Nos habíamos enamorado de la Bahía de Kotor incluso antes de conocerla, conocida por los lugareños como "Boka Kotorska" y en la que se pueden disfrutar más de 240 días soleados al año, está salpicada por una serie de pueblos y aldeas en sus orillas y con colinas de fiordos de piedra gris, alternados con montañas verdes pobladas de bosques. Estaba claro que por sus mansas aguas debíamos intentar realizar una excursión en barco. La encontramos navegando por el que quizás sea el blog más completo sobre Montenegro, www.montenegropulse.com, si queréis viajar a este país, no dejéis de visitarlo.
No tuvimos que pagar para hacer la reserva, pero por si acaso, nos acercamos al muelle el día anterior para asegurarnos de la salida a las 09:00h. Sin ningún problema, llegamos al día siguiente al embarcadero, nos estaban esperando con un barco para unas diez personas, pero... ¡ÍBAMOS A IR SOLOS! Como unos VIPS y por 20€ por persona, nos montamos en el barco y emprendimos la ruta a una velocidad más rápida de lo que debe ser normal, dirigiéndonos a la que sería nuestra primera parada, la Iglesia de Nuestra Señora de las Rocas (Gospa od Skrpjela), una de las atracciones más populares de Montenegro.
Se trata de una iglesia única, construida en una isla situada justo enfrente de Perast, ciudad montenegrina también protegida por la UNESCO.
Tiene siglos de antigüedad y está lleno de sus propias leyendas. ¿Que tal si empezamos por una de ellas antes de relataros nuestra visita?
LEYENDA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS ROCAS
El 22 de julio de 1452 dos hermanos, jóvenes pescadores, navegaban por la Bahía de Kotor, uno de los cuales estaba lisiado. Mientras los pescadores navegaban por el lado izquierdo del Monasterio de San Jorge pasaron junto a un pequeño risco que sobresalía del agua. En ella había un icono pintado de la Virgen María y el Niño. Quizás fue la fe lo que lo obligó a hacerlo, o la posibilidad de que el icono fuera un preciado tesoro arrojado por un barco naufragado. Pero a medida que se acercaban, el pescador lisiado tomó un remo del bote y levantó el icono del risco. Se lo llevó a casa con él y no pensó en nada más hasta la mañana siguiente.
Al levantarse por la mañana, el pescador se dio cuenta de dos cosas. Primero, el icono de la Madre y el Niño había desaparecido. Y segundo, ya no estaba lisiado. Corrió para contarle al sacerdote el milagro, pero sin pruebas del icono, poco podía hacerse, aparte de ofrecer oraciones de gratitud a la Virgen que él creía que lo había salvado. Sin embargo, solo unos pocos meses después, cuando los dos hermanos estaban pasando de nuevo por ese pequeño risco rocoso en la bahía, el pescador una vez más vio el icono milagroso, lo volvió a coger y esta vez, al atracar en Perast, corrió directamente al sacerdote diciéndole:
¡Este es el icono! ¡Esta es la razón por la que puedo correr, es la Virgen quien me ha sanado!
Y así, se decidió que se fundaría un santuario a la milagrosa Virgen María sobre ese mismo peñasco en el que se encontró el icono y que había sanado al pescador. Veleros viejos no utilizados se reunieron en la bahía, así como enormes rocas de la zona. Comenzó una procesión en dirección al risco y, una vez que llegó, los barcos y las rocas se hundieron hasta el fondo del mar hasta que se formó una isla. Y encima de esa isla se construyó el Santuario de la Virgen de las Rocas.
Cada año desde entonces, se ha llevado a cabo una procesión para asegurar que la isla se mantenga firme. Se llama fašinada y se lleva a cabo anualmente el 22 de julio. La Iglesia se ha convertido en un santuario para marineros a lo largo de los siglos, con la esperanza de mantenerse a salvo en los mares y comenzó la tradición de tirar una piedra al mar en este lugar cada vez que regresaban sanos y salvos de un viaje.
UN POCO DE HISTORIA Los registros muestran que en 1484 había una iglesia aquí. En mayo de 1535, la ciudad de Perast decidió ampliar el templo y los documentos de 1579 muestran que la iglesia se llamaba Nuestra Señora de las Rocas.
