nuestro viaje por los Balcanes y llegamos a ella desde Montenegro.
COMO LLEGAR DESDE EL AEROPUERTO AL CENTRO DE BELGRADO
Los medios de transporte que se pueden utilizar para ir desde el aeropuerto de Belgrado hasta el centro de la ciudad son únicamente el autobús y el taxi, ya que no dispone de conexión por tren o metro. Hay varias paradas de autobús que están situadas justo a la salida de la terminal de llegadas. Están bastante bien indicadas y se puede elegir entre las siguientes:
- Shuttlebus (linea A1). Es la línea más rápida. Hace el trayecto directamente desde el aeropuerto de Belgrado hasta el centro de la ciudad. Tan solo con en dos paradas intermedias antes de llegar al centro, concretamente a la Plaza Slavija. El trayecto se hace en unos 30-40 minutos dependiendo del tráfico y el precio del billete es de 300 dinares (2,60€). Se compra directamente al conductor del autobús. Fue la opción elegida por nosotros.
- Autobús de línea numero 72 es la forma más barata de ir desde el aeropuerto de Belgrado hasta el centro de la ciudad. El precio es de 100 dinares (0,90€). No es la opción más cómoda ya que lleva mucha gente y hace bastantes paradas. El billete se puede comprar en el kiosko de la terminal de llegadas. Si se compra al conductor del autobús cuesta 150 dinares (1,30€). La duración del trayecto se sitúa entorno a los 40–60 minutos. La última parada es Zeleni Venac a menos de cinco minutos a pie de la calle Knez Mihailova, la más céntrica de Belgrado. Este fue el que utilizamos al llegar a Belgrado ya que paraba a unos 100 metros de nuestro hotel.
- El taxi es la forma más cómoda y rápida de llegar al centro de Belgrado desde el aeropuerto. El trayecto se hace en unos 15–20 minutos sin tráfico. Hay una tarifa fija de 2000 dinares (17€) hasta el centro de la ciudad. Desde Belgrado hasta el aeropuerto no existe esa tarifa fija y ponen el taxímetro, nosotros lo utilizamos el día que dejábamos la ciudad y no llegó a 10€.
QUE VER EN BELGRADO EN DOS DÍAS
Belgrado es una ciudad perfecta para una escapada de fin de semana, siempre y cuando se encuentre una conexión aérea rápida desde España. Como hemos dicho anteriormente, lo ideal es visitarla en primavera o verano y dedicarle al menos dos días completos. Es una de las capitales europeas más desconocidas para el turismo, si bien su popularidad como destino turístico va creciendo y cada vez son más los visitantes que se animan a descubrirla.
Belgrado es una ciudad relativamente grande, con casi 2 millones de habitantes, sin embargo da la sensación de ser una ciudad bastante menos grande, pues su centro histórico es pequeño y se puede recorrer sin problemas a pie. La gran mayoría de atractivos turísticos que hay que ver en Belgrado están en el Stari Grad (centro histórico) y lo normal es que casi todo el tiempo de visita se realice en esa zona.
El hotel elegido por nosotros fue el Hotel Palace, que no tiene nada que ver con los lujosos Palace de otras ciudades europeas, era un modesto cuatro estrellas, pero céntrico, construido en 1923 que tenía cierto aire nostálgico y al que desde luego le hace falta una buena reforma y reacondicionarse a los tiempos actuales, pero estaba limpio y servían un buen desayuno. El precio, algo menos de 70€ al día la habitación doble en régimen de alojamiento y desayuno.
Si bien Belgrado no tiene el patrimonio de otras capitales europeas, cuenta con los suficientes elementos y zonas turísticas para ver como para dedicarle un par de días visitando lugares. Si además a uno le atrae la historia contemporánea, es un destino pero que muy interesante. La llamada "ciudad blanca" que es la traducción del serbio de la palabra Belgrado, (BEOgrad-Belgrado) ha vivido 7.000 años de ajetreada historia a orillas del Danubio, pero la capital de Serbia ha sido también una ciudad arrasada por guerras y reconstruida decenas de veces. Según la Enciclopedia Británica de las ciudades, la capital de Serbia es la ciudad que más veces ha sido destruida y reconstruida.
