Visitada la Catedral de Sibenik, nos dirigimos a Skradin situado a pocos kilómetros, un pequeño pueblo a orillas del río con una combinación de casas de piedra con fachadas pintadas de vivos colores y con una fortaleza en ruinas que se eleva en la colina. Sobresale la torre del campanario de la iglesia barroca católica de la Santísima Virgen María con una cúpula en forma de cebolla.
Lo primero que hicimos fue dirigirnos a nuestro hotel Skradinski Buk para dejar las maletas y pedir las informaciones necesarias sobre los barcos que zarpan hacia el parque, tales como localización, horario y precios. La ventaja de iniciar la visita al Parque Nacional de Krka desde Skradin, es que la entrada al parque incluye un viaje en barco a través del cañón de Skradinski Buk. Fuimos a la oficina del Parque y sacamos las entradas,alrededor de 14€ los dos. Los precios oficiales los tenéis en esta página... ENTRADAS PARQUE KRKA DESDE SKRADIN EN BARCO
El Parque Nacional de Krka es uno de los más bellos e impresionantes parques nacionales de Croacia. Además es un santuario para muchas especies de animales y plantas que están en peligro de extinción o que son autóctonas y solo se reproducen en este ámbito. Es casi imposible visitar cada una de las impresionantes cascadas que hay en el parque en un solo día, pero la excursión en barco a una de ellas, vale la pena. ¡Sin duda!
El Parque Nacional de Krka es una de las atracciones más conocidas de Croacia, y las piscinas naturales de vivos colores, proporcionan un telón de fondo espectacular para relajarse con la familia y amigos y nadar en sus aguas cristalinas. Cientos de cascadas vierten sus aguas en fantásticas pozas de color verde esmeralda.
Tras veinticinco minutos de travesía, llegamos a un lugar mágico repleto de cascadas y quebradas, con el río brotando con fuerza a través de la vegetación y las piedras.
Ochocientos metros de orilla a orilla, un maravilloso e impresionante espectáculo que nos brinda la naturaleza, con la cascada más grande del parque... Skradinski Buk. Bordeado por pasarelas, los márgenes del río nos esperaban para ser visitados y caminar por ellos. Desde allí observamos a los bañistas más intrépidos zambullirse en sus cristalinas aguas.
Krka es el hermano pequeño de Plitvice, las pozas y piscinas no son tan impresionantes, pero hay mucha menos gente y, lo más importante, en este parque se puede nadar en los lagos y cascadas (aunque sólo en este tramo). Así, mientras que la mayoría de los turistas acuden a Plitvice, Krka esta comparativamente más vacía de visitantes, y no hay que perder esta oportunidad. Totalmente recomendable su visita.
El parque continúa y nos invita a pasear más, a través de los caminos de los márgenes del río para ver más cascadas y saltos de agua. Existen miradores en los lugares más atractivos para asegurar que se puede contemplar uno de los espectáculos más insólitos de la naturaleza y desde todos los lados. Como curiosidad en la orilla derecha, donde nosotros iniciamos el recorrido, todavía se pueden ver partes de la primera planta de energía hidroeléctrica en Croacia. Esta planta inició su funcionamiento en 1895, tan sólo 2 días más tarde que la planta de energía hidroeléctrica en las cataratas del Niágara.
Destaca el hecho de que la ciudad de Sibenik, aguas abajo, tuvo suministro de electricidad antes que muchas de las principales ciudades de Europa.
Seguimos el camino hasta llegar a su parte más alta, donde es imposible no hacer una pausa para contemplar el espléndido paisaje que se observa desde allí. El río serpenteante atravesando los riscos de las montañas plenas de vegetación junto a la luz mediterránea que daba el sol de la tarde, es un recuerdo difícil de olvidar.
Después de aproximadamente dos horas de caminata con sus respectivas pausas para contemplar, descansar y fotografiar esta maravilla natural, regresamos al punto de partida.
Aún nos quedó tiempo de tomar una cerveza en un quiosco terraza junto al muelle donde atracaría el barco que nos llevaría de regreso a Skradín. En la poza más cercana observamos la cantidad de peces que seguramente esperaban las migajas que echaban los turistas.
La excursión terminó con un viaje de vuelta en un barco más grande esta vez, que nos permitió a la luz de la tarde, admirar durante el recorrido en su parte más alta, este magnífico enclave. La visita al Parque Nacional de Krka no es solo una excursión, es una aventura llena de belleza que hay que contemplar se vaya o no al Parque Nacional de Plitvice. Krka es sencillamente un lugar que enamora.
El recorrido tan hermoso como el de ida nos dio la oportunidad de ver el pueblo de Skradin y su precioso muelle desde el río. Un lugar tranquilo y lleno de paz, pero con todos los alicientes para el turista que se acerca hasta allí. De hecho, la revista Forbes, publicó un reportaje donde los magnates explicaban cuales eran sus sitios de vacaciones preferido y ... ¿Sabéis que dijo Bill Gates? Pues que le encantaba venir a Skradin.
Una vez llegamos al puerto, visitamos la oficina del parque donde libros, videos y maquetas muestran al visitante los secretos del parque y las diferentes opciones para visitarlo. Compramos unos recuerdos y nos dirigimos hacia el pueblo andando entre sus coloreadas calles empedradas.
También el pueblo tiene cierta fama de buen hacer gastronómico y por eso deambulamos entre los múltiples locales de restauración para elegir el restaurante donde iríamos por la noche. Un paseo agradable antes de ir a nuestro hotel.
Antes pasamos por el símbolo más reconocible de Skradin... La torre del campanario. Admiramos su recia construcción con base de piedra y que debido a su gran peso tuvo que ser construida junto al acantilado y no junto a la iglesia. Comprobamos la hora en su reloj de fachada y fuimos a darnos un pequeño descanso al hotel antes de salir a cenar.
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