La iglesia perdió muchos de su tesoros el 22 de junio de 1624 cuando los piratas de Túnez y Cartago atacaron Perast, saquearon las iglesias y llevaron a la mayoría de la población a la esclavitud. En 1627 la iglesia fue golpeada de nuevo por un gran terremoto que la destruyó. La isla y la iglesia finalmente se terminaron en 1630, casi 200 años después de que se encontrara la imagen.
NUESTRA VISITA
Después de unos treinta minutos de travesía por las azules aguas de la bahía, haciendo fotos por doquier a uno y otro lado, llegamos a un idílico paraje donde se asientan dos islas. Una es natural, la isla de San Jorge, donde se encuentra el monasterio del mismo nombre del siglo XII (Sveti Đorđe), aunque la abadía de la isla de San Jorge fue supuestamente construida en el siglo IX.
En la actualidad es monasterio ortodoxo, pero a diferencia de la isla en la que se asienta la Iglesia de Nuestra Señora de las Rocas, no está abierto al público. También existe un cementerio donde descansan personajes de la nobleza de Perast. Las leyendas de este lugar son mucho más sombrías, incluyendo asesinatos de abades y frailes al estilo de "El nombre de la Rosa".
La otra isla es artificial, creada para levantar la Iglesia de Nuestra Señora de las Rocas y que fue en la que desembarcaríamos veinte minutos para recorrerla, tal y como nos indicó el patrón-guía del barco. Desde la isla se puede observar la ciudad de Perast de frente y otros muchos enclaves que quedaron plasmados en nuestras cámaras.
Visitamos la Iglesia por dentro, en la que destaca el gran altar ornamentado erigido en la iglesia a finales del siglo XVIII. El icono original que se encontró en la roca está ubicado en el centro del altar. Las paredes de la iglesia están llenos de cientos de placas de plata que fueron donadas como ofrendas por familias locales para proteger a sus marineros y el techo pintado con excelentes frescos del siglo XVIII.
El patrón-guía de la embarcación se acercó a nosotros para comprobar si habíamos finalizado la visita y continuar con el recorrido. Le contestamos que sí y subimos de nuevo al barco, desde allí fuimos directos al muelle del pueblo de Perast. Nos indicó que disponíamos de media hora para recorrer sus calles. Perast es otro pueblo tutelado por la UNESCO, pues está dentro de la Región Natural y Culturo-Histórica de Kotor, considerada Patrimonio Mundial de la Humanidad.
La UNESCO dice de Kotor y Perast que "son ciudades pequeñas muy características y auténticamente conservadas realzadas por una arquitectura de gran calidad. Su urbanismo está bien adaptado e integrado en el paisaje."
Y eso es lo que íbamos a descubrir en este pequeño pueblo montenegrino, que tiene un encanto mediterráneo maravillosamente preservado y un gran patrimonio histórico, rico en arquitectura veneciana, pues dispone de dieciséis palacios barrocos, diecisiete iglesias católicas, varias estructuras ortodoxas importantes y una serie de nueve torres defensivas, todas en piedra.
Los edificios más hermosos de esta pequeña ciudad fueron construidos en los siglos XVII y XVIII. En esa época, la marinería crecía y los capitanes construían magníficas villas que incluso hoy te capturan con su belleza. Perast es un lugar tranquilo y pacífico con algunos pequeños bares y restaurantes que son una delicia para tomarse un café junto al mar, frente a las islas y a las montañas.
Todo el pueblo podría catalogarse como el conjunto barroco mejor conservado del Adriático, y la Catedral de San Jorge es quizá el más destacado entre ellos.
Un paseo gratificante, ya que es uno de esos lugares que no te dejan indiferente. Se nos hizo corta la visita, así que recomendamos que la mejor manera de visitar este lugar es recorriendo los 12 kilómetros que lo separan de Kotor en una bicicleta o en coche de alquiler, recorriendo la carretera que bordea la costa y después coger los pequeños barcos que cruzan hasta las islas. Desayunar o comer en los restaurantes de sus orillas es una verdadera gozada.
Nosotros tuvimos que coger el barco que nos llevaría de vuelta a Kotor en unos 25 minutos y verdaderamente satisfechos por haber realizado esta excursión. Si queréis saber que se puede en Kotor, leed nuestro relato de "Kotor y su bahía".
Comments