PRIMER RECORRIDO
Empezamos nuestro primer recorrido turístico visitando la Iglesia Catedral de San Miguel Arcángel, que además de estar cerca de nuestro hotel, es una de las iglesias más importantes y bellas de Belgrado. Su campanario es visible desde la mayor parte del Nuevo Belgrado, así como desde las costas del río Sava hacia el sur. La Catedral fue construida en el siglo XIX por orden del príncipe Miloš Obrenović, en estilo neoclásico con elementos de barroco tardío. Su interior está ricamente decorado con uno de los techos más bellamente pintados de todas las iglesias serbias.
El Palacio del Patriarcado de la iglesia ortodoxa serbia se encuentra frente a la Catedral y alberga la Biblioteca y el Museo de la Iglesia Ortodoxa Serbia, así como una academia de arte eclesiástico.
Iríamos comprobando como Belgrado tiene un patrimonio histórico destacable y además que es una urbe que no deja indiferente, sobre todo, si se conoce su historia y su desarrollo después de las dos grandes guerras y la más reciente de los Balcanes.
En el centro histórico de Belgrado aún pueden observarse en magnífico estado de conservación, o mejor dicho de restauración, edificios de principios del siglo XX e incluso casas bajas del siglo XIX. Bien, desde aquí lo mejor es dirigirse al pulmón de la ciudad que además de parque, es una ciudadela con cientos de años de antigüedad y desde donde se pueden observar las mejores vistas panorámicas de Belgrado.
Nos referimos a Kalamegdan, que es un parque y una fortaleza situados en una colina con vistas a la confluencia del río Sava y el río Danubio. el nombre serbio de esta ciudadela, se remonta al siglo XVIII cuando fue modificado por la dinastía de los Habsburgo tras hacerse con el control de la ciudad frente al Imperio Otomano. La historia de la fortaleza, sin embargo, se remonta, al menos hasta el siglo III a.C., aunque es probable que anteriormente hubiese algún asentamiento en la zona.
El aspecto actual de Kalemegdan, es el que refleja el plano de la foto. En este parque además de la fortaleza y sus muros, se pueden visitar algunos atractivos turísticos como la Estatua Pobednik (o del ganador como también se la conoce) símbolo de la ciudad, la Torre del Reloj, el Museo de la Fortaleza, el Museo Militar, el zoo, y magníficos miradores donde observar la confluencia de los ríos que pasan por la ciudad, el Danubio y el Sava.
Este recinto amurallado mantuvo su relevancia geoestratégica durante la turbulenta historia de Belgrado. Durante más de dos mil años ha sido testigo de un sin fin de batallas, siendo destruido y reconstruido docenas de veces.
La ciudadela esta dividida en dos, como se observa en la foto del plano, en uno de ellos alberga los museos, además de otros reclamos curiosos como la estatua Pobednik, monumento que conmemora la primera victoria del bloque aliado en la Primera Guerra Mundial. En la otra parte se encuentra la parte histórica en la que se observan las edificaciones más antiguas y donde se encuentran los miradores sobre los ríos.
Belgrado, está situada en un enclave realmente fotogénico, al que ayuda de forma importante la confluencia de los ríos Danubio y Sava. Próxima al cruce entre oriente y occidente, en un extremo de Europa, su posición estratégica ha hecho que Belgrado fuese muy codiciada a lo largo de la historia. Romanos, Otomanos o Austrohúngaros, entre otros muchos, dejaron su impronta en una urbe que data del siglo IV a. C. El paso de conquistas y guerras ha dejado una huella imborrable y duradera en la ciudad.
Kalemegdan se sitúa en el corazón de la ciudad, en el punto donde se fundó la antigua ciudad romana de Singidunum, su privilegiada situación en la cumbre de una colina regala una maravillosa vista panorámica de la confluencia entre el río Danubio y el Sava. Si hay ocasión, recomendamos disfrutar de un atardecer desde las impresionante atalayas de la ciudadela. Es un espectáculo visual impresionante que deja un recuerdo imborrable.
