ISLA CONTOY
Una de de las excursiones que teníamos claro hacer cuando preparábamos nuestro viaje a México era visitar una isla desierta en el mar Caribe, de esas que salen en las postales o en las pelis de piratas. Nuestro objetivo desde el principio fue la Isla Contoy, que está localizada en el Parque Natural del mismo nombre a unos 40 Km mar adentro de Cancún, en donde las aguas del Mar Caribe se unen a las del Golfo de México. Además, iríamos también a hacer snorkel en el Arrecife Ixlaché al sur de Contoy que marca el inicio de la segunda barrera de coral más larga del mundo, después de la de Australia, el Gran Arrecife Mesoamericano.
La excursión desde luego es la más cara que hicimos (unos 90€/ persona), pero desde luego vale la pena y mira que nuestras recomendaciones las hacemos al final del artículo, pero tenemos tan claro que gustará a cualquiera que la realice, que antes de empezar nuestro relato, ahí va nuestra recomendación... ¡No os la perdáis si vais a Cancún o al Yucatán!
Es una isla paradisíaca y tranquila ya que el acceso es limitado (no más de 200 personas al día) e islas vírgenes sin la mano del hombre haciendo de las suyas, hay ya muy pocas. Solo se puede acceder mediante excursiones organizadas por empresas autorizadas, es inviable hacerlo por libre. Las únicas construcciones en toda la isla son para biólogos y para el pequeño museo que hay dentro de una palapa, la electricidad se obtiene mediante energía solar. ¡Repetimos, lugar imprescindible para visitar!
Sobre las 08:00 de la mañana nos iban a recoger a nuestro hotel, pero alguna indisposición o algún incidente del conductor, hizo que se retrasara nuestra salida 1 hora hasta que vino otro vehículo a recogernos. Nos enteramos de todo ello "whatsapeando" con la agencia en donde contratamos, ya que nadie se dignó en llamarnos para comunicar el retraso. Mal empezábamos.
Nos llevaron al muelle del puerto deportivo privado llamado Punta Sam donde estaba preparado un desayuno a base de fruta y café. Nosotros veníamos desayunados del hotel así que no hicimos intención de probarlo, aún así reclamamos posteriormente a la empresa que contratamos, debido a la tardanza del coche de recogida alegando que no nos dio tiempo para desayunar. Y todavía no han contestado, ya os hablaremos de esta empresa para que no contratéis con ellos. Nos dimos cuenta que era un tour organizado con la autorización, el beneplácito y material submarino de National Geographic, por unos carteles que figuraban en su oficina, lo que nos proporcionó bastante seguridad. Subimos a un barco preparado para unas 50 plazas aunque no fuimos mas de 20 y empezamos una navegación de aproximadamente una hora y media.
El día no estaba para bromas, un viento racheado hacía balancearse más de lo normal al barco y el mar estaba "picado". No sabíamos si tendríamos oportunidad de sumergirnos en el arrecife. Menos mal que según avanzaba el día, el aspecto del mar mejoraba y por fin llegamos al él. El barco se paró, nos entregaron el material necesario (gafas, tubo, aletas y chaleco) y un guía nos explicó en que consistiría la actividad de snorkel que íbamos a realizar. La verdad que todo estaba muy controlado y tenían un monitor por cada 4 excursionistas que se encargaría de la seguridad.
Impresionante las aguas del arrecife Ixlaché, totalmente cristalinas y eso que había algo de oleaje. El barco era alto y para entrar en el agua había que saltar unos dos metros. Esto impidió que Pilar pudiera hacer la actividad debido a su lesión de rodilla, ya que no puede permitirse movimientos bruscos. Paco también tuvo sus temores, ya que hacia muchos años que no realizaba una cosa parecida, pero al final lo hizo e incluso también por primera vez sacó fotos y videos submarinos, como demuestran las imágenes.
Durante aproximadamente una hora y se pudieron ver toda clase de corales, peces de mil colores, cangrejos y pulpos que nos indicaban los monitores, e incluso nadar teniendo a nuestro lado a un tiburón gato que a pesar de no medir más de un metro, cuando se ve dentro del agua, impresiona.