Ver la puesta del sol desde la fortaleza de Kalemegdan y observar como cae el sol entre los edificios de la parte nueva de la ciudad, mientras en primer plano se tienen las vistas del encuentro entre el Danubio y el Sava es realmente precioso y muy recomendable para pasar una hora disfrutando de semejante panorámica.
Belgrado nos sorprendió gratamente, quizás porque no esperábamos gran cosa de ella, o no nos había interesado como se merecía, pero la capital serbia, que pasa por ser una de las ciudades más antiguas del Viejo Continente, sorprende por su carácter bohemio y culto, ya que se ha convertido en el epicentro del arte y la cultura del país. Belgrado ha sabido recuperarse de viejos conflictos, y hoy es una ciudad en pleno crecimiento que se está abriendo al turismo y que mira hacia Europa occidental como referencia para su desarrollo.
Una vez visitada la fortaleza de Kalemegdan y justo enfrente de la principal salida, se encuentra la calle Knez Mihailova. Es la calle comercial más importante y conocida de Belgrado. Es una calle peatonal que va desde la fortaleza de Kalemegdan hasta la Plaza de la República. En ella están presentes las principales marcas internacionales, casas de cambio, hoteles, cafeterías y restaurantes. Sin lugar a dudas, es una calle que se recorre más de una vez cuando se visita la capital de Serbia.
Paseando por el ancho bulevar peatonal repleto de edificios históricos, nos damos cuenta que es la principal arteria comercial de Stari Grad, la ciudad vieja. Muchos de los edificios de finales del siglo XIX y principios del XX se encuentran aquí, se pasea lentamente observando sus rincones y a la gente que deambula por ellos, porque en Belgrado, las personas no caminan, deambulan, y es en esta calle donde se conoce verdaderamente el pulso de la ciudad y desde luego una de las buenas razones para venir a conocer esta ciudad.
Aunque aún no forma parte del catálogo de los principales destinos turísticos, pero esta ciudad está dispuesta a robarle protagonismo a Barcelona o Berlín sirviéndose de ideas propias, sin plagiar ningún modelo, los serbios y en especial los habitantes de Belgrado, han conseguido a una de las mayores expresiones de vida artística y cultural de Europa. En la actualidad, la vida nocturna y las exposiciones de arte en cafés y salas están en constante desarrollo. Por cierto, el café que se sirve en Belgrado, es uno de los mejores que hemos probado en Europa, incluyendo los de Italia.
El kilómetro de longitud de la calle Knez Mihailova, fue incluida en 1979 en la lista de Unidades Histórico-Culturales Espaciales de Gran Importancia, y como tal está protegida por la República de Serbia.
Esta calle tiene un ambiente animado la mayor parte del día o de la noche. Se encuentran desde cafés contemporáneos y boutiques de marcas hasta importantes lugares culturales, como la Academia de Ciencias y Artes de Serbia o incuso la sede del Instituto Cervantes en Serbia, por cierto llena de alumnos según nos dijo el conserje del centro. Las mejores heladerías se encuentran aquí para hacer el paseo aún más agradable. Las paradas son continúas para observar las galerías de arte con entrada gratuita y la toma de fotos de la arquitectura que aparece ante nuestros ojos..
Las fachadas ornamentadas de muchos edificios del siglo XIX y principios del siglo XX forman todo un libro de texto de estilos arquitectónicos, incluidos el neoclásico, el neorrenacentista, el romántico o el modernista. Gran trabajo de reconstrucción y restauración, porque no olvidemos el reciente pasado convulso cuando la OTAN bombardeó Belgrado en 1999 durante 78 días seguidos dejando una destrucción que todavía hoy puede apreciarse en algunos edificios.
Al final de la calle nos encontramos con otro icono de la ciudad, la Plaza de la República. Es la plaza más céntrica de la ciudad y uno de los puntos de encuentro principales con numerosas paradas de autobús y tranvías. En ella se encuentra la estatua del príncipe Mihailo Obrenovic a caballo, el Museo Nacional, el Teatro Nacional. Es aquí donde tienen lugar los encuentros públicos y las manifestaciones convirtiéndose a menudo en el centro social y reivindicativo del país.
Tas una breve parada para comer algo y descansar, seguimos con nuestro paseo por la calle Kralja Milana y llegamos a el Antiguo Palacio Real y el Palacio Nuevo, situados uno frente al otro. El Antiguo Palacio Real fue la residencia de los reyes de Serbia y ahora es la sede del Ayuntamiento de Belgrado, y el Palacio Nuevo, finalizado en 1922 fue la residencia del Rey Pedro I y en la actualidad es la sede del Presidente de Serbia.
Ambos edificios se encuentran dentro del Parque Pionirsky en un entorno muy agradable con jardines, árboles y ornamentación floral. Parque visitado por familias y lectores debido a la tranquilidad que se respira.
No olvidemos que Belgrado es un centro administrativo, político y cultural del país. Las sesiones del parlamento y el gobierno serbio se llevan a cabo en esta ciudad y los edificios destinados a estos fines son de gran importancia cultural formando por lo tanto parte del itinerario turístico de los visitantes.
Nos sorprendió gratamente la escasa vigilancia y medidas de seguridad de la residencia del Presidente sebio (Nuevo Palacio) ya que se puede pasear tranquilamente junto a sus puertas.
Enfrente del parque al cruzar la calle se distingue la Asamblea Nacional de Serbia, un majestuoso edificio construido a principios del siglo XX por orden del Rey Pedro I de Serbia. Destacar que las primeras reuniones de la Asamblea Nacional Serbia se realizaban por la convocatoria del rey y fueron precisamente los parlamentarios quienes depusieron a la realeza.
Seguimos paseando por la calle Kralja Milana observando sus magníficos edificios en estilo ecléctico y art decó a uno y otro lado de la calle, hasta finalizar en la plaza Slavija un recorrido de casi dos kilómetros.
Y como la siguiente visita que íbamos a hacer se encontraba en una colina, aunque lo teníamos frente a nuestros ojos, no nos quedaban fuerzas para subir las tremendas cuestas después de la anterior caminata y por 2€ un amable taxista nos llevó hasta la misma puerta del gran templo de Belgrado.
La Iglesia de San Sava, el templo ortodoxo más grande del mundo con una cúpula que alcanza los 82 metros de altura. Su tamaño es descomunal y recuerda un poco a la Iglesia Alexander Nevsky de Sofía en Bulgaria, si os interesa podéis leer nuestro relato en "Qué hacer, qué ver en Sofía en 1 día.". Es una visita obligada si se viene a Belgrado. Esta enorme construcción, iniciada en 1935 y aún hoy en día inacabada, al igual que la Sagrada Familia de Barcelona, se erige a base de donativos tanto de particulares como institucionales.
Conforme a la leyenda, en el lugar donde hoy está situada la catedral, en el siglo XII tuvo lugar la ejecución del Santo Sava, el fundador y el arzobispo de la primera iglesia que fue destruida por completo por los conquistadores turcos. En las espaciosas salas de la iglesia pueden rezar hasta diez mil fieles, y su hermosa cúpula dorada es visible literalmente desde cualquier parte de la ciudad.
La belleza de su interior no deja indiferente y nos preguntamos si una vez esté terminada medirá fuerzas con la Catedral de la Resurrección de Cristo de Podgorica, que podéis ver y leer en "Qué ver en Podgorica, la capital montenegrina".
Precisamente aquí finaliza el primer recorrido de la ciudad, un paseo que puede hacerse perfectamente en un día y que cubre los imprescindibles de la ciudad de Belgrado en un día. Bueno nos quedaba cenar en La calle Skardarlija, pero os lo contamos más abajo.
SEGUNDO RECORRIDO
Empezamos el segundo día con una excursión y decimos excursión, porque el lugar que queríamos conocer estaba alejado del centro. Se trataba de ir a visitar "la Casa de las Flores" donde descansan los restos del Mariscal Tito y el Museo Nacional de la extinta Yugoslavia, llamado por los lugareños "el templo de la Yugonostalgia". No nos quedó más remedio que tomar un taxi desde el hotel cuya carrera no llegó a los 10€.