Una vez acabado el snorkel, seguimos la navegación y en pocos minutos se divisaba la Isla Contoy, un verdadero paraíso en medio del mar Caribe. Las aguas circundantes de Contoy son muy ricas en nutrientes que sirven de alimento al plancton que constituye la base alimenticia de, entre otros, los tiburones ballena y manta rayas que se pueden observar sobre todo en verano, pero bajando a profundidades de 30 metros, pero esa es otra historia y otra excursión no apta para nosotros, pero dejamos la información por si alguien se anima.
El barco empezó a bordear la costa de la isla y nos íbamos dando cuenta de la belleza que estábamos observando. Contoy tiene una longitud de casi 9 kilómetros y su superficie terrestre abarca unas 230 hectáreas siendo el más importante refugio de aves marinas del Caribe Mexicano.
Una verdadera maravilla los colores de sus aguas y de su arena. Era como estar dentro de una postal. La sonrisa era el punto común de todos los visitantes de la isla. Nos avisaron en el barco de que dispondríamos de dos horas para disfrutar de la playa, antes de comer, y eso fue lo que hicimos... ¡Disfrutarla!
La infraestructura del parque en la zona eco turística incluye un muelle con boyas de anclaje y un muelle de madera. La arena blanca, no quema al sol, las aguas poco profundas, el oleaje tranquilo ideal para nadar. En este sitio, donde predominan el azul del cielo, el turquesa del mar y el verde de los árboles y plantas, nos "sacudieron" el resto del estrés. ¡Aquí las preocupaciones desaparecen!
Es el lugar ideal si se busca un sitio apartado donde estar solos, impresiona que al cerrar los ojos, no escuches más que el canto de los pájaros y el ruido del viento entre la maleza. En resumen, un oasis tropical conformado por playas cristalinas, vegetación espesa y una rica biodiversidad. Y si andas por la playa te encuentras todo tipo de fauna, desde iguanas ajenas a cualquier peligro, cangrejos ermitaños o pájaros bobos que te acompañan al andar.
Llegó la hora de comer, y aunque parezca mentira el menú fue delicioso. Ensaladas variadas, guacamole, nachos y pan. Se puede elegir entre pollo o disfrutar de un delicioso pescado Tikin Xic (especialidad de la gastronomía yucateca) hecho a la parrilla e incluyendo las bebidas (cerveza o refresco). Acabado el almuerzo, visitamos el centro de visitantes con una exhibición museográfica, una torre de observación de 20 metros de altura y dos senderos. Iniciamos en uno de ellos un recorrido guiado por la parte posterior de la isla que lleva a una laguna rodeada de manglares y cubierta de una diversidad de aves.
Estas lagunas, manglares y selvas bajas son hogar para 152 especies de aves registradas, concentrándose en invierno hasta 10,000 aves de variadas especies. A destacar sobre todo la anidación del Pelicano. En el verano, tres especies de tortugas marinas llegan a las playas de Contoy a desovar: la tortuga carey, la blanca y la caguama. Hay en la isla hasta 98 especies de plantas identificadas, aunque los manglares cubren el 70% de su superficie, lo cual provee de zonas de descanso y anidación a toda una diversidad de aves migratorias. El reconocido biólogo marino, el francés Jacques Cousteau, quedó fascinado por su biodiversidad; allí en sus aguas filmó su documental sobre la marcha migratoria de la langosta sobre el lecho marino.
Los mayas del postclásico (1000-1700 d.C.) visitaban Isla Contoy para pescar, la prueba son los conocidos concheros, por las evidencias encontradas de restos de conchas de caracol rosado y blanco que capturaban para alimento. Contoy deriva de los vocablos mayas kom (bajo o rehollada) y to’oy (abrigo), términos que se relacionan con las aguas bajas aledañas a la isla y por el óptimo refugio que da a los marinos durante todo el año.
Y llegó la hora de irnos, pero no de seguir visitando islas. De vuelta a Cancún, pararíamos antes de llegar en una de las islas más famosas de Yucatán... Isla Mujeres.