Merece la pena desviarse de las rutas por el Stari Grad por unas horas para perderse en los pasillos de un espacio que trata de explicar una compleja historia, con especial foco en la etapa socialista. Este complejo recibe más de 100.000 visitantes anuales que tratan, como nosotros, de empaparse durante unas horas de las memorias de esta extinta república socialista. Un relato que no se puede entender sin la figura de su jefe de estado durante décadas: Josip Broz Tito, al que se dedica un amplio espacio.
Accedimos a las taquillas donde hay que abonar la entrada de 400 dinars (3,50€) dándonos cuenta de que casi todos los empleados eran de avanzada edad, no sabemos si por ser simpatizantes del antiguo régimen o porque el cuidado de los museos lo hacen personas jubiladas para compensar su pobre pensión. La página oficial del complejo es esta: MUSEUM OF YUGOSLAVIA
Primero accedimos a la Casa de las Flores, no sin antes sufrir por las empinadas cuestas que llevan allí. Se trata de un luminoso invernadero cuyo exterior esta ornamentado con multitud de flores y una fuente circular. En el interior es donde descansan los restos del Mariscal Tito. Allí le acompañan multitud de curiosos objetos que acumuló durante su vida, muchos de ellos regalos de políticos y líderes mundiales con los que estableció relación durante sus más de 30 años de mandato. Trajes regionales o incluso una armadura samurái, entre las decenas de objetos, conforman una curiosa y ecléctica colección que pretende ser un extraño collage de una figura clave de la historia europea del siglo XX.
Este monumento que alberga la tumba del ex presidente de Yugoslavia que marcó tanto la segunda mitad del siglo XX en esta parte del mundo, ya sea por su nostalgia o simplemente por simple curiosidad, atrae a un gran número de visitantes no solo de la región, si no también del mundo.
El complejo, además de la Casa de las Flores, incluye el Museo 25 de mayo también llamado el Museo de Historia Yugoslavia que tiene 23 valiosas colecciones que incluyen regalos que Tito recibió como uno de los estadistas más reconocidos de la época. La atracción especial del Museo de Historia de Yugoslavia es la inusual colección de "Bastones de la juventud". Cada 25 de mayo, se celebra el Día de la Juventud y el cumpleaños de Tito, los hombres y mujeres jóvenes llevarían estos bastones a través de Yugoslavia para presentárselos a Tito en la ceremonia final en el estadio del Ejército Nacional Yugoslavo. Esta tradición continuó hasta 1980, el año de su muerte.
Los carteles propagandísticos, fotos, cartas y demás objetos y recuerdos expuestos en este museo ayudan a crear una imagen general de un estado que logró mantenerse al margen del telón de acero y posicionarse como uno de los líderes más destacados al frente del Movimiento de Países no Alineados. Retazos de historia, quizás ligeramente sesgados pero que ayudan conocer lo que fue esa Yugoslavia fuerte, unida y con gran reconocimiento internacional. Una etapa política que acabó de forma trágica con la Guerra de los Balcanes, un conflicto que durante los años 90 puso en evidencia la fragilidad de los procesos de convivencia cívica y religiosa en la Europa posterior a la II Guerra Mundial y que acabó desmembrando el antiguo país.
Terminada la visita tomamos de nuevo un taxi de los que esperan a la puerta del complejo y nos dirigimos de nuevo al centro de la ciudad, la Plaza de la República. Nos dirigimos a pie a la Plaza Terazije, a unos 400 metros de distancia, donde comienza el llamado Distrito del Diseño de Belgrado ¿Y que nos encontramos en el local más amplio? Pues a IKEA, el BDD es uno de los distritos de moda y compras más exclusivos con alrededor de 30 tiendas y boutiques que ofrecen artículos de moda únicos, joyas, decoración del hogar y piezas de arte para aquellos que desean destacarse. Este espacio combina estilos de alta costura y artesanales elaborados por jóvenes creativos. Por supuesto que no resistimos la tentación de hacer alguna compra.
En la misma Plaza Terazije nos encontramos con el palacio Albanija, el edificio más alto de los Balcanes en el momento de su construcción (1930) y el gran ejemplo de la arquitectura de la Secesión, el hotel Moskva. Un hotel de cuatro estrellas construido en 1906 bajo los cánones del Art déco, donde se hospedó Trotski cuando era corresponsal de La Gaceta de San Petersburgo y donde la Gestapo tuvo su sede durante la Segunda Guerra Mundial.
Tocaba comer y lo hicimos en un pequeño restaurante mientras dábamos descanso a nuestros pies y esperábamos que parase una tormenta que ayudó a refrescar el día. Pusimos rumbo a otro de los barrios históricos de la ciudad, el Barrio de Dorcol, que significa cuatro caminos en turco, donde se encuentran los últimos vestigios del imperio otomano, entre ellos una hermosa mezquita. La mezquita Bajrakli fue construida en el siglo XVI bajo la dominación otomana y es la única que se conserva hoy en día, de las casi 300 mezquitas que tuvo la ciudad de Belgrado. Se puede visitar su interior.
Este peculiar barrio se ha convertido en el barrio de estudiantes y merece la pena recorrerlo a pie, callejear y descubrir rincones, edificios y pequeños museos. Dejar de lado los prejuicios y disfrutar con el gris de sus calles, alegradas por los cientos de flores que las decoran cuando llega la primavera y los vistosos murales de arte urbano que destierran definitivamente la fama de ciudad sombría que la precede.
Nuestro recorrido por el barrio de Dorcol terminó prácticamente en las puertas de la Fortaleza de Kalemegdan. Aprovechamos para poder contemplar el tardecer desde este lugar y posteriormente poder contemplar su iluminación nocturna que es mágica.
Y si es interesante recorrer la ciudad, lo es más aún disfrutar de su comida y de su vida nocturna.
DÓNDE COMER EN BELGRADO.
Nosotros optamos por conocer el restaurante más antiguo de Belgrado, Restaurante ?, construido en 1823 levantado por constructores griegos al estilo de los Balcánes y que aún hoy mantiene su estética original. Ha cambiado numerosas veces de dueño y ha tenido varios nombres, el último en 1892 "Kod Saborne crkve" algo así como "dentro de la catedral" pero esto fue eliminado pronto, porque no cumplía con las regulaciones sobre restaurantes, ni tampoco las autoridades de Ia iglesia lo encontraban adecuado, asi que el último dueño puso solo un signo de interrogación, que se ha mantenido hasta el día de hoy. En 1834 tuvo la primera mesa de billar en Belgrado, y desde el mismo año, ha sido la primera sala de lectura de "Srpske Novine" (periódico serbio). Está situado junto a la iglesia de San Miguel Arcángel y realmente se come muy bien y a un precio asequible, a pesar de la fama que le precede. Un lugar muy recomendable.
Otros de los sitios casi perfectos para degustar una buena cena es hacerlo en la calle Skardarlija (muy cerca de Knez Mihailova) que está plagada de Kafanas, tabernas donde sirven comida tradicional serbia y en las que suele haber música en vivo, y en las calles de los alrededores están algunos de los mejores restaurantes de Belgrado.
La calle Skardarlija, es una pequeña calle empedrada y que junto a sus alrededores es considerado como el barrio bohemio de la capital de Serbia. Una zona que recuerda mucho al Montmartre parisino.
Belgrado es la ciudad que nunca duerme y el símbolo de la gran vida nocturna. La ciudad disfruta de una excelente reputación en lo que a vida nocturna se refiere. A diferencia de otras capitales europeas, aquí no hay día de la semana en el que no se pueda salir por la noche, con opciones para todas las edades, estilos de vidas y presupuesto. Cada vez cobra más fama mundial y fue elegida en 2008 por la CNN y The Times como la ciudad europea con más ambiente en lo que a vida nocturna se refiere. Mucha gente cree, cuando escucha hablar de Serbia, que sus ciudades están en guerra, son peligrosas y con delincuencia en las calles. La verdad es que es un país donde la gente vive bien y se divierte mucho.
Y hasta aquí nuestro diario de viajes en Belgrado, una ciudad que merece la pena visitar y que nos encantó.
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