ISLA MUJERES
Esta isla tiene ocho kilómetros de largo por medio kilómetro de ancho y se encuentra apenas a seis kilómetros de la costa noreste de Cancún. El agua es clara, cálida y con abundante vida marina. No obstante, nada tiene que ver con Isla Contoy, no hay más que ver la silueta de la isla según íbamos acercándonos, con edificios de apartamentos y hoteles. Aún así, la isla está llena de encanto y es considerada por el gobierno mexicano como "Pueblo mágico".
La mayor parte de los residentes de Isla Mujeres viven del buceo y la pesca pero cada vez más el turismo se hace con la economía de la isla, siendo anfitriones muy hospitalarios tanto para los visitantes diurnos como para los huéspedes que pernoctan en ella. Es ideal si se busca un descanso del ritmo mucho menos agitado que el de Cancún.
El muelle del ferry de turistas, donde los visitantes desembarcan para entrar en el asentamiento principal de la isla, es muy céntrico, teniendo acceso inmediatamente a tiendas, restaurantes, bares, casas pintadas de colores brillantes y la Plaza Municipal. Al llegar se pueden alquilar ciclomotores o cochecitos eléctricos, para dar una vuelta por la isla.
Lleno de colorido, bullicio y paseantes nos dispusimos a aprovechar la hora de parada que nos dieron. Un pueblo de estilo caribeño con palmeras en las aceras de las calles, tiendas, todo tipo de restaurantes con música en vivo y un jardín escultórico al aire libre, aunque de dudoso gusto que se emplaza en la entrada a la playa principal. Bajando por el bulevar (le llamamos así porque tiene una mediana ajardinada) nos dejamos llevar. Terminamos en la playa pública, con una entrada de esculturas dedicadas a especies marinas. ¿A quien se le ocurrió eso? En todo caso nos inmortalizamos con ellas.
Hay que resaltar que desde luego cuenta con hermosas playas de arena blanca, tranquilas aguas cristalinas color turquesa y según dicen y los vecinos corroboran, cuenta con la gente más amable del Caribe Mexicano.
Sin duda alguna, lo que más impacta es la diversidad de la Isla, conviven juntos pescadores, artistas, músicos, buceadores, turistas, visitantes y expatriados, conformando una comunidad diferente a cualquier otro sitio de México. Con la belleza del Caribe, la herencia de los mayas, y el encanto tolerante de la gente, Isla Mujeres se ha convertido en un amable refugio para la gente de todo el mundo. Y por supuesto, cada vez más visitada.
En la actualidad, es uno de los destinos favoritos para los viajeros que buscan belleza natural, serenidad y un ambiente con el ritmo más lento que en el resto de la costa de la península del Yucatán.
Seguimos recorriendo la pequeña ciudad y observamos que el antiguo faro que ha sido "engullido" por las construcciones hoteleras y el monumento al pescador sigue siendo la escultura más monumental.
Los chillones colores de las fachadas de los edificios y el caos de los tendidos eléctricos, le confieren un aire aún más caribeño, lleno de autenticidad.
Y aunque no pudimos verlos, por falta de tiempo, en esta Isla ha crecido la fama de un especialísimo museo y para el que esté interesado, dejamos referencia y enlace.
MUSA es un proyecto innovador diseñado para contrarrestar los efectos del cambio climático en los océanos y los sistemas de arrecifes. Este fascinante museo está compuesto por una serie de esculturas de Jason de Caires Taylor, las cuales fueron colocadas bajo el agua frente a la costa. El artista planificó las esculturas, construidas con materiales ecológicos y a semejanza de pobladores locales, como arrecifes artificiales. En las primeras estatuas fueron “plantados” corales para facilitar su reproducción. Los materiales ecológicos promueven activamente el crecimiento del coral, con las propiedades inactivas del pH neutro capaz de durar cientos de años.
Ya solo nos faltaba fotografiarnos con el cartel pop-naif que anuncian las ciudades costeras de México y ver desde el barco el precioso atardecer a través de las limpias aguas del muelle. El barco se puso en marcha de regreso a Cancún, pasamos por el faro con cierta similitud maya aunque sea moderno y la tripulación nos obsequió con una sorpresa en el viaje de vuelta que no desvelaremos ya que entonces, los posibles turistas que se apunten a realizar esta excursión no quedarían sorprendidos y alegres como nos pasó a nosotros.